XCI

En la sala anatómica

y en las horas de clase,

sobre las planchas yertas

abría los cadáveres.

Fue siempre en medicina,

el peor estudiante.

Dejaba en las orgías

su dinero y su sangre...


Mientras que en una choza

su pobre y vieja madre,

tiritaba de frío...

se moría de hambre.


En la sala anatómica,

una vez, en la clase,

el profesor le dijo,

mostrándole un cadáver:


–Ábrale usted el vientre...

Se acercó el estudiante...

clavó el largo cuchillo de aquel cuerpo en la carne,


y, al clavarlo, dio un grito,

dio un grito, y cayó exánime.

¡Aquel cuerpo... era el cuerpo

de su olvidada madre!