La oliva y el laurel: 01

La oliva y el laurel
Alegoría escrita para las fiestas de la proclamación de S. M. LA REINA DOÑA ISABEL II
 de José Zorrilla
del tomo dos de las Obras completas ordenadas por Narciso Alonso Cortés.


Personas

EL GENIO DE LA GUERRA, gallardo mancebo armado.
EL GENIO DE LA PAZ, noble matrona, vestida de blanco, coronada de oliva.
LA BUENA FE, representada en un rústico y honrado labrador.
EL TIEMPO, viejo.
ECO, ninfa juguetona y parlera, vestida al capricho.
GENIOS SÚBDITOS DE LA GUERRA, COMO LA PESTE, LA AMBICIÓN, EL HAMBRE, etcétera, etc..

ATRIBUTOS Y GENIOS DE LA PAZ, COMO EL AMOR, LA AMISTAD, LAS ARTES, etc., etc. .

ACTO ÚNICO editar

Mansión horrible en el alcázar del genio de la Guerra, representada por una gruta o antro en el centro de una montaña, con toda la agreste belleza de que es susceptible semejante cuadro. En medio, un robusto y frondoso laurel. En el fondo, a cierta elevación, un lecho rústico en que se ve dormido al Tiempo, con sus mitológicos atributos. Trofeos de armas de todas clases, antiguas y modernas, se verán esparcidas por la escena, con cuantos muebles quieran ponerse alegóricos de la guerra.

ESCENA PRIMERA editar

Óyese ruido dentro de armas y voces, y salen varios Genios súbditos del de la GUERRA, arrastrando a la PAZ al laurel, en que la maniatan.

EL GENIO DE LA PAZ.

¡Monstruos! ¿Así se ultraja a una matrona?
¿Así me trata vuestro rey?

LOS GENIOS DE LA GUERRA.

Así.

EL GENIO DE LA PAZ.

¿Nadie mi causa compasivo abona?

LOS GENIOS DE LA GUERRA.

Nadie.

EL GENIO DE LA PAZ.

¿Y cautiva seré siempre?

LOS GENIOS DE LA GUERRA.

Sí.
(La dejan atada, y se apartan al fondo del escenario.)

EL GENIO DE LA PAZ.

¡Mísera tierra! De ominoso luto
tu faz envuelve en funerales tocas,
y de jugo vital tu suelo enjuto,
en grietas hiende, cuyas anchas bocas
la sangre chupen de las lides fruto.
Fuentes de sangre manarán tus rocas,
y tus verdes encinas corpulentas,
hojas y ramas brotarán sangrientas.

Las brisas que otro tiempo perfumadas
sonaron por tus bosques y jardines,
de sangriento vapor vendrán preñadas,
arrastrando el clamor de los clarines:
y en vez de tus silvestres enramadas
de espesas madreselvas y jazmines,
verás pudrirse entre tus secos guijos
los desgarrados miembros de tus hijos.

¡Mísera tierra! La guerrera trompa
atronará tus ámbitos sangrientos;
y despojada de tu fértil pompa,
que hoja por hoja arrancarán los vientos,
serás sólo un pedrusco en que se rompa
la furia de los locos elementos;
desierto de arenales y peñones,
madriguera de sierpes y leones.