Historia general de el Reyno de Chile/Advertencia
ADVERTENCIA DEL EDITOR.
Proyectamos dar a luz una obra considerable: la mas vasta i fundamental historia de nuestro pais. Y acometemos tan colosal tarea bajo los auspicios de todos los chilenos.
En vano se ha ocurrido a la Universidad; en vano se ha ocurrido al Gobierno; en vano se ha ocurrido al Congreso Nacional con aquel fin altamente patriótico.
Miéntras se ha protejido a manos llenas publicaciones de todo jénero (especialmente las de escritores estranjeros) i miéntras la impresion de las Memorias Ministeriales, que abrazan por lo comun solo un año del período de nuestra vida administrativa, absorbe anualmente por sí sola una suma de 15 a 20 mil pesos del presupuesto nacional, no hubo nunca un puñado de escudos para comprar siquiera el precioso manuscrito español que hoi entregamos a la prensa i que yacia desde hacia mas de cincuenta años en el archivo de un rico i descontentadizo bibliófilo de la Península. Mucho ménos hubo un auxilio ni grande ni mediocre para publicarlo.
¿Lo habrá por acaso hoi dia?
Pero si el mundo oficial,—Universidad, Gobierno i Congreso,—ha sido sordo al llamamiento de una empresa jenuinamente nacional, no sucederá otro tanto con el Pueblo, este gran protector de todo lo que está destinado a su adelanto, a su aprovechamiento i a su gloria.
Por esto no hemos vacilado en afrontar los injentes gastos i sacrificios de todo jénero que exije la publicacion de una obra tan estensa, laboriosa i delicada como la presente; i por esta misma razon, sin omitir esfuerzos para que salga de nuestras prensas una edicion lucida, correcta, hermosa, exacta, fiel en todos sus detalles i adaptada rigorosamente a su estilo, lenguaje i ortografía antiguos, una verdadera obra de biblioteca en una palabra, hemos preferido ponerla al mismo tiempo al alcance de todos por medio de una distribucion módica i rápida por volúmenes i por entregas.
No necesitamos hacer el elojio del libro nacional de que nos ocupamos ni de su ilustre autor. El conocido literato que, despues de haber hecho la adquisicion de la Historia jeneral del Reino de Chile en Valencia, hace siete años, ha tomado hoi a su cargo su publicacion, ofrece, a nuestro juicio, la suficiente garantía del mérito e importancia de aquella, i por otra parte la ha dado ya a conocer estensamente en el luminoso Prefacio que mas adelante publicamos.
Nos limitaremos por esto a hacer una breve reseña de la manera como ha sido conservado para el pais i la posteridad este verdadero tesoro nacional.
Escrito i aun copiado en Santiago en la forma que debia darse a la imprenta, i hasta dibujada al lápiz la vistosa carátula que los editores españoles del siglo XVII acostumbraban poner al frente de las obras de lujo que imprimian, ignórase cómo el voluminoso manuscrito llegó a Europa.
¿Estravióse en el viaje, como era de frecuente ocurrencia con tales encomiendas en los siglos coloniales?
¿Careció de dineros su autor para darlo a la costosísima estampa de aquellos años, como era mas frecuente todavía? O, como piensa el célebre bibliófilo Salvá de este propio libro, ¿la Corte Española le miró con desagrado i le proscribió de sus imprentas por la libertad excesiva de sus opiniones americanas?
Imposible es hoi aclarar cualquiera de estos puntos. Pero es lo cierto que el manuscrito existia en Paris a fines del siglo pasado, cuando el abate Molina, que ha sido el primero en citarlo, escribía su Compendio histórico de Chile [1].
Su poseedor en esa época o algo mas tarde era el célebre orientalista M. Langlés, i a su muerte, en 1824 o 25, vendióse en remate público, junto con la rica coleccion de manuscritos orientales de aquel ilustre sabio [2].
