La noche y la aurora
Desear la noche y maldecir la aurora
acostumbran los prósperos amantes;
mas la noche mis duelos más punzantes
hace, y los templa el alba bienhechora,
pues en ella tal vez abren a una hora
un sol y el otro como dos levantes,
en belleza y en luz tan semejantes,
que el cielo de la tierra se enamora.
La noche anhela el amador amado
que en sus tinieblas, de su dulce amiga
gozar espera el cariñoso lado;
mas yo es justo que siempre la maldiga,
pues en ella mi sueño idolatrado
su cruda ausencia a lamentar me obliga.