Diferencia entre revisiones de «Haile Selassie a las Naciones Unidas, 1963»
Contenido eliminado Contenido añadido
Página creada con «Señor Presidente, distinguidos delegados: Hace veintisiete años, como emperador de Etiopía, subí a la tribuna de Ginebra, Suiza, para dirigirme a la Sociedad de las Na...» |
Sin resumen de edición |
||
Línea 1:
Señor Presidente, distinguidos delegados:
Hace veintisiete años, como emperador de Etiopía, subí a la tribuna de Ginebra, Suiza, para dirigirme a la Sociedad de las Naciones y pedir ayuda para que se librara de la destrucción que había sido desatada contra mi indefensa nación por el invasor fascista. Hablé entonces a y para la conciencia del mundo. Mis palabras fueron ignoradas
Hoy, estoy ante la organización mundial que ha tenido éxito en el manto desechado por su
En 1936, declaré que no era el Pacto de la Liga lo que estaba en juego, sino la moral internacional. Las empresas o tratados, dije entonces, son de poco valor si falta la voluntad de mantenerlas. La Carta de las Naciones Unidas expresa las aspiraciones más nobles del hombre: la abjuración de la fuerza en el arreglo de las controversias entre los Estados; La garantía de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos sin distinción de raza, sexo, idioma o religión; La salvaguardia de la paz y la seguridad internacionales.
Pero éstas, también, como lo
Esta Organización y cada uno de sus miembros tienen una responsabilidad aplastante y asombrosa: absorber la sabiduría de la historia y aplicarla a los problemas del presente, para que las futuras generaciones puedan nacer y vivir y morir en paz.
(...)
Línea 15:
He vivido demasiado tiempo para acariciar muchas ilusiones acerca de la alta mentalidad esencial de los hombres cuando se enfrentan con el tema del control sobre su seguridad y sus intereses de propiedad. Ni siquiera ahora, cuando tanto está a pique, muchas naciones confiarían voluntariamente sus destinos a otras manos.
Sin embargo, este es el ultimátum que se nos presenta: asegurar las condiciones por las cuales los hombres confiarán su seguridad a una entidad más grande o se arriesgarán a la aniquilación; Persuadir a los hombres de que su salvación descansa en la subordinación de los intereses nacionales y locales a los intereses de la humanidad
Hasta que esto se logre, el futuro de la humanidad
Desde la edad de la piedra la producción de armas ha sido siempre la fuente de la propia destrucción del hombre. Aunque el logro del desarme general y completo requiere mucho tiempo, es alentador observar que se han dedicado grandes esfuerzos a su consecución. Mi país apoya el Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares como un paso hacia este objetivo aunque sea sólo un paso parcial. El verdadero significado del tratado es que admite un estancamiento tácito entre las naciones que deben haberlo creado. Un estancamiento que reconoce el hecho contundente e inevitable de que ninguna emergería de la destrucción total que sería la suerte de todos en el caso de una guerra nuclear. Un estancamiento que nos proporciona a nosotros
El pasado mes de mayo, en Addis Abeba, se convocó una reunión de jefes de los Estados y gobiernos africanos durante tres días. En tres días, las treinta y dos naciones presentadas en esa conferencia demostraron al mundo que cuando las voluntades y la determinación existen, las naciones y los pueblos de diversos orígenes pueden y trabajarán juntos en la unidad en el logro de objetivos comunes
Sobre la cuestión de la discriminación racial, la Conferencia de Addis Abeba enseñó, a los que aprenderán, esta lección adicional: hasta que la filosofía que sostiene una raza superior y otra inferior es finalmente y permanentemente desacreditada y abandonada; Que hasta que ya no haya ciudadanos de primera y segunda clase de ninguna nación; Que hasta que el color de la piel de un hombre no tenga más importancia que el color de sus ojos; Que hasta que los derechos humanos básicos estén igualmente garantizados a todos sin tener en cuenta la raza; Que hasta ese día, el sueño de una paz duradera y la ciudadanía mundial y el imperio de la moralidad internacional seguirán siendo una ilusión fugaz, a perseguir pero nunca alcanzada.
Y hasta que los regímenes innobles e infelices que mantienen a nuestros hermanos en Angola, en Mozambique y en Sudáfrica y en servidumbre subhumana
La base de la discriminación racial y el colonialismo ha sido económica, y es con armas económicas
No creo que Portugal y Sudáfrica estén dispuestos a cometer un suicidio económico o físico si existen alternativas honorables y razonables. Creo que se pueden encontrar esas alternativas. Debemos actuar mientras podamos, mientras
Las grandes naciones del mundo harían bien en recordar que en la época moderna ni siquiera su propio destino está en sus manos. La paz requiere el esfuerzo unido de todos nosotros. ¿Quién puede prever qué chispa puede encender el fusible?
|