LA COPA NEGRA

La noche es una copa de mal. Un silbo agudo
del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler.
Oye, tú, mujerzuela ¿cómo, si ya te fuiste,
la onda aun es negra y me hace aún arder?

La Tierra tiene bordes de férretro en la sombra.
Oye tú, mujerzuela, no vayas a volver.

Mi carne nada, nada
en la copa de sombra que me hace aún doler;
mi carne nada en ella,
como en un pantanoso corazón de mujer,


Ascua astral.... He sentido
secos roces de arcilla
sobre mi loto diáfano caer.
Ah, mujer! Por tí existe
la carne hecha de instinto. Ah mujer!

Por eso ¡oh, negro cáliz! aun cuando ya te fuiste,
me ahogo con el polvo,
y piafan en mis carnes mas ganas de beber!