Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1920)/Tomo I

Los trabajos de Persiles y Sigismunda: Historia setentrional (1920)
de Miguel de Cervantes
Tomo I
COLECCION UNIVERSAL

—————— N.os 237 a 240 ——————


MIGUEL DE CERVANTES



Los trabajos
de
Persiles y Sigismunda

HISTORIA SETENTRIONAL
TOMO I.—LIBROS I Y II


Precio: 2 pesetas.


MADRID, 1920

COLECCION UNIVERSAL






Miguel de Cervantes.




LOS TRABAJOS DE PERSILES Y SIGISMUNDA

HISTORIA SETENTRIONAL

TOMO I.—LIBROS I Y II







MCMXX




ES PROPIEDAD

Copyright by Calpe, 1920.






Papel especialmente fabricado por La Papelera Española.


COLECCIÓN UNIVERSAL


MIGUEL DE CERVANTES



Los trabajos
de
Persiles y Sigismunda

HISTORIA SETENTRIONAL
TOMO I.—LIBROS I Y II



MADRID, 1920






"Tipográfica Renovación" (C. A.), Larra, 6 y 8.—MADRID




Se ha dicho por algún crítico que Cervantes es la desigualdad misma: junto a sus mejores producciones, el Quijote, algunas de las Novelas ejemplares y casi todos los entremeses, escribió la más empalagosa de las novelas pastoriles—La Galatea—, unas cuantas comedias desprovistas de interés, y el más fantástico de los libros de aventuras: Persiles y Sigismunda. Y, como un buen padre, defiende con ardor a sus hijos enfermizos; porque, sin duda, los fuertes no necesitan ningún amoroso cuidado.

Del Persiles llegó a decir, antes de aparecer, que sería el libro “más malo o el mejor que en nuestra lengua se haya compuesto”, arrepintiéndose en seguida de haber dicho que pudiera ser el peor, “porque ha de llegar al extremo de bondad posible”.

Estas palabras, desde luego, expresan una opinión exagerada acerca de su obra póstuma—el Persiles se publica en 1617, y Cervantes muere un año antes—; pero la fama ha respondido también con un desprecio exagerado.

Esta novela, de innumerables aventuras entrelazadas, tiene un largo comienzo repelente. En los dos primeros libros se repiten, con una monotonía abrumadora, episodios parecidos—desarrollados en islas innominadas y polares—, en los que es difícil descubrir el destello de algo que nos anime a seguir la lectura. Pero, en cambio, si pudiéramos recomendar a los lectores que comenzaran por los dos libros finales, estamos seguros de que se aficionarían a esta novela extraña. Cuando el autor nos transporta a las tierras por él conocidas, Portugal, España, Italia, surge el Cervantes de las mejores páginas de sus obras maestras. En estos escenarios hasta reviven los pálidos personajes que, como fantasmas sin alma, se pasean por la primera mitad de la novela.

En la formación de ésta influyeron—como en otras muchas de las cervantinas—, junto a las múltiples lecturas de su autor, las tristes o alegres experiencias de su vida.

Cervantes dice que estos Trabajos de Persiles y Sigismunda se atreven a competir con Heliodoro, y si es cierto que de este escritor griego arranca el argumento fundamental, no es menos evidente que en sus episodios y en las novelitas intercaladas tuvo presente el autor la lectura de otros muchos libros de aventuras y de novelas bizantinas.

No es éste, por tanto, un libro de un interés continuado; pero al leerlo cuidadosamente sabrán destacarse páginas brillantes y episodios incidentales de un verdadero atractivo.