Historia V:La Reforma presbiteriana

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Capítulo 5 – La crisis religiosa en el siglo XVI
La Reforma presbiteriana

de Charles Seignobos


Calvino no admitía la institución de los obispos, que creía invención humana, sólo aceptaba los sacerdotes (presbyteri), y diáconos y los ancianos. Había creado en Ginebra un Consejo formado por los pastores de la ciudad y ancianos seglares, y le había conferido la autoridad sobre la iglesia. Este Consejo tenía la facultad de nombrar y destituir a los pastores, y el derecho de vigilar a los fieles para asegurarse de que sus creencias eran conformes a las doctrinas de Calvino y de que su conducta era buena. Todos los pastores eran de igual categoría, ninguno tenía poder sobre otro. Cada iglesia se regía independientemente. Tal fué el régimen presbiteriano (en que dirige el presbyterium).

Cuando el calvinismo fué adoptado en otros países, las iglesias presbiterianas se pusieron de acuerdo para mantener las mismas creencias, la misma liturgia y las mismas reglas de organización. Los delegados de varias iglesias se reunían para formar un coloquio, o un sínodo provincial. Las asambleas enviaban delegados a un sínodo general que redactaba la confesión de fe y fijaba las reglas de la disciplina para todo el país. Así se hizo en Francia, en Escocia, en los Países bajos, en Polonia, en Hungría.

Escocia tenía por reina a una niña, María Estuardo. Su madre, que gobernaba en su nombre, era una princesa extranjera, hermana del duque de Guisa. Había permanecido católica y mandaba prender a los luteranos. Algunos nobles protestantes se sublevaron y se refugiaron en el castillo de San Andrés. Con ellos estaba Knox, notario que se había hecho preceptor de los hijos de un noble. Knox empezó a predicar en la capilla del castillo contra el Papa y contra la misa, que calificaba de "idolatría abominable". La regente envió una tropa para sitiar el castillo y los defensores capitularon. Knox fué conducido prisionero a Francia (1547). Cuando se le dió libertad, se fué a Inglaterra y se hizo capellán del rey Eduardo. Cuando Inglaterra pasó a manos de una reina católica, Knox huyó a Francia, luego a Alemania. Volvió a Escocia (1555) y predicó a los nobles, muchos de los cuales se adhirieron a la reforma.

Fué a Ginebra, donde se hizo discípulo de Calvino. A su vuelta de Escocia, varios nobles escoceses juraron "emplear vida y hacienda en restablecer la santa palabra de Dios". A esto se llamó Covenant (convención). Hicieron guerra a la regente católica, que se alió con los franceses. Los nobles pidieron auxilio a la reina de Inglaterra. Un pequeño ejército inglés entro en Escocia y rechazó a los católicos. Los nobles, que habían seguido siendo dueños del país, reunieron un Parlamento. Fué abolida la autoridad del Papa en Escocia. Knox escribió una liturgia semejante a la de Ginebra. Suprimió todas las fiestas, excepto la del domingo; no se conservó la cruz, ni imágenes, ni órganos, ni velas.

Knox propuso se consagrasen las rentas de los bienes de la Iglesia Católica al mantenimiento de los pastores, a la creación de escuelas y al sostenimiento de los ancianos. Pero los nobles prefirieron guardárselas. La Iglesia de Escocia, no teniendo con qué pagar a sus pastores, se organizó muy lentamente. Cada comunidad tuvo sus pastores, sus ancianos, sus diáconos, y también su tribunal encargado de juzgar las culpas de los seglares. Como en Ginebra, se hacía comparecer al que no iba al sermón, trabajaba en domingo, bebía, bailaba o cantaba. Para los asuntos comunes, se reunía una asamblea general de delegados de todas las iglesias de Escocia.

Después de la abdicación de María Estuardo en 1567 (véase capítulo VII), se prohibió el culto católico, que se llamaba "la idolatría". Fueron conservados los obispos, pero no ejercían poder.

El presbiterianismo fué adoptado por los protestantes en Francia, Escocia, Holanda y Hungría y a las colonias inglesas. Hoy es la forma más extendida del protestantismo.