M'hijo el dotor/2
ACTO SEGUNDO
editarSalita de hotel. Bastante en desorden la colocación de los muebles. Sobre las sillas, un poncho, vestidos y paquetes. Un baúl abierto a la izquierda dejando asomar ropas. Cerca de él, una mesita con útiles de escribir, un calentador para mate y tarritos de yerba y azúcar. Hacia el centro, dos sofás uno frente a otro. Consola en el foro derecha. Puertas practicables al foro y derecha.
Escena I
editarJESUSA
JESUSA.- (Sentada ante la mesa, arroja la pluma, relee lo que ha escrito y lo rompe) ¡No!... ¡No le escribo!... ¡Se va a reír de mí!... ¡Tengo una letra tan fea!... El caso es que de cualquier modo tengo que hablarle... que decírselo... ¿Pero cómo se lo digo?... ¡De palabra me da mucha vergüenza!... Además, apenas tenemos tiempo de hablar... Todas las horas le son pocas a madrina para conversarle y acariciarlo... ¡Pobre Julio!.. ¡Se conoce que sufre!.. ¿Se acordará de mí, de su negrita adorada?... ¡Oh!... ¿Por qué no?.. ¿Y la otra?.. ¡Bah!... ¡Qué sonsa fui cuando me puse a llorar al leer la carta del señor Rodríguez!... ¡Los hombres tienen varias novias; una es la preferida, la verdadera!... ¡yo!... las otras son un entretenimiento... ¿Y si yo no fuera la verdadera?... ¡Oh!... ¡Soy yo!... Julio me quiere porque me lo ha dicho.. y si no me quisiera mucho, mucho; si en estos tres meses la otra lo hubiera atrapado, cuando sepa... ¡Qué sonsa soy!... No puedo pensar en esto sin ponerme colorada... ¡Cuando sepa!... (Resuelta) ¡Oh!... ¡Yo le escribo!... ¡Se lo escribo!... (Se pone a escribir) "Queri... do.... Ju.... lio...." ¡Uy!... ¡La jota que me ha salido!... con ese palito de arriba tan encorvado. ¡Jesús!... ¡Si se parece a don Chisco, el puestero del Talar, con su jorobadita!... ¡No, no, no!... ¡se va a reír a carcajadas Julio! (Rompe y arroja los papeles) ¡Ay!... (Tirando los pedazos ) ¡Si la madrina los encuentra!... (Se pone a recogerlos; llaman a la puerta) ¡Voy!.. ¿Quién será?... (Abriendo).. ¡Ay!... ¡Misia Adelaida!... ¡Adelante... adelante! ¡Madrina!.... visitas.
Escena II
editarJESUSA, MISIA ADELAIDA, DOÑA MARIQUITA Y SARA
JESUSA.- (Saludando con besos estrepitosos) ¡Cómo está misia Adelaida!... ¿Cómo le va, Sara?...
MARIQUITA.- (Saliendo) ¡Jesús, qué sorpresa, comadre!... ¡Cómo le va! (Se besan) ¡Sarita!... ¿Cómo estás, mujer? (Idem) ¡Pasen... pasen! ¡Acomódense!... Esta pieza está hecha un revoltijo.. Ni tiempo de arreglar las cosas... Siéntese... aquí en este sofá... ¡Qué gruesa, qué moza está Sarita! Y don Cándido, ¿bueno? (Sara y Jesusa de pie conversan muy afectuosamente)
ADELAIDA.- ¡Bueno, comadre!... Debía venir con nosotras, ¿sabe?, pero ha llegado el mayordomo de Buenos Aires con unos carneros finos y tuvo que ir a desembarcarlos...
MARIQUITA.- ¡Ay, pobre!...
ADELAIDA.- Pero luego vendrá... Ha sido un alegrón para él la llegada de mi compadre Olegario... ¡Oh!... ¡Qué torpe soy!.. ¿No me iba olvidando de preguntar por él?...
