La satisfacción bien dada
La satisfacción bien dada.
Hé aquí un diálogo curioso entre un tonto y un hombre de talento:
— Caballero, sé positivamente que en la reunión de la condesa ha dicho V. de mí que era un necio.
— Caballero, no he dicho tal, y para que V. se convenza le puedo repetir mis palabras una por una, y usted juzgará.
— Acepto.
— D. Juan, he dicho, no es de los hombres grandes que saben mucho, ni de los necios que saben poco; es decir, D. Juan no sabe poco ni mucho.
— ¡Ah, eso es otro!