Expedición de los catalanes y aragoneses contra turcos y griegos/Proemio

Nota: Se respeta la ortografía original de la época
EXPEDICION

DE LOS
CATALANES Y ARAGONESES
CONTRA TURCOS Y GRIEGOS.

LIBRO PRIMERO.

PROEMIO.

M

i intento es escribir la memorable Expedicion y Jornada, que los Catalanes y Aragoneses hicieron à las Provincias de Levante, quando su fortuna y valor andaban compitiendo en el aumento de su poder y estimación, llamados por Andronico Paleologo Emperador de Griegos, en socorro y defensa de su imperio y casa. Favorecidos y estimados en tanto que las armas de los Turcos le tuvieron casi oprimido, y temió su perdicion y ruina: pero despues que por el esfuerzo de los nuestros quedo libre de ellas, mal tratados y perseguidos con gran crueldad y fiereza barbara; de que nació la obligación natural de mirar por su defensa y conservación y la causa de volver sus fuerzas invencibles contra los mismos Griegos, y su Principe Andronico: las quales fueron tan formidables, que causaron temor y asombro à los mayores Principes de Asia y Europa, perdición y total ruina à muchas naciones y Provincias, y admiración à todo el mundo. Obra será ésta, aunque pequeña por el descuido de los antiguos, largos en hazañas, cortos en escribirlas, llena de varios y estraños casos de guerras continuas en regiones remotas y apartadas con varios Pueblos y gentes belicosa, de sangrientas batallas y victorias no esperadas, de peligrosas conquistas acabadas con dichoso fin por tan pocos y divididos Catalanes y Aragoneses, que al principio fueron burla de aquellas Naciones, y después instrumento de los grandes castigos que. Dios hizo en ellas. Vencidos los Turcos en el primer aumento de su grandeza Othomana, desposeidos de grandes y ricas Provincias de la Asia menor, y à viva fuerza y rigor de nuestras espadas encerrados en lo mas aspero y desierto de los montes de Armenia. Despues vueltas las armas contra los Griegos, en cuyo favor pasaron, por librarse de una afrentosa muerte, y vengar agravios que no Se pudieran disimular sin gran mengua de su estimación, y afrenta de su nombre. Ganados por fuerza muchos Pueblos y Ciudades, desbaratados y rotos poderosos exercitos, vencidas y muertos en campo Reyes y Principes, grandes provincias destruidas y desiertas, muertos, cautivos, o desterrados sus moradores: venganzas merecidas mas que licitas. Thracia, Macedonia, Thessalia, y Beocia penetradas y pisadas à pesar de todos los Principes y fuerzas del Orante, y ultimamente muerto à sus manos el Duque de Athenas con toda la nobleza, de sus vasallos, y de los socorros de Francesas y Griegos ocupado su estado, y en él fundado un nuevo señorio. En todos estos sucesos no faltaron traiciones, crueldades, robos, violencias, y sediciones, pestilencia comun, no solo de un exercito colecticio y debil por el corto poder de la suprema cabeza, pero de grandes y poderosas Monarquias. Si como vencieron los Catalanes à sus enemigos, vencieran su ambición y codicia, no excediendo los limites de lo justo, y se conserváran unidos, dilatáran sus armas hasta los ultimos fines del Oriente, y viera Palestina y Jerusalen, segunda vez las vanderas cruzadas. Porque su valor y disciplina militar, su constancia en las adversidades, sufrimiento en los trabajos, seguridad en los peligros, presteza en las execuciones, y otras virtudes militares las tuvieron en sumo grado, en tanto que la ira no las pervirtió. Pero el mismo poder que Dios les entregó para castigar y oprimir tantas naciones, quiso que fuese el instrumento de su proprio castigo. Con la soberbia de los buenos, sucesos, desvanecidos con su prosperidad, llegaron à dividirse en la competencia del gobierno: divididos à matarse, con que se encendió una guerra civil, tan terrible y cruel, que causó sin comparacion mayores daños y muertes, que las que tuvieron con los estraños.