MARIQUITA.- Fue a ver al médico. Usted sabrá que hemos venido únicamente por eso. No lo encuentro bien, comadre, a Olegario. Se le hinchan las piernas y le salen unos manchones muy feos, amoratados, en la cara... ¡Pa mí que es hidropesía!.. ¡Si usted lo viera, comadre, lo quebrado que está!... ¡Pobre viejo!... ¡Y después del asunto de Julio se ha puesto tan triste!...
ADELAIDA.- ¡Qué cosa, comadre!... ¡Qué desgracia!.... ¡Julio nos ha contado todo!...
MARIQUITA.- ¿Pero no se sacan los sombreros?... Supongo que vendrán a pasar la tarde... ¡Jesusa, llevate a Sara al espejo!... ¡Ah!... y prepará un matecito... (Sara y Jesusa van al espejo. Sara se quita el sombrero y se arregla el peinado)
ADELAIDA.- ¡No, gracias!... Hemos dejado de tomar mate. Nos hacia daño.
MARIQUITA.- ¡Vea qué cosa!...
JESUSA.- (Yendo a sacar algo del baúl) ¡Uy!... ¡Qué suerte!. Está más fea que yo. (Saca una caja de polvos y un frasco de agua colonia que deja después en la consola)
ADELAIDA.- Supongo, comadre, que se habrá visto con Julio....
MARIQUITA.- Sí, en seguida que llegamos. Fue a buscarnos a la estación... Viera, comadre, ¡qué escena!... ¡Pobre hijo mío!... ¿Ha estado enfermo?...
ADELAIDA.- La herida no fue nada, pero el muchacho quedó muy afectado. ¡Ha sido una gran injusticia de mi compadre!...
MARIQUITA.- ¡Lo que es mí pobre viejo la paga bien duramente! Pa mí lo más grave de su enfermedad es el disgusto que tiene, y lo peor es ahora. Julio viene a verme estando Olegario en casa; sin mirarlo siquiera, ¡como si para él no existiera!... Olegario tampoco le dice nada, pero se ahoga de pena, y cuando Julio llega, se va por ahí, por los rincones, escondiéndose como perro ajeno... Así que se va m´hijo, comienza a pasearse rezongando y hablando solo como si estuviera ido de la cabeza... ¡Ah, comadre, comadre!... ¡Qué gran desgracia!... Desde aquel día maldito, no hemos tenido un minuto de alegría en casa... (Llora)
ADELAIDA.- ¡No se aflija, comadre!... Tal vez esto se pueda arreglar. Ayer lo decíamos con Cándido. ¡Hay que reconciliarlos!...
MARIQUITA.- No; es imposible. Le he hablado a m´hijo y ya me ha dicho que jamás... ¡Está muy ofendido y con razón el pobre Julio!...
JESUSA.- (Luchando con Sara que trata de impedirle que hable) ¡Madrinita!... ¡Madrinita!... ¿Sabe lo que dice Sara? ¡Me dice... me dice... que Julio le ha prometido componerse con padrino!...
SARA.- ¡Me has echado a perder la sorpresa!... (Enlaza con su brazo la cintura de Jesusa) ¿Qué es eso, señora?.. ¿Está llorando?.. ¡Alégrese, pues!... Se lo voy a decir todo, aunque está mamá adelante... ¿Me guardas el secreto, mamita?.. ¿Sí?... Pues bueno; Julio me ha prometido que aprovechará la estadía de ustedes en Montevideo para hacer pedir mi mano con don Olegario. (Jesusa se desprende de Sara y va a ocultar su emoción como si pretextara una tarea)
ADELAIDA.- ¡Picarona!... Te lo tenías muy guardado, ¿eh?
SARA.- ¡Bah!.. ¡Bah!... ¡Tonta!... ¿Acaso ignorabas tú que teníamos amores?... ¿Y Jesusa? ¿Dónde te has metido, muchacha?...
JESUSA.- (Con voz desmayante) ¡Aquí... aquí estoy!
SARA.- (Yendo a su encuentro) ¡Jesús!... ¡Qué cara! ¿Qué ha pasado?... (Jesusa avanza con la cabeza baja)
MARIQUITA.- ¡La alegría, hija, la alegría!... ¡Lo quiere tanto a Julio!... ¡Nos quiere tanto!...
