La novia del hereje/Apéndice
Apéndice
editarA prima de la noche muy oscura,
la ruina sucedió con temblor crudo;
no está ni puede estar casa segura,
ni el hombre defenderse con escudo,
si Dios, que es propio guarda, no procura
guardarnos; pues aquesto solo pudo
dejar de aquesta suerte castigada
a Lima con su gente amedrentada.
Cayéronse las casas más lustrosas,
los templos y las más ricas capillas,
que allí muestra las manos poderosas,
y hace, muy mayores maravillas.
El alto donde hay fuerzas belicosas,
en freno quebrantando las mejillas
de aquellos que procuran alejarse
de su divino bien, y no acercarse.
A Lucifer soberbio y jactancioso
que a la mañana fresca relucía,
al infierno en tinieblas temeroso,
condenado en perpetuo Dios le envía.
Aquel rico avariento codicioso,
allá desea gustar del agua fría
el poderoso rey fue convertido
en bestia, y heno y yerbas ha pacido.
A la bendita Virgen soberana,
espejo de humildad y de pureza
la vemos por la fe, como mañana,
y aura, coronada de belleza.
A Lázaro se dio de buena gana
el premio de su pobre y vil pobreza,
al manso Rey David dio Dios el cielo,
que manso fue, aunque Rey en este suelo.
Al fin, pues, el temblor que voy contando
las casas desbarata más fornidas,
echando por el suelo y derrocando
las torres muy hermosas y lucidas;
a las calles se salen suspirando
las damas, de temor amortecidas
quedaban, que era lástima mirarlas,
y más que no hay quien pueda consolarlas.
Quedó de este temblor tan arruinada,
y tan perdida Lima, que ponía
espanto nuevo en verla mal parada,
que piedra sobre piedra no tenía.
hallábase en la calle sin posada
quien bella casa antes poseía,
y todos, como dicen, a la luna
quedaron en la prueba de fortuna.
Cual hizo habitación con una estera,
el otro con un toldo pone tienda,
y con una tristeza lastimera,
recoge lo que puede de su hacienda;
a todos parecía la hora postrera.
Madeja muy revuelta era sin cuerda,
y el cabo no se halla aunque se busca,
que todos andan hechos chacorrusca.
El Visorey se va con los Oidores
a San Francisco, y hacen el Audiencia
en toldos, que aposentos los mejores
tuvieron muy menor la resistencia.
Dejémoslos aquí, frailes menores,
metidos en clausura y obediencia,
que Candish andaba agora muy envuelto
en el Estrecho y sur, y el diablo suelto.
(Barco de Centenera -La Argentina- Canto XXV al fin.)