Comprólo el conocido librero i retórico don Vicente Salvá por un ínfimo precio (180 francos, si no estamos mal informados) i lo llevó a Londres, donde lo ofreció en venta a los pródigos aficionados ingleses por la gruesa suma de doscientas libras esterlinas, segun consta de su catálogo de 1826 [3].
Al mismo tiempo Salvá, o alguno de sus amigos, escribió un estenso juicio crítico del manuscrito, que se imprimió en Los ocios de los españoles emigrados, revista que se publicaba a la sazon en Lóndres, i del cual se estampó aparte un folleto que tenemos a la vista.
Parece que el mui conocido lord Kingsborough tuvo el propósito de publicarlo a sus espensas, como lo habia hecho ya con las Antigüedades mexicanas, empresa de tanto costo, que bastó para arruinarle, siendo todo un par de Inglaterra. Al decir de uno de los hijos de Salvá en una carta escrita en Valencia en mayo de 1870, fué ésta la única causa de no haber adquirido entónces la historia americana aquel tesoro. Propúsolo tambien en venta el literato español a su amigo don Andres Bello en 1835, pero con el mismo resultado de las anteriores tentativas.
Heredado con su rica biblioteca por el hijo mayor de Salvá (don Pedro), bibliófilo distinguido tambien, como su padre, durmió por mas de veinte años en sus armarios en la ciudad de Valencia, hasta que llevado allí por el destierro i las andanzas historiales el actual dueño i compajinador del presente libro, a fines del año de 1859, obtuvo un difícil i casi sospechoso acceso al escondido pergamino, i bajo el ojo de su amo lo inspeccionó con estrechez una o dos horas por dia durante una semana.
Convencido de esta suerte de su gran valor histórico, tomóse la libertad, apénas hubo regresado a América, dos meses mas tarde (febrero de 1860), de escribir una carta confidencial a su distinguido amigo i maestro don Salvador Sanfuentes, secretario jeneral a la sazon de la Universidad, a fin de que empeñase a este cuerpo en tan valiosa adquisicion. Pero sea a causa de su mala salud o por el desencanto natural de los que cultivan las letras en Chile, omitió aquel funcionario dar paso alguno, de tal suerte que no se tuvo noticia de aquella carta crítica sino por haberla hallado su albacea entre los papeles del malogrado secretario jeneral. Alguien la entregó a la prensa por este acaso, publicándola en el tomo 3.° de la Revista del Pacífico. La carta tenia fecha de Lima, febrero 23 de 1860.
Desairado en aquel patriótico empeño ante el mas alto cuerpo intelectual del pais, el dueño actual del manuscrito no desmayó en su teson, i al contrario, lo sostuvo a tal punto, que siendo miembro de la Cámara de Diputados, propuso, en la sesion de 15 de diciembre de 1868, que lo adquiriera la nacion por un voto especial del Congreso, asignandose para ese objeto una suma competente. Pero se opuso un honorable diputado, i la votacion se perdió por siete votos (28 votos contra 21). Los votos negativos de mayoría habian sido en esta ocasion, segun se ve, tantos como los pecados capitales.
Otro honorable i discreto representante, aficionado ademas a libros de América, declaró, al tiempo de negar su voto, que lo hacia solo porque estaba en su noticia que un lord ingles habia comprado el manuscrito, lo que equivalia a decir que el último era ya invendible e incomprable.
Sin descorazonarse por esta nueva, que felizmente resultó inexacta (i que habia sin duda tomado oríjen en los propósitos de publicidad que muchos años ántes tuviera lord Kingsborough), apénas el director de la presente publicacion hubo llegado a Paris, en una tercera jornada por el viejo mundo, a principios de 1870, púsose en comunicacion con el bibliófilo Salvá, hijo, ya mui anciano, achacoso i tan adicto a sus mamotretos, que solo de mal humor i con epístolas desabridas se prestó al fin a enajenarlo, resistencia que talvez era en él secreto oresentimiento, pues apenas lo hubo vendido se murió [4].
