Si escuchas de los cínicos la mofa
o la protesta audaz de los malvados,
es porque el hierro ardiente de mi estrofa
los dejó bien marcados.

Al general Rafael Uribe Uribe


Sin arrugar el bronce de tu frente
pasan los enemigos arrebatos.
¡Mucho bien habrás hecho a mucha gente,
cuando cuentas por miles los ingratos!

Y qué pequeños ante ti resultan
tus detractores: ¿no los compadeces?
¡Tú, más te creces mientras más te insultan,
y más te insultan mientras más creces!

Tus detractores... –torvas medianías
ávidas de apagar los resplandores conque tú nos alumbras y nos guías–
con tu piedad de apóstol mortifícalos!
Lo que menos importa a los cóndores
Es la persecución de los cernícalos!