La hermosa sin boca

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


La hermosa sin boca.

Haciendo el retrato de una señorita hermosa el célebre pintor Rigaud, observó que la joven comprimia primia ridiculamente los labios con el deseo exagerado de que su boca pareciese muy pequeña. Cansado el pintor de aquella monería, le dijo:

— Señorita, no os canséis mas; si es que os gusta eso yo os pintaré sin boca.