Fábulas en verso castellano/XLVIII
Hambriento un avión cogió un mosquito, que indulto le pidió por ser chiquito y dar poco alimento; pero enojado el otro, a fuer de hambriento, -No esperes (dijo) que tu voz me ablande: muere; que si eres chico, yo soy grande. No bien hizo la muerte el inhumano, píllale entre sus uñas un milano. Temblando el avión gime y suplica; pero el milano adusto le replica: -No tienes que pensar que yo me ablande; muere, que tú eres chico y yo soy grande. Vio el águila al milano, entretenido en devorar el pájaro cogido, y volando veloz, le prende y mata, por más que ruega y de salvarse trata. -No es fácil (murmuró) que yo me ablande; muere, que tú eres chico y yo soy grande. Fue el águila a volar; pero la bala de un diestro cazador le rompe un ala, y al revolcarse por el suelo herida, -¿Por qué (gritó) me privas de la vida? -Porque no hay (dijo el hombre) quien me mande: muere, pues eres chica, y yo soy grande. Nadie uso indigno de sus fuerzas haga, o sepa, si obra mal, que al fin se paga. No murió el cazador, y sí el mosquito, y el lector pensará que sin delito. No, pues al cazador con furia impía le chupaba la sangre noche y día.