Escena II editar

LUIS, RICARDO, JORGE, MOZO, LISANDRO y luego, CAPATAZ.

LUIS.- (Viendo a LISANDRO que baja lentamente la escalera.) Fíjate quién cae...

RICARDO.- ¡Qué!... ¡Lisandro! No lo miren porque se nos viene. (LISANDRO desciende y se detiene mirando en derredor, luego avanza.)

LUIS .- ¡Qué arreglao está el pobre!...

JORGE .- Ése ya se emborracha con el olor de un bar...

LUIS.- ¡Es un desgraciado!... Le tengo lástima de veras...

RICARDO.- ¡Ya nos vio!... Vamos a hacernos los desentendidos... Pues como les iba diciendo, ¿saben?... (LISANDRO dándose cuenta de la actitud del grupo, converge hacia la izquierda, y ocupa una de las mesitas vacías.)

MOZO.- (Vuelve con la cerveza.) ¡Bien tiré! (Sirve.)

LISANDRO.- ¡Mozo!

LUIS.- (Volviéndose.) ¿Cómo te va, Lisandro?... (Los demás saludan con el ademán.)

LISANDRO.- ¡Bien, y a vos!... ¡Mozo!...

MOZO.- (Con mal modo.) ¿Qué quiere?...¡Aquí estoy!... ¡Qué tanto escándalo!...

LISANDRO.- Tráigame whisky «Smogley».

MOZO.- Oiga. Estas mesas son para comer... ¿No podría ocupar otra?

LISANDRO.- No me da la gana, ¿sabe?, no me da la gana... Usted me sirve aquí... Usted es un insolente... ¡Un whisky «Smogley» le he dicho!

MOZO.- Tengo orden de no servirle nada cuando venga en ese estado.

LISANDRO.- ¿A mí? A mí... He pedido un whisky... Y me lo van a traer. Llame al capataz... (El MOZO se va rezongando.) ¡Me lo van a traer!... ¡Qué se habrán pensado estos gringos ladrones! ¡Si yo pago, se me sirve y se acabó!

LUIS .- ¿Qué te pasa?

LISANDRO.- Que estos desgraciaos... (Poniéndose en pie.) Esta chusma insolente...a mí, a mí que los he enriquecido a propinas...

LUIS .- ¡No hagás caso! ¡Macanas del mozo!

CAPATAZ.- ¿Qué hay, don Lisandro? LISANDRO.- ¿Usted ha dicho que no me sirvan a mí... que no me sirvan? ¿Les ha dicho a los mozos... a mí...?

CAPATAZ.- No, eso no... Pero no le conviene tomar... Ya ha bebido bastante...

LISANDRO.- ¡Ah!... Usted le ha dicho, ¿eh?... ¡Mozo! Un whisky... Me han de servir... Son ustedes mis lacayos, ¿saben? ¡Me han de servir!... (Golpeando la mesa.) ¡Mozooo!...

CAPATAZ .- Vea. No me meta escándalo... Haga el favor... Váyase... (Tomándolo por un brazo.)

LISANDRO.- No me toques, porque te rompo la cabeza... Te rompo la cabeza... ¡Insolente!

LUIS .- (Interviniendo.) ¿Por qué no le han de servir?... (Apartando al CAPATAZ.) ¡Salga de aquí!... ¡Dejeló en paz!... ¡Sosegate, Lisandro!... Vení... ¡Tomarás con nosotros!...

LISANDRO.- Yo los quiero castigar primero... ¡Déjame!... Los quiero castigar...

LUIS.- (Conduciéndolo.) Vení... no seas zonzo... Sentate tranquilo... LISANDRO.- (Sentándose.) Los quiero castigar... Son unos insolentes...

LUIS.- ¿Qué habías pedido?

LISANDRO .- Los quiero castigar... ¡Whisky!... Los voy a castigar.

LUIS.- ¡Mozo!... Sirva al señor... (El MOZO vase.) ¡Quedate quieto!... ¿Qué ganas con pelear a un mozo?

LISANDRO.- Es que... porque me ven así, se han pensado que ya no soy gente... Porque me ven pobre y porque tomo...Bueno... Yo me emborracho... ¿Y qué? Si yo tomo, es porque ellos me sirven, y si ellos viven, es porque yo tomo... Los sinvergüenzas son ellos...

MOZO.- (Regresando.) El whisky...

LISANDRO.- ¡Lacayo inmundo!... (El MOZO se aleja.)

LUIS .- (Sirviendo.) ¿Vos dirás?...

LISANDRO.- Un poquito más... así... gracias... (Bebe después que le han puesto la soda.) ¡Tendría ganas de matar a un mozo! ¡Mirá!... Si vos no te metés le pego un tiro...

RICARDO.- ¡Con la papeleta, che!

LISANDRO.- ¡Papeleta!... ¡Hum!... (Saca un revólver.) Con este revólver... con éste.

