Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce I»

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Hay a veces entre un hombre y otro casi otra tanta distancia como entre el hombre y la bestia, si no en la substancia, en la circunstancia; si no en la vitalidad, en el ejercicio de ella.
 
Bien pudiera de muchos exclamar, crítica, la vulpeja: «¡Oh, testa hermosa, mas no tiene interior! En ti hallo el vacuo que tantos sabios juzgaron imposible».,<ref>En la fábula 43 de Esopo una vulpeja, o zorra, exclama esta frase ante la vista de la estatua hueca de una bella cabeza de un joven. El "vacuo" de los "sabios" alude al concepto escolástico del ''horror vacui''.</ref> Sagaz anatomía mirar las cosas por dentro. Engaña de ordinario la aparente hermosura, dorando la fea necedad; y, si callare, podrá desmentir el más simple de los brutos a la más astuta de ellos, conservando la piel de su apariencia.<ref>En Esopo, 267, se refiere la fábula del asno, el animal simple, o ignorante, por excelencia, que disfrazado con una piel de león no pudo engañar a la zorra porque su rebuzno lo delató, con lo que Gracián alaba los beneficios que le hubiera otorgado guardar silencio.</ref> Que siempre curaron de necios los callados, ni se contenta el silencio con desmentir lo falto, sino que lo equivoca en misterioso.
 
Pero el galante genio se vio sublimado a deidad en aquel, no solamente cojo, sino ciego Tiempo, para exageración de su importancia aprecio de su eminencia; los que más moderadamente erraron, lo llamaron inteligencia asistente al menor de los universos. Cristiano ya el filosofar, no le distingue de una tan feliz cuanto superior inclinación.