JESUSA.- ¡Sí!... ¡Sí!... ¡La alegría!... ¡no sé qué!... Me dio así como un golpe en el corazón... (Bruscamente echándose en los brazos de Mariquita) ¡Madrina!... ¡Madrina!... (La besa) ¿Verdá que Julio es muy bueno? ¿Verdá?... ¿Muy, muy bueno?... ¿Verdá que sí?
MARIQUITA.- (Apartándola) ¡Sí, hijita, sí!...
Escena III
editarDICHOS Y JULIO
JULIO.- (Entrando) ¿Se puede?
SARA.- ¡Julio!... (Van a su encuentro y lo toman cada una por la mano, trayéndolo al centro)
JESUSA.- (Con voz apagada) ¡Julio! ¡Julio! ¡Julio!...
ADELAIDA.- Si llegás un momento antes te encuentras con un velorio...
JULIO.- Me felicito de haberme retrasado entonces... Y... ¿Cuare causam?....
SARA.- ¡Tú!... ¡La cuestión tuya!
JULIO.- (Afectado) Siempre yo... ¿Estaré condenado a no producir más que desazones?...
MARIQUITA.- ¡No, hijo!... ¡Ya pasó eso!... ¿No nos ves a todas contentísimas? Sarita nos ha contado...
JULIO.- (Inquieto) ¿Qué?....
MARIQUITA.- Todo lo de sus amores.... La reconciliación con el viejo...
JULIO.- (Aparte a Sara) ¡Indiscreta!
SARA.- (A Julio) ¿Por qué?... Vi a tu mamá llorando tan entristecida que no pude contenerme... Al fin y al cabo tenía que saberlo.
JULIO.- Ha sido una caritativa imprudencia. ¡Después de todo... quién sabe el giro que pueden tomar las cosas!...
JESUSA.- (Aparte) ¡Dios mío! ¡Qué esperanza!...
JULIO.- Pero, ¿por qué no cambiamos de asunto?...(A Adelaida) Supongo, señora, que me ha de ayudar a distraer a mi viejita, que la invitará a algunos paseos y le hará conocer la ciudad y sus bellezas... Y tú, Jesusa, tienes que pensar en la modista, en los sombreros nuevos... en engalanarte a la moda. Te aseguro que llamarás la atención con tu belleza...
JESUSA.- ¡Yo!... ¡Una campusa!...
SARA.- ¡Ave María, muchacha qué modestia!... Te prometo, Julio, que entre yo y Cata la vamos a poner en un santiamén a la moda... Ya verás.... ¡Y callejearemos que será un gusto!...
JULIO.- ¡Bravo, bravo!
SARA.- (Atrayéndola hacia el sofá) Mañana si quieres podemos ir a lo de Perró, nuestra modista, la modista de moda, ¿sabés?... Te hará en tres días a lo sumo un traje de calle. (Jesusa distraída sigue con la mirada a Julio que toma una silla y forma coro con Mariquita y Adelaida) Se usan otra vez las mangas perdidas... Y es una exageración, hija, cómo las llevan algunas. Te aconsejaría que no te las hicieras tan largas... ¿Qué miras?... ¡Déjalos, pava!... Ya se vendrá Julio con nosotras... ¡No creo que le interese mucho la conversación con las viejas!.. ¡Cuéntame algo de la estancia! ¿Tienes muchos guachitos?.. ¿Y aquella ternerita blanca que cuidábamos juntas?... ¡Hoy será toda una señora vaca, madre de familia!.. ¡Y el toro!...
JESUSA.- (Enigmática) ¡Se me escapó!
SARA.- Con Julio nos acordábamos siempre de la estancia. ¡Claro!.. Como que en aquel viaje se me declaró... ¿Recuerdas?... En el paseo que hicimos a la gruta... ¡Qué dicha!... ¡Desde entonces puedo decir que conozco la felicidad!... ¡Es tan bueno, tan afectuoso, tan delicado!... ¡Y a ti te quiere mucho.. pero mucho, tanto como si fueras su hermana!...
