La emperatriz
A César E. Arroyo
Mueven al aire rosa sus alas los pavones...
Huella la Emperatriz la escalera de jade
y su traje de luna y aúreas constelaciones
de un aroma inefable los jardines invade.
Sus ojos de luz tibia y de mirada sabia
hacen palidecer astros y pedrerías;
su carne macerada en ungüentos de Arabia,
de nardo ungieron siete noches y siete días.
Lagrimea una estrella en el cielo escarlata...
Reza el ángel del éxtasis su faz de terciopelo
y un anhelo infinito su corazón dilata...
(Enlazan alma y cuelo pensamientos humanos...
y en los sus diáfanos ojos se ve pasar un vuelo
de vagamundos ibis havia reino).