En consecuencia, el codiciado manuscrito fué llevado con las debidas precauciones a Paris, despues de cuarenta años en que habia viajado alternativamente de esa ciudad a Lóndres, de allí a Madrid i por último a Valencia, donde fué una verdadera fortuna encontrarlo en la época en que se hizo su compra, porque en seguida sobrevino la guerra i casi inmediatamente la muerte del señor Salvá, lo que habria dificultado mucho i talvez hecho imposible su adquisicion.
En cuanto a sus posteriores peregrinaciones, hé aquí cómo las refiere el mismo dueño del manuscrito en una conferencia que hizo ante la Universidad, a poco de su regreso a Chile, en diciembre de 1871:
"Saquéle en consecuencia de Paris, decia el señor Vicuña Mackenna, por libertarlo del asedio de los alemanes, cuando venian éstos marchando desde Sedan, i le guardé, primero en Lyon i despues en Burdeos, encerrado en una caja de fierro i pagando un fuerte seguro contra peligros de fuego i de guerra. Ademas, en viaje no le soltaba de la mano, poniéndolo en el dia de cojin i en la noche de almohada, hasta que volviendo a su propio centro, a dos pasos del claustro en que fué escrito hace justos doscientos años, aguarda todavía en paz que acabe de roerle el diente de la polilla o salgan sus pájinas a luz, revestidas con el lujo de aparato a que son acreedoras las obras que ajusto título merecen ser llamadas monumentos nacionales."
Despues de esa época i durante mas de seis años, el señor Vicuña Mackenna ha recibido numerosas invitaciones de particulares (ninguna del gobierno) para dar a la imprenta esta obra, ofreciendo algunos ciudadanos jenerosas suscriciones personales; pero las ocupaciones administrativas i políticas del escritor mencionado no le habian permitido hasta el presente consagrar a la publicacion que hoi acometemos la asidua atencion que bondadosamente nos ha prometido.
Tales, son los sumarios antecedentes bibliográficos de esta obra, la mas importante en su jénero, que haya sido confiada a las prensas sud-americanas.
Nosotros esperamos colocarnos a la altura de tan arduo cometido. Ojalá que el público chileno sepa alentarnos en él!
Valparaiso, marzo 20 de 1877.
Una sola palabra tenemos que agregar hoi a este preámbulo escrito i publicado hace siete meses. La Historia de Chile por el padre Rosales ha encontrado la mas entusiasta acojida en toda la redondez del pais, en la villa como en la aldea, en el hombre de estudio como en el hombre de trabajo. Pero esa adhesion noble i calorosa ha tenido una sola escepcion, o mas bien dos: Santiago i el Gobierno del pais.
Dada la proporcion de las aldeas con la capital, aquellas se han suscrito como cien i la última como uno. El gobierno ni siquiera en la proporcion de cero.
Pero aunque estas circunstancias hagan todavía precaria nuestra empresa, desplegamos sus velas con confianza i entregamos la barca i sus tesoros al ancho mar del porvenir.
Valparaiso, octubre de 1877.
- ↑ Es preciso no confundir la Historia civil de Chile, del padre Rosales, que es la presente, con otra obra que él escribió con el titulo de Conquista espiritual del Reino de Chile, cayo manuscrito dice el historiador Carvallo haber visto, i le cita muchas veces, principalmente a propósito de la relación que el último hace de la Ciudad de los Césares.
- ↑ Catalogue des livres imprimés et maniucrite composant la bibliothéque de feu M. Louis Mathieu Langlés, administrateur, conservateur de manuscrits orientaux de la bibiiothéque du Roi, dont la vente se fera le jeudi 24 mars 1825,— Paris, 1825.—E1 libro del jesuita Rosales está anunciado en este catálogo bajo el núm. 4,355, páj. 532.
- ↑ A catalogue of Spanish and Portuguese books, by Vicente Salvá,—London, 1826,—En este catálogo la historia de Rosales se halla anunciada por el precio de 200£ bajo el núm. 1878, páj. 184, i en la respectiva inscripcion se dice que está escrita casi enteramente de la mano de su autor. EL bibliófilo Salvá le llama en una nota esplicativa de ese mismo catálogo:—"The best and most complete history of Chili existing" i tambien "a model of good castillian." "La mejor historia de Chile en existencia i un modelo de buen español."