JESUSA.- (Atormentada)¡Dios mío!...
JULIO.- No; no señora. No es amor propio. La prueba está en que no tendré inconveniente en hablarle primero... Es que esas heridas no se borran... La actitud del viejo ha matado en mí todo afecto. He dejado de quererlo...Me es absolutamente indiferente.
SARA.- ¡Míralo!... ¡Qué buen mozo!...
JULIO.- Y por satisfechos deben darse de que el asunto acabe así. Otro en mi lugar...
SARA.- ¿Y tu novio?... ¡Cuéntame algo!...
JULIO.- ¡Usted sale ganando, mamá! No tendrá que compartir cariño.
MARIQUITA.- ¡No seas cruel!... ¡De qué me vale que me quieras más si no existe paz en mi casa, si mi pobre viejo se me va muriendo de pesadumbre!... ¡Vamos! Vos no lo has olvidado... Lo querés aún. Te dura el escozor, eso es todo.
SARA.- ¡Julio!... ¡Ven un instante!
JULIO.- (Acercándose) ¿Qué ocurre?...
SARA.- Que esta pava de Jesusa porfía y porfía que no tiene novio.. ¿Verdad que sí?...
JESUSA.- (Mirándolo ansiosa) ¿Verdad?..
JULIO.- (Embarazado) No sé... el mejor juez...
SARA.- ¡Tonto!... Tú lo sabes. ¡Vamos!.. Dí quién es...
JULIO.- El que ella diga... ella lo sabrá...
JESUSA.- ¿El que yo diga?... El que yo diga... ¡Julio!... ¿El que yo diga? (Julio la mira fijamente) ¡Oh, no!... (Cubriéndose el rostro) ¡No puedo!..
SARA.- ¡Jesús, qué vergonzosa!...
JULIO.- (¡Pobre criatura!... ¡Le abreviaré la mortificación!...) ¡Mamá!... ¿Por qué no pasamos a las piezas de la calle?... Las muchachas podrán salir al balcón...
MARIQUITA.- Tenés razón. ¿Quieren que pasemos? (Se disponen para salir)
SARA.- ¡Ofréceme el brazo, Julio!... No seas descortés.
JULIO.- Les ofreceré el brazo...
JESUSA.- ¡Gracias! Vayan ustedes ¡En seguida iré!... (Vanse derecha, Jesusa los sigue desmayante con la vista.)
Escena IV
editarJESUSA
JESUSA.- ¡No me quiere!... ¡No me quiere!... ¡Era cierto, Dios mío!... No me querrá ni aun cuando sepa mi estado... ¡Qué va a ser de mí, Virgen Santa! Se le ve, se le conoce en la cara... ¡La ama y mucho!... Como decía quererme a mí... ¡Y eso que es más fea!... Mucho más fea... ¡Oh! ¿Por qué no he dicho delante de todas que era él mi novio? ¿Por qué, Señor, me ha faltado fuerzas para revelarlo?... Me miró como diciéndome: No me descubras; ¡guárdalo, entierra para siempre el recuerdo de nuestro amor!... ¡Ya no puede ser!... ¡Julio!... ¡Julio!.. Tú, que eras tan bueno ¿por qué sacrificas a tu pobre Jesusa?.. ¿Por qué me has mentido?.. ¡No! ¡Julio no me ha engañado!... ¡Me quería, sí, me quería!... ¿Por qué no habría de quererme?.. El disgusto con padrino habrá sido tal vez la causa... ¡No! ¿Para qué voy a hacerme ilusiones?... ¡No me ha querido nunca!... ¡Fui su entretenimiento!... ¡Me tomó como a una cualquiera, sin cariño!... ¡Virgen, Virgen Santa!... ¿Qué va a ser de tu hija?...
Escena V
editarJULIO Y JESUSA
JULIO.- (Entrando) ¡Jesusa!...
JESUSA.- ¡Julio!.. (Va a su encuentro y se le echa al cuello) ¡Es posible!... ¡Es posible, Julio mío!...
