La Atlántida (de Palau tr.)/Nota del traductor

La Atlántida: Poema de Mossen Jacinto Verdaguer ab la traducció castellana per Melcior de Palau (1886)
de Jacinto de Verdaguer
traducción de Melchor de Palau
Nota del traductor
Nota: Se respeta la ortografía original de la época


NOTA DEL TRADUCTOR EN LA PRIMERA EDICIÓN


En vez de molestar al público con numerosas notas, estimo preferible añadir las breves observaciones que siguen.

Entre las opiniones varias acerca del arte de traducir, he probado á combinar los preceptos de Capmany con los de Fray Luis de León, siendo servilmente literal, mostrando el original en la copia, siendo fiel al sentido y en lo posible á la letra, no pasando de interprete á compositor, guardando en lo posible las figuras del original y su donaire, y haciendo que hablen en castellano, no como advenedizas, sino como nacidas en él y naturales: digo que lo he intentado; muy lejos estoy de creer que lo haya conseguido; conforme á tales principios, he optado por la prosa, sirviéndome del verso en las baladas, cuyo asunto y forma lo requerían; he purgado mi escrito de galicismos, merced al Diccionario de Baralt, y me he valido, para la fijación de regímenes dudosos, de la primera edición del de la Academia; he hecho tal cual excursión al arcaismo, ya por exigirlo la similitud á que aspiraba, ya porque, como Moniau y otros, pienso que no deban tenerse por anticuadas voces únicas é irreemplazables, sólo porque no se usan cotidianamente, y que el temor al pecado de arcaismo va empobreciendo lastimosamenter nuestro idioma; falto de autoridad para la formación de palabras nuevas, las que empleo que no figuran en el Diccionario de la Academia tienen padrinos que en su caso saldrán á defenderlas, y estos tales se llaman Moratín, Larra, Granada, Cervantes, Jovellanos y otros.

Quizá cause extrañeza la disparidad de voces y locuciones á los que ignoren que el catalán no posee lo que Lista llama dialecto de la poesía, ó sea, un conjunto de expresiones para sólo ella, sino que se vale indistintamente de todas, debiendo mencionar que Verdaguer es partidario de esta generalización, porque no limita el vuelo de la fantasía, ni la sujeta á reducido círculo convencional. Por mi parte, siguiendo la norma arriba indicada, he procurado en este punto (tarea dfícil por cierto) enlazar la genuina expresión del autor con el genio de la lengua en que vertía: ¿habré de mencionar que á las veces, por huir de una desinencia, me he permitido variar ligeramente una frase, y que otras, por conservar el sentido, he experimentado la influencia del ritmo? no pocas bellezas quedan sin traducir, tal, entre otras, en el sueño de Isabel y en el verso final, la palabra colom, que en catalán tiene dos significados, y en castellano uno tan sólo.

Quedan así explicados algunos de los defectos de mi trabajo; achacables otros pocos á errores de imprenta, me declaro único responsable de los demás, que forman el mayor número; mas para inclinar al público algo á mi trabaj, ó sea: que lo tome, no como traducción, sino como pauta; de esta suerte saboreará nativas las grandes bellezas del inmortal poema que precede, y aquí doy término, consignando mi gratitud al eminente poeta que me ha honrado eligiéndome por su intérprete, uniendo así mi oscuro nombre al suyo imperecedero.

M. de P.