CAPITULO IV




EL RIO COLORADO


SUMARIO—Escases de datos sobre este rio.—Su origen.—Sus afluentes.—Territorio que recorra.—Trabajos de Villarino, Cruz, Peña, Concha, Bathurst, Chiclana y Rossetti.—Carta geográfica del último.—Profundidad del rio Colorado.—Su navegación en 1833.—Plano de sondajes de Chiclana.—Plano de la marcha del general Pacheco de regreso del rio Negro.—Corrientes.—Fondo.—Islas.—Bancos.—Saltos.—Montes.—Lagunas inmediatas.—Desembocadura en el Océano—Canales de acceso.—Exploraciones de Villarino y Cramer.—Islas y bahías.—Sondajes en los canales y en el rio.—Reconocimiento de 1878.—Discusión de sus resultados.—Condiciones generales de navegabilidad.—Estudios futuros.


El rio Colorado ha pasado casi desapercibido de los hombres de ciencia que han visitado los territorios del sur, á términos de que uo se conoce mas que una sola exploración que lo haya remontado hacia el interior. A esta circunstancia se debe la carencia de estudios y de datos sobre sus accidentes é importancia, lo que exije emprender un nuevo y formal reconocimiento sobre todo su curso.

La boca del rio y la sección comprendida entre el mars y Choique Mahuida han sido, al contrario, reconocidas y descritas por varios exploradores, con acopio de dato para la geografía.

El rio Colorado figura en las primitivas cartas y en as crónicas de los primeros tiempos de la conquista bajo el nombre de Desaguadero, que se daba también al rio Negro, queriendo indicar así la circunstancia de que por ellos hallaban salida al océano Atlántico las grandes masas de agua, procedentes del derretimiento de las nieves y de las lluvias.

En 1779 tuvo lugar lo que Angelis llama el descubrimiento de las bocas del rio Colorado por el piloto Don Basilio Villarino; y se dice descubrimiento con razón, porque hasta entonces nadie habia visitado aquel punto, á consecuencia tal vez de desaguar en una bahia sembrada de escollos y de bancos, que lo habia sustraído á las observaciones de los navegantes, pues al reconocer el cabo San Antonio mareaban afuera esquivando la peligrosa travesía. Villarino volvió á las bocas del Colorado en 1780 y en 1781, obteniendo los resultados de que trataremos en seguida.

En 1794 salieron dos nuevas expediciones desde el rio Negro, con el designio de reconocer el Colorado. La primera á las ordenes del capitán de fragata Don Juan Gutierrez de la Concha, que mas tarde ascendió á Gobernador de Córdoba, en cuyo empleo lo tomó la Revolución de Mayo y fué fusilado en la Cruz-Alta, deslinde de Santa Fe y Córdoba, por orden de la Junta Gubernativa de Buenos Aires. El diario de las exploraciones del Colorado por este oficial se perdió, sin duda á cosecuencia de su desgraciado fin.

La otra expedición iba á las órdenes de un piloto afamado, Don José de la Peña, de cuyo diario dice Angelis, que nada adelanta de lo que ya se sabia del Colorado, habiéndose ocupado mas especialmente de reconocer las bahías adyacentes á su desembocadura.

No vagaremos al acaso entre las congeturas de los antiguos sobre el oríjen del rio Colorado, pues, el ingeniero Don Emilio Rosetti, ha publicado un informe oficial, en el cual derrama luz sobre el problema de sus nacientes.[1]

El Señor Rosetti sostiene que el rio Grande (Gobu leuvu de los indios) sigue atravesando la pampa con el nombre de Colorado. El mapa con que acompaña su informe este ingeniero se reduce á la sección andina comprendida entre los 34° y 36° de latilud sur, que es precisamente la zona de la cuenca de las nacientes del rio Colorado.