JULIO.- ¡Oh, Jesusa!... Seamos razonables. Aprovechemos este instante para hablar... (Sentándose) Te han mortificado mucho, ¿verdad, mi pobrecita?... ¡No será lo único que tengas que sufrir!
JESUSA.- Luego, ¿es verdad?..
JULIO.- ¡Sí; es verdad!.. ¡No me juzgues mal!... Voy a ser sincero. Podría mentirte aún, podría prolongar tus esperanzas, dejando correr esta situación equívoca; pero sería una doblez y me siento muy honrado para cometerla. Más tarde o más temprano era fatal que ocurriese... ¡Quiero a la otra!...
JESUSA.- (Desesperada) ¡Julio!...
JULIO.- ¡No te amaba!... ¡Fue una ofuscación aquello!.. ¡Tomé por amor lo que no era más que una vil manifestación del instinto!.. ¡Te busqué, te asedié, trastorné tus sentidos con cálidas ternuras, dejándote entrever con mis promesas sinceras, te lo juro, un paraíso de dicha!... ¡Ah!... ¿Por qué te me ofreciste, pobre criatura, tan linda, tan fresca, tan incitante?... Fue después que nuestros labios se habían unido, que la realidad vino a golpear en mi razón... Perdóname... Compréndeme... ¡No fui, no soy culpable!... No fuimos culpables... Fue un accidente... ¡La ley humana es implacable!... ¡Escúchame!... ¡Te estoy martirizando!... He padecido más por ti que por el desdichado incidente con mi padre... Hace un instante, viéndote dolorida y atormentada por la revelación, sentí una pena tan grande que si tú te alzas y gritas: "¡Julio, Julio es mi amante!...", me habría resignado a consumar el sacrificio.
JESUSA.- (Irguiéndose airada) ¿Sacrificio?... ¿Sacrificio?... ¿Sacrificio devolverme el honor, la dicha, la vida que me has quitado?.. ¡Julio!.. ¡Tú no eres el mismo!..
JULIO.- ¡Sí, Jesusa! ¡Sacrificio!... Muchas veces he pensado reparar a cualquier precio el daño que te he causado, pero el amor a la otra ha primado sobre todos los escrúpulos... Después... mi moral es distinta de esa moral que anda por ahí... ¿Por qué voy a purgar, renunciando para siempre a todo lo más caro a mi existencia, un delito del que yo no soy culpable?..
JESUSA.- ¡Y yo, Julio, y yo!...
JULIO.- ¡Sé razonable!... ¡Una vida sin cariño se haría insoportable para los dos!...
JESUSA.- Sí; tienes razón. Pero yo sería tan buena, tan afectuosa, tan dulce; sabría halagarte de tal manera que acabarías por amarme; estoy segura!...
JULIO.- ¡No se ama a plazo fijo ni con programa!
JESUSA.- ¡Julio!... ¡No me abandones! ¡Te lo pido de rodillas!... ¡Te lo ruego por lo más sagrado!.. ¡Por tu madre!.. ¡Julio! ¡Por nuestro hijo!.. (Oculta la cara sollozando convulsivamente)
JULIO.- ¡Oh!... ¡Qué desdicha! (Pausa) ¡Serénate!. ¡Vamos!.. ¡Ten valor! (La alza; Jesusa se apoya en su hombro y sigue llorando) La situación es igualmente irremediable... ¡No soy un cínico, ni un perverso, ni un mal hombre!... ¡Si pudieras ver todo lo que pasa aquí dentro, te convencerías!... No sé cómo atenuar la crudeza de mis razonamientos. Las cosas no han cambiado de aspecto. Ese hijo no agrava tu situación... Por el contrario, contribuirá a endulzarla.
JESUSA.- ¿Y toda mi vergüenza?
JULIO.- ¿Cúal?.. ¿La de ser una buena madre, comprendida, respetada y enaltecida por el sacrificio? ¿No sería mayor la de una unión cimentada en la violencia o en la mentira?... ¡Vamos!... ¡No te pongas así!... ¡Tranquilízate!... ¡Alza la cabeza!... ¡Mírame!... ¡Mírame bien!... ¿Me crees un malvado?.. Responde ¿Te parezco un vil sujeto?.. ¡Dilo, Jesusa!...
