Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


Las dos sordas.

Dos señoritas elegantes, ambas hermosas, pero mas sordas que una tapia, determinaron ir á visitar un capuchino que tenia fama de hacer milagros, para suplicarle que hiciera el de habilitar sus oidos.

— ¿Cómo se compondrán esas señoritas, dijo un chistoso, para ir en conversación?

— Es verdad, contestó otro, porque lo que es á la vuelta, si el milagro está hecho ya no habrá dificultad.