Debiendo el ferro-carril proyectado cruzar el rio Grande un poco arriba de su confluencia con el de las Barrancas el señor Rosetti dibujó con esmero la cuenca andina de aquellos dos rios que, unidos á 36° 23' de latitud sur y 69° 15' de longitud oeste de Greenwich próximamente, forman el rio Colorado . En consecuencia, á fin de describir el oríjen de este rio y los diferentes cursos de agua que se reúnen para formarlo, analizaremos la carta de nuestro antiguo y estimado catedrático de ciencias físicas y exactas, el señor Rosetti.[2]

Desde el paralelo 35 la línea de las cumbres de los Andes, que tiene 3000 pies de elevación sobre el nivel del mar, en el paso de las Damas á 34° 59' latitud sud y 70° 26' longitud oeste de Greenwich, comienza á elevarse al sur, alcanzado en el cerro Colorado á 3954 metros descendiendo otra vez, siempre al sur, en una ondulación que baja á 3233m en el Descabezado Chico y vuelve á subir á 3756m en el cerro del Campanario. El punto culminante de esta rejion andina es, por consiguiente, el cerro Colorado. Los Andes forman allí tres declives que determinan otros tantos derrames sobre los ríos orientales y occidentales en este orden:

Al norte del cerro Colorado, las aguas despeñadas para Chile, forman una serie de arroyos y rios que nutren copiosamente al Teño, el cual baja de los Andes con el nombre de Colorado, desde el paso de las Damas, de donde arrancan también varios afluentes de nuestro rio Grande.

Al sur del cerro Colorado las aguas se dividen formando al occidente los rios Lantué y Colorado (y van tres del mismo nombre;)[3] y al sur-este una serie de afluentes de que vamos á ocuparnos.

Al este se derraman las aguas de las cumbres de las Damas y Tinguirica (4478m) formando las nacientes del rio Atuel.

La cordillera forma entre el Descabezado Chico y el volcan de Petroa, los valles de los Ciegos y de Valenzuela, por donde corre el torrente del mismo nombre. El valle de este rio tiene 300 metros de amplitud y dá numerosas vueltas. La misma vertiente alimenta á los rios de las Peñas y de las Cuevas, que unidos al interior se precipitan al rio Tordillo. El oríjen de aquellos tres rios queda pues, geográficamente marcado entre los 35° 12' 26" latitud sur y 70º 33' 21"de longitud oeste de Greenwich.

El Tordillo es el rio que corre por el valle Hermoso. Nace de las cumbres que corta el paralelo 35 y corre al sur, recibiendo las aguas de los valles de Somado y de Santa Elena las cuales forman los rio del Cobre, de Santa Elena y de las Vacas, originario es último de un lago que se halla en la falda sur-este del cerro de Santa Elena. Asi engrosado el Tordillo se une á los rios Valenzuela, de las Cuevas y de las Peñas, describiendo un arco al sur-este ya con el nombre de rio Grande, que después de recibir el tributo de las Barrancas, corre hasta el Atlántico bajo el nombre de Colorado ó Coluleuvú (Colú, colorado, leuvú, rio.)

En consecuencia, las nacientes del rio Colorado se encuentran en la zona de los Andes orientales comprendida entre los 34º 59' y los 35° 17' 30" de latitud sur y los 70° y 70° 87' de longitud oeste del meridiano de Greenwich, según la importante tabla de situaciones geográficas de los Pasos y Cerros de los Andes reconocidos por el ingeniero Rosetti en 1870.

Las aguas del cerro del Campanario y cordillera inmediata se precipitan al occidente para engrosar el rio Maule y al oriente para formar el rio de las Barrancas, que corre ai este, con lijeras inclinaciones al sur, hasta unirse al rio Grande á la altura antes indicada. El cerro del Campanario se halla situado á los 35° 57' lat. sur y 70° 28' long. oeste.

El señor Rosetti reconoció una parte del rio Grande y nos dice: « El rio Grande es muy turbio y caudaloso, con anchura media de 20m, encerrado entre barrancas de unos 8m de altura. Su agua, si no hubiese numerosos riachuelos á sus lados, seria necesario hacerla depositar en estanques artificiales para el ejercicio del ferro- carril. No lleva grandes piedras sino cascajo y arena... En su valle no hay vejetacion arbórea, ni piedra de construcción; pero si hay hermosos campos, cubiertos de escelentes pastos y buena tierra para hacer ladrillos. »