LUIS.- Guardá esa arma... ¿Qué andas haciendo con revólver?

LISANDRO.- ¿Yo? ¿Yo? ¡Hum!... Este revólver tiene su historia.

RICARDO.- ¿Lo caloteaste?

LISANDRO .- Lo compré... No se asusten... Lo compré esta tarde para matarme...

LUIS .- ¡Vos, matarte! ¡No embroméis que lastimáis.

LISANDRO .- Vaya, ¿y por qué no puedo matarme? Es bien fácil; ¡se pone uno así, y zas! (Abocándose el revólver.)

RICARDO.- ¡Che!... No seas loco... guardá eso...

LISANDRO .- No tengas miedo... Ya no me mato...Compré el revólver esta tarde para pegarme un tiro, completamente resuelto; escribí una carta para el comisario... Aquí está para que vean que no miento...

RICARDO.- ¡Cierto, che!... ¡Fíjate qué loco lindo!

LISANDRO.- Bueno y cuando ya me iba a volar los sesos se me ocurrió que era una zoncera. ¿Para qué matarme, si ya estoy muerto?

LUIS .- ¿Cómo es eso?

LISANDRO.- Claro que estoy muerto... como tanta gente que anda por ahí... Hombre sin carácter es un muerto que camina...

RICARDO.- Tranca filosófica... Hombre sin moneda querrás decir.

LISANDRO.- Yo soy muy bueno, pero no tengo carácter y me emborracho y muero; vos sos un pillo y como tenés carácter vivís. Los bellacos no se emborrachan nunca, ¿has visto?, y viven.

LUIS.- Pero hay mucha gente buena que tampoco se emborracha.

LISANDRO.- Mueren de otra cosa... Los buenos no tienen carácter... Nunca triunfan y hacen daño.

LUIS .- ¿Y los malos, che?

LISANDRO.- Triunfan y también hacen daño...pero con la diferencia de que no se lo hacen a sí mismos ni a los suyos, y prolongan la raza. ¿Vos, sin carácter, vicioso, borracho consuetudinario, a quién reventás?... A vos mismo, a tu mujer y a tus hijos, a tu madre...Te matás y los matás...

LUIS.- Bueno. No nos des la lata. Y aclará las cosas. ¿De modo que vos pensás que sólo los malos tienen carácter?

LISANDRO .- Esperate un poco... Te diré... Pienso que los que no saben vivir, que los inadaptables, están muertos... Los buenos no saben vivir... Cristo murió; su religión persiste porque es mala...

VOCES.- (Desde una mesa.) ¡Basta! ¡Que se calle! ¡Que se calle!

LISANDRO.- No me callo porque tengo razón. Yo tuve una mujer... y un hijo... un hijito así de grande, y lo quería mucho... muchísimo... y ahora me pregunto: ¿por qué si los quería tanto les hice daño? ¿Por qué los abandoné y los maltraté, si tengo tan buen corazón?

LUIS .- ¡Claro!... ¡Por tus borracheras!...

LISANDRO.- ¿Y por qué me emborracho yo y los que no tienen corazón no se emborrachan? ¡Contesten!

RICARDO.- (Aparte a los otros.) ¡Manicomio!... ¡Está perdido!...

LUIS .- Bueno; no hablés tanto, que te hace mal... Tomá...

LISANDRO.- Claro que tengo razón... Claro que sí... El mozo no me ha servido...¡Mozo!... ¡Es un insolente!... ¡Todavía, todavía voy a matar!... Soy capaz de pegarle un tiro. Tengo muchas ganas... (El MOZO se acerca y sirve otro whisky.)

LUIS.- Toma, borracho, y déjate de fastidiar...

LISANDRO.- (Deteniendo al MOZO por el delantal.) ¡Che!... Ven acá... Yo te voy a matar, ¿eh?... Bueno... (El MOZO se desprende y se aleja. LISANDRO bebe un sorbo, paladeando con fuerza.) En fin, me voy.

LUIS.- ¿A dónde?

LISANDRO.- A cualquier parte... (Se alza, dispuesto a marcharse.)

LUIS.- ¡Che!... Déjame el revólver. ¿Qué falta te hace?... Trae...

LISANDRO.- ¿El revólver?... No, hijito; me hace falta... para empeñarlo, en el almacén de la esquina; lo amuro en tres o cuatro pesos... No tengan miedo... Adiós... (Se va lentamente por la escalinata. Llegan en este momento varios grupos de Parroquianos.)

RICARDO.- Éste se mata... Verán lo que les digo...

JORGE.- ¡Bah!... Pa lo que sirve. Podía haberlo hecho antes...

LUIS.- ¡A qué extremos ha llegado el pobre!

RICARDO.- ¿Eh?... ¡Quién sabe si no nos espera igual suerte!...

LUIS.- Descuidate vos y...

RICARDO.- ¿Y por casa, hermano?