Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce V»

Contenido eliminado Contenido añadido
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Línea 34:
Sobre todo tiene una tan sazonada como curiosa copia de todos los buenos dichos y galantes hechos, así heroicos como donosos: las sentencias de los prudentes, las malicias de los críticos, los chistes de los áulicos, las sales de Alenquer, los picantes del Toledo, las donosidades del Zapata, y aun las galanterías del Gran Capitán, dulcísima munición toda para conquistar el gusto.<ref>Todos son autores de dichos, facecias, chistes o anécdotas que circularon oralmente en su tiempo: El marqués de Alenquer, don Diego de Silva y Mendoza (1564-1630), don Pedro de Toledo, marqués del Milanesado (muerto en 1627), cuyos chistes recogió Juan de Arguijo en sus ''Cuentos'', y Gabriel Zapata, célebre en Sevilla en la primera mital del S. XVII por sus chistes. El Gran Capitán tenía asimismo fama de agudo.</ref>
 
Mas subiendo de punto y tiempo, tiene con letras de aprecio las sentencias de Filipo II,<ref>Felipe II tenía fama de sentencioso, como demuestra la publicación de ''Dichos y hechos del señor Rey Don Felipe Segundo, el Prudente (...)'' de Baltasar Porreño (Cuenca,1628). También se recogieron dichos y sentencias de Carlos I y de Fernando el Católico. De dichos y hechos de este último pergeñó Gracián su ''El político don Fernando el Católico'' (1640)</ref> los apotegmas de Carlos y las profundidades del Rey Católico. Si bien los más frescos, y corriendo donaire, son los que tienen más sal y los más apetitosos. Los flamantes hechos y modernos dichos, añadiendo a lo excelente la novedad, recambian el aplauso, porque sentencias rancias, hazañas carcomidas, es tan cansada como propia erudición de pedantes y gramáticos.
 
Más sirvió a veces esta ciencia usual, más honró este arte de conversar, que todas juntas las liberales. Es arte de ventura, que si la da el Cielo, poco de aquéllas basta, digo para lo provechoso, que no para lo adecuado. No excluye las demás graves ciencias, antes las supone por basa de su realce. Así como la cortesía asienta muy bien sobre el tener, así esta parte de discreción sobre alguna otra grande eminencia cae como esmalte. Lo que dice es que ella es la hermosura formal de todas, realce del mismo saber, ostentación del alma, y que tal vez aprovechó más saber escribir una carta, acertar a decir una razón, que todos los Bártulos y Baldos.