Galantería ingenua

Galantería ingenua
de Julio Herrera y Reissig


A través de la bruma invernal y del limo,
tras el hato, Fonoe cabra la senda terca;
mas de pronto, un latido dícele que él se acerca...
Y, en efecto, oye el silbo de Melampo su primo.

A la llama, el coloquio busca sabroso arrimo;
luego inundan sus fiebres en la miel de la alberca;
hasta que la incitante fruta de ajena cerca
les brinda la luz verde dulce de su racimo.

Después ríen... ¡de nada! ¿para qué tendrán boca?
Y por fin -Dios lo quiso- él, de espaldas la choca
y la estriega y la burla, ya que Amor bien maltrata...

Y ella en púdicas grimas, con dignidades tiernas
de doncellez, se frunce el percal que recata
la primicia insinuante de sus prósperas piernas...