La región patagónica

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

LA REGION PATAGÓNICA


El informe del ciudadano don Ramon Lista dirigido al Ministro de la Marina y recien publicado sobre Patagonia es evidente testimonio de la competencia de este explorador argentino, y una luz nueva sobre esa region desolada. Se ve que Lista si no posee ó no ostenta la fuerza fisica con que algunos de los descubridores desafiaron el ceño ó los portentos de la naturaleza en el hemisferio americano, está dotado de perseverancia y del espíritu de observacion.

Su viaje, del cual prepara un plano geográfico, ha proporcionado datos ignorados hasta ahora no solamente sobre la fisonomía del país, sino sobre sus fenómenos aprovechables. Se fija 6 rectifica el curso de los raudales, á que se habia asignado tal vez excesiva importancia, pero que en realidad no son sino torrentes como los que tienen su manantial en los hielos de los últimos eslabones de la cadena andina. Se encuen tra el Valcheta, y nuestro compatriota, recordando tal vez á esos peregrinos que cruzaban la arenosa soledad que el Mar Muerto entristece, ha recorrido la distancia entre aquel arroyo patagónico y el Rio Negro, dándole el aciago nombre de la tierra maldita.

Pero él nos hace pasar con mayor denuedo el rio Santa Cruz que despues del Negro es el mas importante de aquella extremidad austral.

Señala el Puerto Deseado como el mejor de esa costa, cuya configuracion caprichosa ofrece peligros al que se aventura sin la experiencia de sus bancos, como en la Bahía de San Julian y en otras. Por fortuna muy pronto algunos faros arrojarán su luz consoladora en la noche y en las olas amargas.

La orografia de esos terrenos, cuya tétrica monotonía es interrumpida por cerros, no ha pronunciado su última palabra; pero abundan los basaltos, y se sospecharia que allí se encierra el arcano de mas atractiva riqueza.

Estamos perfectamente de acuerdo con nuestro viajero en la conveniencia de un total reconocimiento de los dominios océanicos de la República para la correccion de las cartas náuticas de Fitz Roy, adoptadas hasta ahora por los navegantes de todas las naciones.

Ya en lo futuro, con el desarrollo dado á los recursos navales y á la ciencia, sería anacronismo que en el litoral del Sud, los bajeles encontrasen las sirtes de los compañeros de Eneas, ó los peñascos fatídicos de Scila y de Carybdis.

No nos ha parecido muy visible la analogía que el naturalista señala entre la flora terrestre del Chubut y el Deseado con la de la provincia de Mendoza. Este último territorio no todo igualmente cultivable y ameno, se esmalta sin embargo con fajas cuya vejetacion fresca y robusta convida á la alegría de los hombres y de sus rebaños; y otras se adornan con todas las pompas de la vid.

El Sr. Lista, contemplando las orillas del mar, comprueba el solevantamiento de esa línea oriental batida en brecha, como él dice, por el oleaje sempiterno.

Por fin, no es olvidada la arqueología de tan misteriosa comarca. Allí se descubren todavía las dispersas reliquias de razas extinguidas. Allí se ven cavernas y antros funerarios del hombre prehistórico. Allí el filósofo sentado en esas ruinas meditaria sobre la edad del universo, las transformaciones de nuestra raza, la existencia efímera de las criaturas para confundirse despues en el seno del universo, ó disiparse con sus átomos.