Los derechos de la salud: 05
Escena IV
editar- (ALBERTINA, después RENATA y LOS NENES, un varón y una mujercita de 5 y 4 años, respectivamente)
ALBERTINA.- (Acompaña la salida de Luisa con un gesto compasivo y enjuga una lágrima.)
RENATA.- (Que entra con LOS NENES) ¿Cómo estás, Albertina?
ALBERTINA.- Oh, déjame... ¡Muy triste! ¡Si vieras que mal encuentro a Luisa! ¿La oyes? Un acceso terrible de tos. Se puso a hablar y hablar exaltándose como en un delirio... Y lo peor no es eso... Desconfía... Sabe todo...
RENATA.- Sí. Roberto me lo ha dicho. La asaltan con frecuencia esas crisis nerviosas. Son manifestaciones de la enfermedad... Ayer nos ha tenido angustiados a todos con sus interrogatorios y sus reproches. Sospecha, pero no está convencida de su mal. Esa insistencia en que le digamos la verdad, revela su incertidumbre.
ALBERTINA.- A mí me impresionó tanto, que estuve a punto de confesárselo todo.
RENATA.- ¡No! ¡Cuidado! La mataríamos. Nuestra negativa es el último asidero de sus esperanzas...
ALBERTINA.- Viene hacia acá. Disimula... ¡Pero qué bien están los nenes!... ¿Vienen del paseo?