Desde la confluencia del rio Grande con el de las Barrancas hasta Cobu-leuvú aquel no ha sido explorado. Desde Cobu-leuvú lo examinó Cruz en su viaje de 1805, por un espacio de catorce leguas geográficas; pero no trae mas dato descriptivo que lo siguiente, que es muy poca cosa: « Este rio, desde donde nos apartamos de él empieza á hacer un medio círculo, tomando al sur, y pasando por el pié del norte de la citada cordillera Auca-Mahuida (sierra alzada) se dirije al nor-este hasta unos cerrillos de tierra blanquizca y otra á manera de castillo: desde cuyo sitio toma su carrera al este-sur-este y sur-este para los llanos, que se conocen muy bien desde este punto, porque, le forma caja, un cordon de lomillas y cerrillos, que se distinguen superiores hasta después que la vista no alcanza á los llanos.» Estos datos corresponden en el itinerario de Cruz, que traen los mapas modernos, á la sección comprendida entre Cobu-leuvú y Quenicó.

La gran exploración del rio Colorado realizada por la división del coronel Ramos en 1833, pasó de Auca-Mahuida, llegando hasta la confluencia de los rios Grande y de las Barrancas, donde regresó después de recorrer la misma sección del rio de que nos habla Cruz. Ahora bien, con este dato estamos ya habilitados para afirmar que el rio Colorado ha sido explorado en todo su curso, en esta forma:

1º Desde sus nacientes hasta la confluencia de los rios Barrancas y Grandes por el ingeniero D. Emilio Rosetti en 1870.

2º Desde este paraje hasta su desembocadura en el mar por las columnas de la Expedición al Desierto de 1833, con escepcion de trechos de alguna importancia.

Desgraciadamente estos reconocimientos, ó fueron con propósitos ajenos á la Hidrografía, como el del Sr. Rosetti, ó eran demasiado lijeros, deficientestes y de carácter práctico sobre todo, como el de 1833.

No conocemos el diario de este cuerpo de ejército, pero tenemos copia de la carta levantada por el coronel D. Feliciano Chiclana, que se conserva en el archivo del Departamento de Ingenieros de la Provincia y que acompañamos á este capítulo.

Es una carta imcompleta y su exactitud científica debe ser verificada por nuevas exploraciones. Es de advertirse que la carta del coronel Chiclana, que conserva el archivo público á que nos hemos referido, no trae leyenda alguna. Pensamos que los sondajes del rio en ella marcados como resultado de su navegación en botes fueron tomados en brazas, pues no es creíble que el rio Colorado tuviera en la época de aquellas observaciones y en algunas partes solamente un pié de agua. La profundidad de dos y cuatro brazas que la carta dá al Colorado, se esplica por las grandes lluvias é inundaciones de 1833, de que dimos noticia al tratar del rio Negro

La misma carta trae para la desembocadura del Colorado las siguientes observaciones: la hondura variaba desde 1 1|2 hasta 4 brazas, formando el rio allí varias islas á causa de su bifurcación en muchos canales. Desde las islas al interior la hondura era de 1 á 2 1|2 brazas. Desde el campamento donde zarpó el Capitán General de Marina el 19 de Marzo de 1833, el agua variaba de 1 á 4 brazas á medida que se remontaba el rio hasta el campamento de la División, en el paso del camino de Bahia Blanca á Patagones, donde el agua variaba ya desde una á tres brazas.

Angelis, hablando de la expedición de 1833, dice: « Mientras la goleta San Martin penetraba por la boca del rio, dos botes que se construían en las inmediaciones del campamento debían seguir los movimientos de la División Ramos, para elevarse hasta donde les era posible hacerlo. La San Martin muy cargada y calando nueve cuartas, pasó por la barra, y el 27 de Julio fondeó á dos cuadras del campamento; que según las observaciones del astrónomo del ejército se hallaba en los 39° 37' 58" 5'" de lat. y á los 64º 53' 55" 30"' de longitud al oeste del meridiano de Paris. »

Esta situación corresponde al moderno fuerte General Paz, distante pocas leguas geográficas de la costa del mar.

