Nota: Se respeta la ortografía original de 1879.
EL HIJO SEGUNDO DE MARTIN FIERRO
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Lo que que les voy á decir
Ninguno lo ponga en duda,
Y aunque la cosa es peluda
Haré la resolucion,
Es ladino el corazon
Pero la lengua no ayuda.—

El rigor de las desdichas
Hemos soportao diez años—
Pelegrinando entre estraños
Sin tener donde vivir;
Y obligados á sufrir
Una máquina de daños.

El que vive de ese modo
De todos es tributario;
Falta el caheza primario
Y los hijos que él sustenta
Se dispersan como cuentas
Cuando se corta el rosario,

Yo anduhe ansí como todos,
Hasta que al fn de sus dias
Supo mi suerte una tia
Y me recogió á su lado,
Allí vivi sosegado
Y de nada carecia.—

No tenia cuidado alguno
Ni que trabajar tampoco—
Y como muchacho loco
Lo pasaba de holgazan;
Con razon dice el refran
Que lo bueno dura poco.

En mí todo su cuidado
Y su cariño ponia—
Como á un hijo me queria
Con cariño verdadero—
Y me nombró de heredero
De los bienes que tenia.—

El Juez vino sin tardanza
Cuanto falleció la vieja—
«De los bienes que te deja.
Me dijo, yo he de cuidar;
«Es un rodeo regular
«Y dos majadas de ovejas.»

Era hombre de mucha labia
Con mas leyes que un dotor—
Me dijo «vos sos menor
«Y por los años que tienes
«No podes manejar bienes,
«Voy á nombrarte un tutor.»

Tomo un recuento de todo
Porque entendia su papel,
Y despues que aquel pastel
Lo tuvo bien amasao,
Puso al frente un encargao,
Y á mi me llevó con él.—

Muy pronto estubo mi poncho
Lo mesmo que cernidor—
El chiripá estaba pior,
Y aunque para el frio soy guapo,
Ya no me quedaba un trapo
Ni pa el frio, ni pa el calor.

En tan triste desabrigo
Tras de uu mes, iba otro mes—
Guardaba silencio el Juez
La miseria me invadia—
Me acordaba de mi tia
Al verme en tal desnudes.

No sé decir con fijeza
El tiempo que pasé allí—
Y despues de andar ansí
Como moro sin señor,
Pasé á poder del tutor
Que debia cuidar de mí.