CXXIII

Oyendo está tus rumores

allá abajo el ángel mío;

corre y llévale estas flores

que deshojo en tus hervores...

Corre, corre, manso río Corre y dile que la adoro,

que estoy pálido y sombrío,

que por sus desdenes lloro,

y dile que es mi tesoro;

pero, corre, manso río.


Mas si no oye mi quebranto,

si desdeña el amor mío,

entonces llévale el llanto

que estoy vertiendo hace tanto

sobre tus ondas ¡oh, río!