La síntesis de las observaciones hidrográficas de la expedición se lee en la Gaceta Mercantil de Buenos Aires, correspondiente al 18 de Julio de 1833, en estos términos: « El rio Colorado, segun se colije del diario del ejército, corre sobre arena, y tiene de ciento á doscientas varas de ancho. Solo dá paso en el invierno, pues en verano está siempre lleno y muy profundo: los indios lo pasan en balsas de sauce. Sus costas son poco barrancosas, y pobladas en lo general de árboles de sauce colorado y blanco. Cuando está crecido en verano, inunda una parte de los grandes llanos que se abren en sus márjenes. »

La exploración del rio en botes fué sostenida hasta la sierra Auca Mahuida, á los 68° de long. oeste Greenwich próximamente; y esa estension comprende la carta de Chiclana que adjuntamos á este capítulo.

Después de estos trabajos ya no nos quedan sino los que se refieren á la desembocadura del rio Colorado en el Atlántico, que pasaremos en revista por orden cronolójico. Dijimos ya que el insigne piloto D. Basilio Villarino, había reconocido tres veces el rio Colorado: pero no se conoce mas que el diario de la exploración de 1781, editado por Angelis en su famosa Coleccion.

Aunque aquellos parajes, sean hoy mas conocidos, son sin embargo, poco frecuentados por la navegación y conviene que se conozcan las indicaciones prácticas del piloto, sobre la manera de ganar la boca del rio Colorado, navegando de sur á norte. Estractamos del diario, pues lo siguiente: « A la 1 3|4 entré en los Bajos de Punta Rubia sobre los cuales pensé largase la quilla esta embarcación; pero, ya barando, ya saliendo, estuve hasta las dos, que doblé la dicha punta y salimos á mas agua y á este tiempo metí en vuelta del O.-N.-O. barajando la costa á distancia de un cable.»

« A las 4 de la tarde me hallé entre la isla de las Gamas, y tierra firme, en tres brazas de agua, y di fondo en este sitio por ser abrigado, á fin de hacer aquí algunos reconocimientos. A las 4 1/2 eché el bote al agua, y fui á reconocer el brazo de mar que entra entre la tierra firme y la península de los Javalíes, por « haberme parecido desde el tope laguna.» Villarino se refiere á las bahías contiguas de San Blas y de San Antonio, de las cartas contemporáneas.

Al dia siguiente envió un destacamento á reconocer la isla de Gamas; pero era tan baja y anegadiza, que después de recorrerla por espacio de dos leguas de pantanos, los marineros regresaron á bordo desencantados y rendidos. Debe hallarse en tierra firme en la península de los Javalies, un arroyo que Villarino llama del Baradero, por haber barado en su embocadura con un bote, en que exploraba la costa. Al dia siguiente reconoció la árida isla de Borda é hizo noche en ella.

El dia 18 de Mayo, Villarino navegó en aguas bajas de 3 á 7 palmos á escepcion de algunos pozos ó cañadejos muy angostos, hasta que llegó á la isla de Uristi, con 2 y 3 brazas de agua. Todos los contornos son bajos y constituyen un intransitable laberinto de juncales é isletas, siendo todo el fondo y ellas de fango profundo.

El 25 de Mayo la embarcación baró tres ó cuatro veces, á los 40° 14' latitud sur. Al dia siguiente volvió á barar hasta zafar y dar fondo en 5 brazas en la misma latitud. El 27 gobernó al N. 1/4 N.-O. y halló siempre 3 1/2, 4 1/2 5 y 6 brazas de agua, dando fondo en 2 1/2 brazas á una milla de la isla de Borda, demorando esta por su medianía al N. 1/4 N.-O. Latitud observada 40° 3'. El 1° de Junio se empleó en reconocer la punta de Lobos al sur de la Bahia de la Union de los mapas modernos y la sonda marcó 5 brazas de agua. Finalmente el dia 3 de Junio, estaba en la boca del Colorado que intentó reconocer con un bote, barando y perdiéndose en una red de arroyuelos pantanosos é intransitables.

El dia 14 el bergantín fondeó en el brazo principal del Colorado. Villarino describe con entusiasmo la belleza y fertilidad del terreno que se estén dia á su mirada.

