XX

Una montaña de oro

vi en horizonte lejano;

corrí tras ella...: mi mano

tendí, y era aquel tesoro

un arrebol de verano.


En una noche muy bella,

brillar en la lejanía

del espacio, vi una estrella;

corrí afanoso tras ella

y hallé sólo.. una bujía.


Vi arder en tu corazón,

por mí, como roja pira

la llama de la pasión;

mas ¡ay! todo fue ilusión:

oro, estrella, amor... mentira.