JESUSA.- (Después de mirarlo un instante, con voz ahogada) ¡Oh, no!..
JULIO.- (Besándola en la frente) ¡Vive, pues!... ¡Sé razonable y no hagas locuras! ¡Adiós! (Se levanta; Jesusa se deja caer sobre el sofá, sollozando desgarradamente, Julio la contempla un instante, apoyado en el respaldo del mueble, y se va).
Escena VI
editarJESUSA Y OLEGARIO
OLEGARIO.- (Avanza en silencio y ve el bastón y el sombrero de Julio sobre una silla) ¡Ya está ese aquí!... ¡Señor! ¿Hasta cuándo voy a padercer?.. ¡Yo me mando mudar!... (Oye los sollozos de Jesusa) ¡Eh!.. ¿Qué es eso?.. ¡Jesusa!... ¿Qué te pasa, hija?.. ¿Por qué llorás? ( Muy cariñoso, sentándose a su lado) ¡Vamos, hijita!... ¡Cuénteme!... ¡Alce esa cabecita!... ¿Qué le han hecho?.. ¡Diga!.. ¡No se así con su padrino!... ¿La han retao?..
JESUSA.- ¡No!... ¡Nada!.. ¡No me pasa nada!...
OLEGARIO.- (Enjugándole las lágrimas con su pañuelo) Por nada no se llora. ¿Está enferma?... ¡Sea franca con su padrino, que tanto la quiere! ¿Por qué están tan afligida?...
JESUSA.- ¡Oh!... ¡Padrino!... Es que...
OLEGARIO.- ¡Diga, pues!... ¡Hable!...
JESUSA.- ¡Es que me da mucha pena, mucha pena verlos a usted y a Julio como si fueran extraños!... ¡Mucha pena!... (Echándose al cuello) ¡Padrino!... ¡Soy muy desdichada!...
OLEGARIO.- (Conmovido) ¡Oh!... ¡Pobrecita!... ¿Era por eso no más?... ¡Cálmese!... ¡A mí también me da pena!... ¡Se me parte el alma!... ¿Pero qué le hemos de hacer?... ¡Ese muchacho es tan retobao; tan soberbio!... ¡Ya lo creo que de decirme una vez: "Tata perdóneme"... ¡Ya lo creo que perdonaría! ¡Pero humillarme yo, su padre!.. ¡Eso nunca!... ¡Vamos, no llore más!... ¡Séquese esas lágrimas!.. ¡Caramba!.. ¡Yo que venía tan contento a traerle una buena noticia y me la encuentro así!...Bien: le prometo hacer todo lo posible por arreglarme con ese muchacho... ¿Está conforme? ¡Bueno, y ahora la gran noticia!... Tiene que ir preparando la ropita pal casorio... Don Eloy ha llegado y...
JESUSA.- (Horrorizada) ¡Oh!...
OLEGARIO.- ¿Qué, no te alegra?... El me había dicho...
JESUSA.- ¡Padrino!.. ¡Padrino!...
OLEGARIO.- (Con extrañeza)¡Hija!.. Supongo que...
JESUSA.- ¡Padrino!.. ¡Yo no puedo casarme con don Eloy!...
OLEGARIO.- ¿Cómo?... ¿Qué es eso de yo no puedo?.... ¿Vos le habías dado esperanzas, te habías comprometido casi y me has hecho comprometer a mí y ahora salimos con ésas?...
JESUSA.- ¡Oh, qué angustia!..
OLEGARIO.- ¿Qué tiene don Eloy?... ¿No es buena persona?... (Asentimiento) ¿No es rico? (Idem) ¿No es joven y buen mozo? (Idem) ¿Qué más querés, entonces?...
JESUSA.- Es que.. es que.. ¡Oh, me ahogo!... ¡Es qué no lo quiero!...