El primero de Junio el piloto, en un caballo que llevaba á bordo, recorrió el rio por seis leguas hacia el interior y aseguraba, que cuanto mas arriba era aquella mejor tierra.

El 11 de Junio llegó Don Francisco de Biedma, superintendente de los establecimientos de la costa patagónica, quien habia salido por tierra del Carmen para incorporarse á Villarino.

Concluye el diario con una muy importante serie de amonestaciones á los marinos sobre la manera de hacer la navegación de ida y vuelta entre el rio Negro y Colorado, de cuyo capítulo no nos ocuparemos por ser innecesario á nuestro objeto.

En el diario inédito de 1780, Villarino trae las siguientes noticias descriptivas del rio Colorado: «Este rio, tendrá la cuarta parte, del caudal del rio Negro, ó menos. Yo lo pasé á caballo, y adonde era mas hondo me llegó el agua al basto del lomillo. En su desagüe no se vé reventazon; pero pienso sea de poco fondo, por lo muy desplayado, y por los muchos bajos que se descubren en la bajamar. La pleamar es una hora mas tarde que en la boca del rio Negro. Los bajos dichos están sembrados por la parte de adentro del as islas que forman, lo que pareció puerto á los de la chalupa.

« El rio tendrá de ancho 60 á 70 varas. Su agua es algo gruesa, y muy inferior á la del rio Negro: esto procede de un arroyo de agua salada que, según me dijo un indio, le entra muy arriba de su desagüe. Las lagunas que hay en sus márjenes son saladas, y lo mismo las que se hallan en el espacio comprendido entre estos dos rios, cuya distancia, prudencialmente calculada, es de 24 leguas: esto es, del Colorado al primer pozo, 3 leguas; del primero al segundo 10; y del segundo al Fuerte del Carmen 6. »

El reconocimiento que le sigue es el del coronel Don Ambrosio Cramer, cuyo informe que reza fecha 15 de Abril de 1822, lo tenemos á la vista. De su diario tomamos las siguientes noticias sustanciales: « De la bahia de Todos los Santos pasé á la de la Union. Los canales que conducen de una y otra tienen poco fondo las chalupas no mas pueden atravesar. Reconocí al pasar la isla Larga y la de Borda; pero una y otra ofrecen muy pocos recursos. »

« La bahia de la Union, á mas de prometer las miste mas ventajas que la de Todos los Santos para la pesca tiene también mejores fondeadores: la canal para ente trar es bastante ancha con cinco brazas de agua en bajamar.

« El rio Colorado desemboca en esta bahia por dos canales: la una canal chica y la otra canal grande. A la pleamar las chalupas pueden pasar por la canal chica. La grande tiene 3 brazas de agua casi eñ toda su estension: de modo que los buques pueden fondear en este brazo del Colorado con la mayor seguridad.

« Creo que en toda la costa no hay punto que ofrezca las ventajas de esta bahia: porque, á mas de ser bastante bien abrigada á pesar de su gran estension, ese puerto también es el único paso para pasar al Colorado; porque las bocas de afuera de este rio están casi siempre impracticables, aun para chalupas mas chicas.

« Entré en el Colorado por la canal chica: este rio se divide en una porción de brazos que forman otras tantas islas, pero todas anegadizas y pantanosas. La corriente baja con mucha fuerza y trae arena que tapan los canales. Al salir del rio, para seguir la costa hacia el norte, encontramos tan poca agua, que baramos con una canoa chica.»

Finalmente el capitán D. Guillermo Bathurst, que marchó, en la división izquierda de la expedición al desierto en 1833 como comandante general de marina, redactó el 31 de Mayo de aquel año un parte, dirijido al gefe de la goleta de guerra San Martin, dándole cuenta de los reconocimientos practicados en el puerto del Colorado.

El capitán Bathurst condensa sus observaciones en los siguientes términos que no son susceptibles de estracto y que es oportuno reproducir para facilitar su conocimiento á los marinos: « Llegado á la latitud de 39º 55' sur se tendrá la boca del rio al sur 67° 30' O.; en dicha latitud, á la distancia de 2 ó 3 millas de la boca se encuéntrala profundidad de 4 brazas y se observan unos médanos ó cerrillos de arena al N. 78° 45 O marcados con letra B en el plano que acompaño; y un árbol solo, el mas notable letra D en la misma dirección de la entrada de la boca que es S. 67º 30' O.

