Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce XIII»

Contenido eliminado Contenido añadido
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Línea 20:
 
Lo que no se ve es como si no fuese, y, como dijo aquel avechucho satírico: «Nada es tu saber, si los demás ignoran que tú sabes».<ref>Persio, ''Sátiras'', I, 27.</ref> Y dense por entendidas todas las demás prendas, aunque hablo de la reina de todas. Las cosas comúnmente no pasan por lo que son, sino por lo que parecen. Son muchos más los necios que los entendidos, páganse aquellos de la apariencia, y, aunque atienden estos a la sustancia, prevalece el engaño y estímanse las cosas por de fuera.
 
 
Fueron a hacerle el cargo de parte de toda la república ligera, el Cuervo, la Corneja y la Picaza, con otras de este porte; que las demás todas se excusaron: el Águila por lo grave; la Fénix por lo retirado; la Paloma por lo sencillo; el Faisán por lo peligroso<ref>Itis, hijo de Tereo y Progne, fue de carácter violento como su padre, que violó a su cuñada Filomela. Progne al saberlo se vengó de Tereo matando y cocinando a Itis y sirviéndoselo como comida. Itis se convertirá en faisán, como relata Ovidio (''Metamorfosis'', VI).</ref> y el Cisne por lo callado, que piensa siempre para cantar dulcemente una vez.
 
Volaron en su busca al majestuoso palacio de la Riqueza. Encontraron luego con un Papagayo, que estaba en su balcón y en una jaula, propia esfera de la locuacidad. Díjoles con facilidad grande cuanto supo, que fue cuanto quisieron. Enviáronle un recado con un jimio;<ref>''jimio:'' simio. Mono. Es imagen de lo más bajo del hombre, particularmente de la lascivia.</ref> holgose mucho el Pavón de su llegada, que logra las ocasiones de ostentarse. Recibiolas en un espacioso patio, teatro augusto de su ostentosa bizarría y paseado palenque<ref>''palenque:'' «Camino de tablas que desde el suelo se elevaba hasta el tablado del teatro, cuando había entrada de torneo u otra función semejante». ''(DRAE)''».</ref> de su competencia, galante con el mismo sol, plumas a rayos y rueda a rueda.
 
Pero saliole mal la ostentativa, cuanto más airosa, que aun lo muy excelente depende de circunstancias y no siempre tiene vez. Achaques de arpía son los de la envidiaEnvidia, que todo lo inficiona, y a fuer de basilisco,<ref> «Animal fabuloso, al cual se atribuía la propiedad de matar con la vista».''(DRAE)''.</ref> su mirar es matar; y aunque suele hechizar la hermosura, aquí las irritó más, y, trocando los aplausos en agravios, vulgarmente enfurecidas, le dijeron: «¡Qué bien que viene esto, oh, loco y desvanecido pájaro, con la embajada que le traemos de parte de todo el alígero senado! ¡En verdad que cuando la oigas, que amaines la plumajería y que reformes la soberbia!
 
»Sabe que están muy ofendidas todas las aves de esta tu insufrible hinchazón, que así llaman a esa gran balumba de plumas, y con mucho fundamento, porque es una odiosísima singularidad querer tú solo, entre todas las aves, desplegar esa vanísima rueda, cosa que ninguna otra presume, pudiendo tantas tan bien, si no mejor que tú, pues ni la Garza tremola sus airones, ni el Avestruz placea sus plumajes, ni la misma Fénix vulgariza sus zafiros y esmeraldas, que no las llamo ya plumas. Mándante, pues, e inapelablemente ordenan, que de hoy más no te singularices, y esto es mirar por tu mismo decoro, pues si tuvieras más cabeza y menos rueda, repararas en que, cuando más quieres placear la hermosura de tus plumas, entonces descubres la mayor de tus fealdades, que tales son tus extremos.