Introducción a los milagros de Nuestra Señora

​Antología de poetas líricos castellanos​
desde la formación del idioma hasta nuestros días (1890)
Introducción a los milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo
GONZALO DE BERCEO.

(SIGLO XIII.)

Introducción de los Milagros
de Nuestra Señora.

Amigos e vasallos de Dios omnipotent,
Si vos me escuchasedes por vuestro consiment,
Querriavos contar un buen aveniment:
Terrédeslo en cabo por bueno verament.
Yo maestro Gonzalvo de Berçeo nomnado
Iendo en romeria caeçi en un prado
Verde e bien sençido, de flores bien poblado,
Logar cobdiçiaduero pora omne cansado.
Daban olor sobeio las flores bien olientes,
Refrescaban en omne las caras e las mientes,
Manaban cada canto fuentes claras corrientes,
En verano bien frias, en yvierno calientes.
Avie hy grant abondo de buenas arboledas,
Milgranos e figueras, peros e manzanedas,
E muchas otras fructas de diversas monedas;
Mas non avie ningunas podridas nin açedas.
La verdura del prado, la olor de las flores,
Las sombras de los arbores de temprados sabores
Refrescáronme todo, e perdi los sudores:
Podrie vevir el omne con aquellos olores.
Nunqua trobé en sieglo logar tan deleitoso,
Nin sombra tan temprada, nin olor tan sabroso,
Descargué mi ropiella por iaçer mas vicioso,

Poséme a la sombra de un arbor fermoso.
Yaçiendo a la sombra perdi todos cuidados,
Odí sonos de aves dulçes e modulados:
Nunqua udieron omnes organos mas temprados,
Nin que formar pudiessen sones mas acordados.
Unas tenien la quinta, e las otras doblaban,
Otras tenien el punto, errar non las dexaban,
Al posar, al mover todas se esperaban,
Aves torpes nin roncas hi non se acostaban.
Non serie organista nin serie violero,
Nin giga nin salterio, nin manoderotero,
Nin instrument nin lengua, nin tan claro voçero,
Cuyo canto valiesse con esto un dinero.
Peroque vos dissiemos todas estas bondades,
Non contamos las diezmas, esto bien lo creades
Que avie de noblezas tantas diversidades,
Que non las contarien priores nin abbades.
El prado que vos digo avie otra bondat:
Por calor nin por frio non perdie su beltat,
Siempre estaba verde en su entegredat,
Non perdie la verdura por nulla tempestat.
Manarnano que fuy en tierra acostado,
De todo el laçerio fui luego folgado:
Oblidé toda cuita, el lacerio passado:
Qui alli se morasse serie bien venturado!
Los omnes e las aves quantas acaecien,
Levaban de las flores quantas levar querien;
Mas mengua en el prado ninguna non façien:
Por una que levaban, tres e quatro naçien.
Semeia esti prado egual de paraiso,
En qui Dios tan grant graçia, tan grant bendiçion míso:
El que crió tal cosa, maestro fue anviso:
Omne que hi morasse, nunqua perdrie el viso.
El fructo de los arbores era dulz e sabrido,
Si don Adam oviesse de tal fructo comido,

De tan mala manera non serie degibido,
Nin tomarien tal danno Eva nin so marido.
Sennores e amigos, lo que dicho avemos,
Palabra es oscura, esponerla queremos:
Tolgamos la corteza, al meollo entremos,
Prendamos lo de dentro, lo de fuera dessemos.
Todos quantos vevimos que en piedes andamos,
Siquiere en preson, o en lecho iagamos,
Todos somos romeos que camino andamos:
Sant Peidro lo diz esto, por él vos lo probamos.
Quantos aqui vivimos, en ageno moramos;
La ficanza durable susó la esperamos,
La nuestra romeria estonz la acabamos
Quando a paraiso las almas enviamos.
En esta romería avemos un buen prado,
En qui trova repaire tot romeo cansado,
La Virgen Gloriosa madre del buen criado,
Del qual otro ninguno egual non fué trovado.
Esti prado fué siempre verde en onestat,
Ca nunca ovo mácula la su virginidat,
Post partum et in partu fue Virgen de verdat,
Illesa, incorrupta en su entegredat.
Las quatro fuentes claras que del prado manaban,
Los quatro evangelios esso significaban,
Ca los evangelistas quatro que los dictaban,
Quando los escribien, con ella se fablaban.
Quanto escribien ellos, ella lo emendaba,
Eso era bien firme, lo que ella laudaba:
Parege que el riego todo della manaba,
Quando a menos della nada non se guiaba.
La sombra de los arbores buena dulz e sania,
En qui ave repaire toda la romeria,
Si son las oragiones que faz Sancta Maria
Que por los peccadores ruega noche e dia.
Quantos que son en mundo iustos e peccadores,

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Si non a la Gloriosa, esto bien con razon.
Sennores e amigos, en vano contendemos,
Entramos en grant pozo, fondo nol trovaremos,
Mas serien los sus nomnes que nos della leemos
Que las flores del campo del mas grant que sabemos.
Desuso lo dissiemos que eran los fructales
En qui façien las aves los cantos generales,
Los sus sanctos miraclos grandes e principales,
Los quales organamos ennas fiestas cabdales.
Quiero dexar contanto las aves cantadores,
Las sombras e las aguas, las devant dichas flores:
Quiero destos fructales tan plenos de dulzores
Fer unos poccos viessos, amigos e sennores.
Quiero en estos arbores un ratiello sobir,
E de los miraclos algunos escribir,
La Gloriosa me guie que lo pueda complir,
Ca yo non me trevria en ello a venir.
Terrélo por miraculo que lo faz la Gloriosa
Si guiarme quisiere a mi en esta cosa:
Madre plena de graçia, reyna poderosa,
Tu me guia en ello, ca eres piadosa.
En Espanna cobdiçio de luego empezar,
En Toledo la magna un famado logar,
Ca non se de qual cabo empiece á contar,
Ca mas son que arenas en riba de la mar.