« El canal de la boca se distingue por la corriente colorada que se nota en medio de aguas quebradas encima de los bancos. Al entrar en la boca tendrá una y media braza sin el flujo; y con este una braza mas: y habiendo entrado como media milla para dentro se encuentran dos brazas sin aquel y tres con él; donde se fonderá cerca del arenal grande de la mano derecha. demorando entonces al N. 45º O. los médanos primeramente observados y el árbol de que se ha hecho referencia al rumbo S. 67° 30' O.; demorando también unos pequeños médanos al S. 40º O.

« Aunque de este fondeaderos para arriba las corrientes son bien rápidas, en las horas de flujo se pueden avanzar unas 2 millas mas inclinándose siempre á la costado la derecha hasta enfrentar á la primera isla de ia izquierda.

« Al tomar la boca es preciso prevenirse para no dejarse abatir por la corriente que es violenta hacia el N. Las profundidades que he referido se han hallado sondando en el reflujo ó bajamar.» Los rumbos espresados son con relación al norte magnético.[4]

La situación geográfica de la boca del rio Colorado ha sido materia de divergencia entre los pilotos y capitanes. D. Basilio Villarino halló 39° 57' de latitud sur. El capitán Morell dio 39° 49'[5] y el capitán Bathurst 39° 55'.

En el Deparmento de Ingenieros de la Provincia existe archivada otra carta del rio Colorado, original de Chiclana, y que se la creía extraviada.

Comprende la sección del rio Colorado entre el cerro Choique Mahuida y el Paso de Pacheco, marcado en todas las cartas modernas.

El rio ha sido escrupulosamente dibujado en sus numerosas y violentas vueltas.

La carta trae también el itinerario de la división de vanguardia, que regresando del rio Negro, cruzó las arenas del desierto de Choele-Choel á la orilla sur del Colorado, costeándolo hasta el citado paso.

Dos rumbos que sirvieron para confeccionar esta carta eran correjidos y tomados de punta á punta de las cuchillas con arreglo á las vueltas del rio.

Las distancias contadas en leguas son calculadas por horas de camino al paso del caballo; pero las que se señalan en varas, fueron medidas con cuerda.

Los senos del rio, que son otros tantos potreros naturales, no han sido medidos, sino calculados á golpe de ojo; pero una leyenda que trae la carta asegura que están dibujados con exactitud en cuanto á su forma.

Después de dar estas indicaciones generales, ofrecemos un estracto analítico de aquella carta, dividiendo el rio en los mismos trechos en que ella lo hace, á partir del camino de Choele-Choel al Este:

I.—Trecho de dos leguas.—Hondura del rio Colorado de dos y media á tres brazas de agua. Rumbo O. 74° 80' N. Hay un salto de piedra frente á Choyque Mahuida. Arboles en ambas márgenes.

II.—Trecho de una y media legua.—Hondura de una y media á tres brazas. Rumbo E. 15° 30' N. Hay una isla grande.

III.—Trecho de tres leguas.—Hondura de una y media á tres y media brazas. Rumbo E, 66° 30' N. Hay cuatro islas.

IV.—Trecho de dos leguas.—Hondura de dos á cuatro brazas. Rumbo E. 38° N. Hay una isla grande con monte.

V.—Trecho de dos leguas.—Hondura de una y cuarta á cuatro brazas. Rumbo E, 38° N. Hay varios saltos de piedra. En este trecho existe el Faso Grande.

VI.—Trecho de dos y media leguas.—Hondura una y cuarta á tres y cuarta brazas. Rumbo E. 21° 30' N. Cuatro islas con monte, varios saltos de piedra.

VII.—Trecho de tres leguas.—Rumbo E. 38° N. Hondura dos y media á tres brazas. Monte en las riberas.

VIII.—Trecho de una y media leguas.—Hondura dos á cuatro brazas. Rumbo E. 65° 30' N. Hay cuatro islas con monte. Al sur aparecen dos lagunas á unas dos leguas del rio.

