Fábulas en verso castellano/II
Hay, según los navegantes, allá lejos un país, cuyos pobres habitantes andan a todos instantes con sus bienes en un tris. Ya un espantoso huracán hace en la cosecha riza, ya sepultura le dan las piedras, lava y ceniza de un repentino volcán. Los de ilustre jerarquía y los míseros gañanes, todos viven entre afanes, recelando cada día terremotos y huracanes. Para auxilio en tales daños, entrega el común señor allí a cada morador, ya desde sus tiernos años, una joya de valor. Y tales prodigios obra la joya a los niños dada, que con ella todo sobra, y sin ella no se cobra, de lo que se pierde, nada. Sin embargo, aquella gente se echa tanto el alma atrás, que es la cosa más frecuente perder la joya excelente, y no recobrarla más. Causará sin duda espanto su locura; pero ¡qué! ¿Nada igual aquí se ve? ¿No hacen muchos otro tanto con la joya de la fe? Y sus luces, en verdad, son las que nos guían solas a puerto de claridad en la noche y en las olas de la ruda adversidad.