​Jícaras Tristes​ (1932) de Alfredo Espino
La Garza

Garza de Cuzcatlán, del suelo mío.
Ya entre el cielo y las lomas desaparece,
y en viéndola bañarse me parece
la hostia candeal con que comulga el río...

Y la he visto soñando a su albedrío
junto al agua que un ósculo estremece
y cuyo espejo prolongar parece
la lejana visión del caserío...

Y la he visto también en pleno vuelo,
bañada en luna atravesar el cielo
hacia el cocal donde la luz expira...

Y entonces asemeja la criatura
─de tanto ser tan blanca─ una blancura
que entre la luna casi no se mira...