IX.—Trecho de 9,000 varas.—Hondura dos á cuatro brazas. Rumbo E. 15° 30' N. Hay cuatro islas con monte. Arboledas en las márgenes del rio.

X.—Trecho de l1,900 varas.—Hondura tres y media á cuatro brazas. Rumbo E. 23° 30' N. Arboles en las márgenes del rio.

XI.—Trecho de 11,900 varas. — Hondura de una y media á dos y media brazas. Rumbo E. 10° 30' N. Hay cinco islas con monte. Una laguna al sur del rio.

XII. — Trecho de 16,400 varas.—Hondura de dos á cuatro brazas. Rumbo E. 5° 30' N. Hay tres grandes islas. Al este de la mayor, que está situada al naciente de este trecho, se vé un gran banco de arena. Arboledas en las costas.

XIII.—Trecho de 16,260 varas.—Hondura una y media á cuatro y media brazas. Rumbo E. 4° 30' N. Hay una isla con monte.

XIV.—Trecho de 11,310 varas.—Hondura tres y media á 5 brazas. Hay dos pasos, el del General Pacheco, y otro al nor-oeste de la isla mas grande de las cuatro que hay. Rumbo E. 4º 30' N.

Según esta carta el rio Colorado como el Negro, corre extrechado por dos colinas que se internan encajonándolo en un valle angosto y fértil.

Estas colinas van á confundirse con las sierras Choyque Mahuida en el paso del rio Colorado del camino á Choele-Choel.

El fondo del rio en todo el trayecto estudiado en esta carta, es de arena, fango y piedras.

Las barrancas y las islas están cubiertas de vegetación arbórea, descollando el sauce colorado.

En el año corriente el Ministro de Guerra y Marina, destacó al comandante D. Lorenzo Winter, para que, al frente de su división y con un ingeniero, hiciera un reconocimiento del rio Colorado, hasta donde le fuera posible llegar.

El 6 de Octubre partió la columna del fuerte Nueva Roma, compuesta de 350 hombres y 700 caballos. Marchó 90 leguas en un país desconocido, regresando con varios prisioneros y entre ellos el cacique Marcelino Catriel.

Esta expedición, que de ida y vuelta recorrió 180 leguas, apenas perdió 40 caballos en las piedras.

Aunque no nos son conocidos todavía los detalles de las observaciones verificadas sobre el rio, en una sección de 50 leguas, es decir, hasta Pichi-Mahuida,[6] tenemos noticias generales, debidos á los partes oficiales de los gefes, y á las relaciones de particulares.[7]

El rio Colorado no es angosto, habiendo dado en algunos puntos de barranca á barranca mas de 20 metros.

Su cauce se divide en dos secciones, por decir así. En los lados, desde el pié de la barranca, habia generalmente bancos con dos pies de agua; pero limitaban un canal navegable, cuya profundidad variable estaba en todas partes á nado de los caballos.—Tres soldados perecieron ahogados al atravesar el canal.

La corriente calculada por minutos dá un término medio de dos millas por hora, lo cnal confirma nuestras observaciones anteriores en este sentido y rectifica la creencia del comandante Dónovan, de que el rio tenia una corriente de seis millas.[8]

Seria esta una corriente torrencial, inesplicable en un rio, que se desenvuelve lentamente en un inmenso llano y que recorre grandes distancias.

El fondo observado ha sido de arena, toba y piedra. En muchos puntos los bancos de toba ostentaban su cresta sobre las aguas, como señalando los escollos.

Concuerdan estos datos con los que consigna la carta de Chiclana á que nos acabamos de referir.

Nótese también que el rio no estaba crecido al reconocerlo el comandante Winter, sino en una situación mediana.

Al llegar á Pichi-Mahuida deja de ser navegable para buques de pequeño calctdo, como lo era hasta allí. En este punto la sierra avanza sobre su lecho y lo atraviesa dejando interrumpido el curso de las aguas con su ondulante silueta. Probablemente se formará allí una hermosa catarata en la época de las crecientes.

Desde Pichi Mahuida á Choique-Mahuida, no ha sido explorado detenidamente esta vez. Sin embargo, los datos que nos dejó Chiclana, cuya exactitud han sido confirmados por el último reconocimiento, nos hacen saber que en esa sección del rio hay profundidad suficiente para navegarlo; pero que no son escasos los bancos de piedra.

