Los intereses creados: Acto II, Cuadro tercero, Escena III
DICHOS y LEANDRO, que sale por la primera derecha.
CAPITÁN.-(Abrazándole). ¡Amigo mío!
ARLEQUÍN.-(Abrazandole). ¡Amigo y señor!
COLOMBINA.-Ah, señor Leandro!
¡Qué estáis salvo! ¡Que alegría!
LEANDRO.-¿Cómo supisteis?
COLOMBINA.-En toda la ciudad
no se habla de otra cosa; por las
calles se reúne la gente en corrillos,
y todos murmuran y claman contra
el señor Polichinela.
LEANDRO.-¿Qué decís?
CAPITÁN.-¡Y si algo volviera a
intentar contra vos!...
ARLEQUÍN.-¿Y si aún quisiera
oponerse a vuestros amores?
COLOMBINA.-Todo sería inútil.
Silvia está en casa de mi señora,
y sólo saldrá de allí para ser vuestra
esposa...
LEANDRO.-¿Silvia en vuestra casa?
Y su padre...
COLOMBINA.-El señor Polichine
la hará muy bien en ocultarse.
CAPITÁN.-¡Creyó que a tanto
podría atreverse con su riqueza insolente!
ARLEQUÍN.-Pudo atreverse a todo,
pero no al amor...
COLOMBINA .-¡Pretender asesinaros
tan villanamente!
CRISPÍN.-¡Doce espadachines,
doce..., yo los conté!
LEANDRO.-Yo sólo pude distinguir
a tres o cuatro.
CRISPÍN.-Mi señor concluirá por
deciros que no fue tanto el riesgo,
por no hacer mérito de su sernidad
y de su valor... Pero ¡yo lo vi!
Doce eran, doce, armados hasta los
dientes, decididos a todo. ¡Imposible
me parece que escapara con vida!
COLOMBINA.-Corro a tranquilizar
a Silvia y a mi señora.
CRISPÍN.-Escucha, Colombina.
A Silvia,no fuera mejor no tranquilizarla?...
COLOMBINA.-Déjalo a cargo de
mi señora. Silvia cree a estas horas
que tu señor está moribundo, y
aunque doña Sirena finge contenerla...
no tardará en venir aquí sin
reparar en nada.
CRISPÍN.-Mucho fuera que tu señora
no hubiera pensado en todo.
CAPITÁN.-Vamos también, pues
ya en nada podemos aquí serviros.
Lo que ahora conviene es sostener
la indignación de las gentes contra
el señor Polichinela.
ARLEQUÍN.-Apedrearemos su casa...
Levantaremos a toda la ciudad
en contra suya... Sepa que si
hasta hoy nadie se atrevió contra
él, hoy todos juntos nos atreveremos;
sepa que hay un espíritu y
una conciencia en la multitud.
COLOMBINA .-Él mismo tendrá que venir
a rogaros que toméis a su
hija por esposa.
CRISPÍN.-Sí, sí; corred amigos.
Ved que la vida de mi señor no está
segura... El que una vez quiso
asesinarle,no se detendrá por nada.
CAPITÁN.No temáis... ¡Amigo mío!
ARLEQUÍN.-¡Amigo y señor!
COLOMBINA.-¡Señor Leandro!
LEANDRO.-Gracias a todos, amigos
míos, amigos leales, (Se van todos, menos Leandro y Crispín, por la segunda derecha.)