Los intereses creados: Acto I, Cuadro segundo, Escena VIII
El SEÑOR POLICHINELA, DOÑA SIRENA, LA SEÑORA POLICHINELA, RISELA y LAURA, que salen por la primera derecha.
LAURA.-Sólo doña Sirena sabe
ofrecer fiestas semejantes.
RISELA.-Y la de esta noche excedió
a todas.
SIRENA.-La presencia de tan singilar
caballero fue un nuevo atractivo.
POLICHINELA .-¿Y Silvia? ¿Dónde
quedó Silvia? ¿Cómo dejaste a
nuestra hija?
SIRENA.-Callad, señor Polichinela,
que vuestra hija se halla en excelente
compañía, y en mi casa siempre
está segura.
RISELA.No hubo atenciones más
que para ella.
LAURA.-Para ella es todo el agrado.
RISELA .-Y todos los suspiros.
POLICHINELA .¿De quien? ¿De
ese caballero misterioso? Pues no
me contenta. Y ahora mismo...
SIRENA.-¡Pero, señor Polichinela!.
POLICHINELA.-¡ Dejadme, dejadme!
Yo sé lo que me hago. (Se van por la primera derecha.)
SIRENA .-¿Qué le ocurre? ¿Qué
destemplanza es ésta?
SEÑORA DE POLICHINELA.-¿Veis
qué hombre? ¡Capaz será de una
grosería con el caballero! ¡Que ha
de casar a su hija con algún mercader
u hombre de baja estofa! ¡Qué
ha de hacerla desgraciada para toda
la vida!
SIRENA .-¡Eso no!..., que sois su
madre y algo ha de valer vuestra
autoridad...
SEÑORA DE POLICHINELA .-¡Ved!
Sin duda dijo alguna impertinencia,
y el caballero ya deja la mano de
Silvia y se retira cabizbajo.
LAURA.-Y el señor Polichinela
parece reprender a vuestra hija...
SIRENA .-¡Vamos, Vamos! Que no
puede consentirse tanta tiranía.
RISELA.-Ahora vemos, señora
Polichinela, que con todas vuestras
riquezas no sois menos desgraciada.
SEÑORA DE POLICHINELA.-No lo
sabéis, que algunas veces llegó hasta
golpearme.
LAURA .¿Qué decís? ¿Y fuisteis
mujer para consentirlo?
SEÑORA DE POLICHINELA.-Luego
cree componerlo con traerme algún
regalo.
SIRENA.-¡Menos mal! Que hay
maridos que no lo componen con nada.
(Se van todas por ta primera derecha.)