OLEGARIO.- ¿Recién ahora se te ocurre?... ¿Y pa qué lo has estao entreteniendo?... ¡Ah! Seguramente ese loco de Julio te ha hecho creer que podés casarte con algún dotorcito de su calaña... ¿verdad? ¡Bah, hija!... ¡Esas son pamplinas!... ¡Vos no podés aspirar a nada mejor!... ¿Qué no lo querés mucho?... Ya le irás tomando amor cuando estén casaos y lleguen los hijos... Después.. yo en cualquier día entrego el rosquete y quiero dejar asegurado tu porvenir. Se lo prometí al finao tu padre y lo cumpliré. ¡La boda se hace, pues!..
JESUSA.- ¡No, padrino!.. ¡No es posible!... ¡Nunca!..
OLEGARIO.- ¿Cómo?.. ¿También vos te me sublevás? ¿También me desobedecés?... ¡Ah! ¡Los consejos de ese canalla de Julio!...¿Estaré condenao, Dios mío, a que me maten a ingratitudes?... ¡Como si no tuviera bastante con la deserción del otro, vos, vos, ingrata, mal agradecida, también te alzás contra mí!... ¡Vos!...
JESUSA.- (Retrocediendo de dolor) ¡No, padrino!... ¡No!... ¡No es eso!...
OLEGARIO.- ¿Qué es, entonces? ¿Querés a otro? ¿No?... ¿Cuál es la impedimenta?... ¡Vaya, mocosa!... ¡Usted se casa!..
JESUSA.- ¡No puedo padrino!.. ¡Perdóneme!... ¡No hablemos de eso!...
OLEGARIO.- ¡Usted se casa he dicho!.. (Se levanta)
JESUSA.- ¡No, no puede ser!.. ¡No puedo!.. ¡No podré casarme con don Eloy, ni con nadie!...
OLEGARIO.- ¿Eh?.. ¡Dios Santo!.. ¡Hablá... decí...decílo....todo!... (la zamarrea) ¡Todo!.. ¡Todo!...
JESUSA.- ¡Voy a ser madre!...
OLEGARIO.- (Arrojándola de sí) ¡Ah! ¡Perra!... ¡Arrastrada!... ¡Te mato!... (Alza el puño)
JESUSA.- (Echándose a sus pies) ¡Perdón!... ¡Perdón!...
OLEGARIO.- ¡Oh!... ¡Pobre viejo!... ¡Pobre gaucho viejo!... ¡Qué has hecho, gran Dios, para merecer maldición!.. (Se deja caer abrumado)
JESUSA.- ¡Padrino!... ¡Padrinito!... ¡No se ponga así!...¡Perdón!... ¡He sido culpable, pero soy muy desgraciada!... ¡Si usted supiera!... ¡Padrinito!... ¡Ay, Dios mío!... ¡Le da el mal!... ¡Padrino!... ¿Me oye?... ¡Virgen Santa!... ¡Se muere! (Desolada, dando voces) ¡Julio! ¡Julio!...
Escena VII
editarJESUSA, OLEGARIO, JULIO, MARIQUITA, ADELAIDA Y SARA
MARIQUITA.- ¿Qué pasa?... ¡Ay!...¡Esposo mío!... ¡Se muere!... ¡Julio, un médico!... ¡Olegario!... ¡Soy yo!.. ¡Tu viejita!...
JULIO.- (Sereno, reconociéndo) No se alarmen. No ha de ser nada... Un poco de agua colonia... ¿Hay? (Sara corre hacia la cómoda y vuelve con un frasco, empapando un pañuelo, que le acerca al rostro)
MARIQUITA.- ¡Marido mío!... ¡Marido mío!....
JULIO.- ¡Ya reacciona!..
JESUSA.- (De rodillas) ¡Padrino!... ¡Padrino!...
OLEGARIO.- (Aspira hondo) ¡Ya pasa!... ¡No ha sido nada!... ¡Es que me faltó aire!... Se han asustao, ¿no?... ¡Si no me voy a morir todavía!... Tengo algo que hacer en el mundo. Déjenme solo, ¿quieren?... ¡Solo con Jesusa!... Ella tiene que acabar de contarme... ¿Verdá, Jesusa?