Las islas del Colorado son numerosísimas. Las unas instables, formadas de las arenas viajeras, bancos mas bien que islas. Las otras fijas, consolidadas y ricas en una vegetación que se levanta con vigor y en la cual se ven desde el pasto tierno hasta los árboles corpulentos.

El mayor Lucero, destacado por el gefe de la Expedición para llegar hasta Choique-Mahuida, informa que el rio se estrecha á medida que se avanza hacia la sierra? y que aumentan los saltos de piedra y la impetuosidad de su corriente.[9]

El rio Colorado corre, como dijimos, por un valle pequeño, en el cual sus aguas han profundizado fácilmente el cauce, porque el territorio es arenoso.

Las barrancas cortadas á pico alcanzaban una altura de diez metros en algunos puntos; pero no impiden que las aguas del rio fertilicen los valles en los tiempos de grandes avenidas.

El curso del Colorado es fijo. Como es el del rio Negro, corre estrechado por altas colinas, que se elevan á medida que se avanza al interior, con cuya observación están conformes los exploradores de 1833 y de 1878.

Esta misma conformidad de resultados dá definitivamente la razón á todos los que nos hemos opuesto á la adopción del rio Colorado, como línea definitiva de la frontera, fundándonos en que distaba mucho de ser una arteria de fácil comunicación, como lo es el rio Negro.

Tales son los datos que conocemos sobre las diferentes exploraciones del rio Colorado;, datos deficientes que reclaman una nueva esploracion científica.

Es todavía desconocido, en efecto, todo lo que se refiere con exactitud á las leyes á que obedecen las corrientes, profundidad; volumen de agua, período de las crecientes, obstáculos y bancos, y demás accidentes de su curso.

En consecuencia, carecemos de base para lanzarnos á especulaciones relativas á las condiciones de navegabilidad de este rio. Empero, y mientras nuevas exploraciones no rectifiquen los datos conocidos, es dado pensar que el rio es navegable en ciertas partes.

¿Cuáles son los obstáculos que tendrá que vencer esta posible navegación? Hé ahí la incógnita que despejarán los futuros estudios hidrográficos sobre todo el curso del rio.




  1. Informe sobre la practicabilidad de un Ferro-Carril Trasandino en dirección al paso llamado Planchón en el sur de la provincia de Mendoza, por Emilio Rosetti. Abril de 1870. Buenos Aires, Imprenta del Siglo.
  2. Mapa de una parte de la cordillera de los Andes en el sur de la Provincia de Mendoza, que demuestra la traza del Ferro-Carril Trasandino proyectada por el Planchon y los principalss pasos de los Andes por el ingeniero Emilio Rosetti.
  3. El señor Rosetti dice en el informe: « Es preciso tener atención en la repetición de los nombres que desgraciadamente se encuentra á cada instante cuando se trata de la Cordillera de los Andes v. g. infinitus est numerus de los rios Colorados, rios Claros, rios Negros, Valles Hermosos, etc. »
  4. Parte de la Comandancia de Marina de la división izquierda. Colección de Angelis, tomo6. Véase el plano. El plano á que alude no ha sido publicado, dice Angelis pero yo creo que es el mismo de Chiclana, que como se puede ver, trae todas las indicaciones que se acaban de leer.
  5. Morell, A narrative of four voyages to the South Sea. Nueva York 1832, in 8.
  6. Pichi, pequeño, Mahuida, sierra: Sierra chica
  7. Expedition du commandant Winter au rio Colorado. Journal d'un volontaire. Publicado en Le Courrier de la Plata de Buenos Aires, el 20 de Noviembre de 1878.
  8. Parte oficial del reconocimiento del Colorado por la ribera derecha, verificado por el teniente coronel D. Antonio J. Donovan, (5 de Noviembre de 1878). M. S. en el Archivo del Ministerio de la Guerra.
  9. Parte del teniente coronel D. Lorenzo Winter. (11 de Noviembre de 1878.) M. S. en el archivo del Ministerio de la Guerra.