La Odisea (Antonio de Gironella)/Canto Duodécimo
CANTO DUODÉCIMO.
SILA Y CARIBDIS.
Pasado ya el océano, llegamos[1]
Al ancho mar y dimos fondo en Ea,
Donde la Aurora tiene su palacio
Con las manos suplir procuro el remo:
¡Júpiter esta vez no quiso, al menos,
Que reparara en mí Sila espantosa,
Pues la muerte en su garra era precisa.
Fuí portentosamente nueve dias
Corriendo de las olas al capricho;
Mas, en la noche décima los Dioses
A la isla de Oygía me llevaron,
Morada de Calipso, que piadosa
Me acogió, socorriéndome benigna...
¿Mas, para qué deciros todavía
Lo que al rey y á la reina ayer contara?
Tanta repeticícn fuera prolija.»
- ↑ Este canto es de una riqueza descriptiva é ímitativa difícil de superar. Solo en él la proteccion divina no menoscaba el mérito del hombre como en todo lo demas del autor, que siempre posterga á sus héroes haciéndolos esclavos de la inspiracion celeste. Ulises es aquí tan desgraciado, sufre tanto, que aunque su