- ↑ El último poseedor europeo del manuscrito del padre Rosales manifestó desde el primer momento poquísima voluntad de enajenarlo, i así escribia al señor Vicuña Mackenna desde Valencia el 4 de abril de 1870, contestando a su primera carta en que reanudaba las negociaciones iniciadas hacia ya once años, lo siguiente:—"Crea usted, mi señor, que si lo vendo por el precio que exijo (doce mil reales de vellon), lo hago pura i esclusivamente por complacerlo, pues yo tengo mucho gusto en poseerlo i afortunadamente nada, nada, me obliga a desprenderme de él, haciendo al contrario el sacrificio de quitar esta apreciable i notabilísima joya del Catálogo que estoi imprimiendo de la selecta coleccion de libros que he llegado a reunir."
"Soi loco, volvia a escribir el bibliómano Salvá el 24 de abril al ajente que desde Madrid dilijenciaba bondadosamente la adquisicion de la obra para el señor Vicuña Mackenna (el señor José Miguel Valdés Carrera): soi loco por las antigüedades i rarezas bibliográficas, i la suerte me ha deparado una regular fortuna que me permite hasta cierto punto poder satisfacer mi pasion i mis caprichos en este jénero: el Catálogo que estoi imprimiendo probará hasta qué punto puede llegar la monomanía de un hombre. Partiendo, pues, de este principio, cuando hai talvez 150 tomos en mi biblioteca compuestos de solas cuatro hojas, los cuales he pagado a onza de oro cada uno, i dos comedias me cuestan siete mil reales, no debe admirar el que no quiera desprenderme por ménos de tres mil francos de un tomo tan precioso, que mi padre valoró en su catálogo de Lóndres en 200£ (1,000 $).
"He dado al señor Vicuña Mackenna una descripcion exacta del índice, i en los Ocios de españoles emigrados se publicó el índice completo de los capítulos que contiene i materias de que trata i hasta muestras del estilo puro i castizo del padre Rosales; más no puede hacerse para enterar al interesado. I si este caballero quiere esta joya, segun me ha dicho, por solo el gusto de poseerla, ¿no puedo yo tener igual capricho? I desprendiéndome de esta obra, ¿no quito a mi coleccion de libros de América uno de sus mas bellos florones?
"Es, pues, inútil el que tratemos éste como negocio comercial, porque, a decir verdad, casi hubiera sentido el que el señor don Benjamin accediese a mis exijencias."
Ajustado al fin el pacto, sin querer rebajar el señor Salvá un solo maravedí de su precio primitivo, tomó las precauciones mas esquisitas para su envio a Madrid.—"No atreviéndome, decia al señor Valdés Carrera el 29 de abril, a fiar a nadie el manuscrito de Rosales, estoi decidido a que el portador de este precioso objeto sea uno de mis hijos; pero éste no podrá salir de aquí hasta dentro de cinco o seis dias i ántes yo avisaré a usted el dia i hora en que se presentará en su casa con el códice."—"Mañana domingo saldrá mi hijo Gonzalo, volvia a escribir el 7 de mayo, para esa (Madrid) con el manuscrito del padre Rosales i el lúnes a medio dia, salvo continjencias imprevistas, estará en casa de usted con él. No llevando mi hijo otro objeto que el poner la obra en manos de usted, talvez regrese el mismo lúnes por la tarde."
En consecuencia, el lúnes 9 de abril de 1870 se presentó en Madrid el hijo del minucioso bibliófilo, i canjeando el códice por un buen libreto de billetes del banco de San Fernando, estendió aquel el siguiente recibo en una tira de papel azul: "Recibí del señor don José Miguel Valdés i por cuenta de mi señor padre don Pedro Salvá, la suma de doce mil reales vellon, como precio del manuscrito de la Historia de Chile por el padre Rosales.—Madrid, mayo 9 de 1870.—Gonzalo Salvá."