Julieta y Romeo/Acto 1/Escena 10
Capuleto, señores, para veros
mí paso encaminaba á aqueste sitio
cuando…
cuando… Silencio!
cuando… Silencio! Acaba.
cuando… Silencio! Acaba. Qué sucede?
Hablad, don Alvar!
Hablad, don Alvar! Oh! perdon, Dios mió!
Al cruzar los jardines de tu casa,
blando y húmedo el suelo yo he sentido,
y horror! horror! la sangre enrogecía
de la florida alfombra el verde brillo.
Pálido el rostro, inmóvil, aterrado,
mi espanto me enclavára en aquel sitio,
y allí encontré sangriento aqueste hierro…
Dadme el hierro, don Alvar!
Dadme el hierro, don Alvar! Dios! Dios mio!
Conocéis esta espada?
Conocéis esta espada? La conozco!
De quién es esa sangre?
De quién es esa sangre? Oh! decidlo,
de quién es esta espada?
Fué un regalo
escaso don que le hizo mi cariño.
De Romeo es la espada.
De Romeo es la espada. Y esa sangre,
esa sangre, Talerm, es de mi hijo!
Tierra y cielo!
Tierra y cielo! Señores, los Montecho
la mano de mi hija me han pedido,
yo se la doy, mis deudos, al valiente
que de Romeo, el hijo de sus hijos,
por regalo de boda la cabeza
á Julieta presente.
á Julieta presente. Dios bendito!
Tal es mi voluntad, tal mi palabra.
Y yo acepto, señor, el compromiso.