Historia III:Cristóbal Colón

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No era conocida aún la forma de la tierra. Casi todos la creían plana, pero ya algunos sabios pensaban que tiene forma esférica. Se pensó que, atravesando el Atlántico del lado de Occidente, se podría dar vuelta a la tierra y llegar a la India. Pero había que lanzase a la ventura en el Océano, sin saber a qué distancia se encontraría tierra firme. Cristóbal Colón se atrevió a hacerlo, y de aquí su celebridad.

Cristóbal Colón, nacido en la comarca de Génova (por el año 1446), hijo de un tejedor pobre, sólo había recibido muy escasa instrucción en la escuela de los tejedores de Génova. No aprendió matemáticas ni astronomía, no sabía siquiera marcar el punto, es decir, determinar la posición de un navío en el mar. Trabajó al principio contra su gusto en el oficio de su padre. Luego consiguió embarcar en un barco mercante, se hizo marino y fué a establecerse a Portugal. Allí oculto su origen, se hizo pasar por hijo de caballero educado para marino, y refirió viajes que no había realizado.

En Portugal, Colón concibió la idea de ir a las Indias por la costa de Occidente. Los marinos portugueses contaban haber encontrado en el Océano trozos de madera esculpida, troncos de árboles de una especie desconocida. Se había encontrado un bambú tan grueso que entre dos nudos de la caña podía contener nueve garrafas de vino, y de todo esto se deducía que había alguna tierra a Occidente. Creíase a la tierra más pequeña de lo que es, y el Asia mucho más grande; se observaba que había elefantes, a la vez, en la India y en África, y se juzgaba que ambas regiones no estaban muy distantes. Quizá también Colón concibió su idea por una carta de un astrónomo italiano, Toscanelli (que se ha encontrado entre los papeles de su hijo).

Colón propuso al rey de Portugal ir a la India por Occidente, y el rey consultó a algunos sabios, que juzgaron el proyecto falto de fundamento. Colón se marchó a España, donde vivió miserablemente, vendiendo libros y mapas. Por último, logro persuadir a un gran señor español, que obtuvo para Colón una audiencia de la reina Isabel (1486). La reina le dió con que vivir durante algunos años. Pero estaba ocupada en la guerra de Granada, y Colón, desalentado, iba a marcharse a Francia cuando acertó a pasar por un convento de franciscanos. Encontró allí a un antiguo confesor de la reina, el cual envió un mensaje a Isabel al campamento de Granada, y la soberana ordenó a Colón que se presentase allí.

Isabel le prometió tres barcos para su expedición. Colón exigió que la reina le prometiera de antemano la dignidad de almirante para él y para sus hijos, la nobleza, el virreinato de todos los países que descubriera y la décima de todas las rentas comerciales de ellos. Estas proposiciones parecían exorbitantes por parte de un aventurero miserable, e Isabel no las aceptó, pero Colón no quiso ceder lo más mínimo. Se marchaba ya a Francia cuando Isabel le mandó llamar, firmando el contrato que exigía.