La llavera
Viste el hábito rancio y habla ronco en voz densa; sigue un perro la angustia de su sombra benigna; mascullando sus votos, reverente, consigna un espectro achacoso de rutina suspensa... Al repique doméstico de sus llaves, se piensa en las brujas de Rembrandt... sin embargo, es tan digna que Luzbel la chamusca, por lo cual se persigna y con aguas benditas neutraliza su ofensa... Ella sabe la historia de los Santos Patrones, de Syllabus, de ritos y de Kirieleysones... Ella sufre nostalgias sordas del Santo Oficio. En la gloria del Padre será libre de expurgo. Y se tiene por cierto que en la Noche del Juicio dará fe de los buenos moradores del burgo...