JULIO.- ¡No, tata!... Lo que Jesusa tiene que contarle, se lo diré yo. (Movimiento de extrañeza)
JESUSA.- (Irguiéndose) ¡No, Julio!... ¡Cállate!... ¡No!... (Abrazándose a él)
JESUSA.- (Exasperada) ¡No!... ¡Es mentira!... ¡No le hagan caso!.. ¡No sabe nada!...
JULIO.- (Apartándola) ¡No debe ser un secreto!... (Jesusa se echa en brazos de Mariquita) ¡Sara, quiero que tú lo oigas también!... Esta desdichada criatura va a ser madre y yo...
SARA.- ¡Julio!...
OLEGARIO.- (Convulso) ¡Vos!...
JULIO.- ¡Yo!...
OLEGARIO.- (Precipitándose hacia Julio) ¡Vos!... ¡Bellaco!...
JESUSA.- (Interponiéndose) ¡Padrino!...
OLEGARIO.- ¡Merecías que te matara!.. ¡No te bastó maltratarme, hundirme en la desesperación, matarme a disgustos... que por tu culpa me estoy muriendo, sino que has llegado hasta deshonrar a esta infeliz, a esta inocente criatura!... ¿Dónde está tu honor? ¡Dónde tus buenos sentimientos? ¿Eso es lo que te han enseñao los libros, gran sinvergüenza? ¡Respondé!.. ¿Es tener corazón, siquiera matar a los padres a disgustos, seducir a una pobre muchacha y engañar a otra?.. ¡Decí, desalmao!... ¿No te conmueve el cuadro?.. Explicá tus grandes doctrinas. ¿La moral de tus padres te enseñaba esto?...
JULIO.- ¡La moral de ustedes no evitaba estas situaciones, padre!... ¡Mi moral, más humana, me dice que estos hechos son accidentes y que no existen responsabilidades!...
OLEGARIO.- ¿Pero qué estoy oyendo?...
JULIO.- ¡La verdad, señor!... ¿Qué repararía casándome con Jesusa?... ¡Pregúnteselo a ella, pregúntele qué preferiría.. si la caridad de mi mano y de mi nombre sin amor, o la respetuosa devoción del padre de su hijo!...
ADELAIDA.- ¡Hija, vámonos!...
SARA.- ¡Julio!
JULIO.- ¡No tienen por qué irse!... Sara, sólo tú podrás comprenderme. ¿Verdad que me comprendes?... ¡Sara, háblame!... ¡Una palabra tuya!.. ¡Una sola!..
OLEGARIO.- ¡Se ha visto desparpajo igual!...(A Sara) Váyase, pobrecita... ¡Esto no tiene remedio!... Julio tiene que reparar el daño que ha hecho.
JULIO.- ¡ No, señor! ¡No tengo que reparar nada!...
OLEGARIO.- ¿Cómo?... ¡Te atreverás, infame!.. ¡No, Julio! ¡No lo repitás!.. ¡No lo digás, siquiera!.. ¡Vos te casás con Jesusa!... Claro está... ¡Te casás!...
JULIO.- No me caso. Y le advierto, señor, que no tiene derecho a exigirme nada...
OLEGARIO.- ¿Qué estás diciendo?... ¡Como padre tuyo, no como padre de Jesusa!... ¡Te casás o te mato!... (Lo toma por un brazo)
JULIO.- (Repeliéndolo) ¡Tranquilícese! ¡Qué situación, Señor!..
OLEGARIO.- ¡No!... Estoy tranquilo... Te prometo no pegarte... Pero vos te casás... ¡Decí que sí porque te mato, eh!...
JESUSA.- ¡Oh!... ¡Basta!... ¡Basta ya!... ¡Padrino!... ¡Yo..yo soy la que no quiere casarse!... ¡Perdón!...
OLEGARIO.- ¿Vos?... ¡Ah, desgraciada!... (Alza el puño como para pegarle. Julio lo contiene).