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mas dudosas como variedades ó como especies. Ocurre lo mismo necesariamente con los organismos estrechamente próximos que habitan continentes ó islas distintas. Cuando, por otra parte, un animal ó una planta se extiende sobre el mismo continente ó habita muchas islas del mismo archipiélago, y presenta diferentes formas en las diferentes regiones, hay siempre mucha probabilidad de descubrir las formas intermedias que enlacen y unan los estados extremos, y éstos vienen entonces á ser variedades.
ESPECIES DUDOSAS

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Algunos pocos naturalistas sostienen que los animales no presentan nunca variedades; pero entónces esos mismos naturalistas consideran la más pequeña diferencia como de valor específico, y cuando la misma forma idéntica se encuentra en dos países distantes ó en dos formaciones geológicas, creen que dos especies distintas están ocultas bajo el mismo ropaje. Viene la palabra especie a ser de este modo una mera abstraccion inútil, que implica y presupone un acto separado de creacion. Cierto es que muchas formas consideradas como variedades por jueces muy competentes se parecen á las especies tanto, que como tales han sido clasificadas por otros no ménos competentes. Pero discutir si deben llamarse especies ó variedades antes de que se haya aceptado generalmente una definicion de estos términos, es agitarse inútilmente en el vacío.
mas dudosas como variedades ó como especies. Ocurre lo

mismo necesariamente con los organismos estrechamente pró-
Muchos de los casos de variedades fuertemente marcadas ó especies dudosas, merecen detenida consideracion; porque diversos argumentos tomados de la descripcion geográfica, de las variaciones análogas, de las mezclas de sangre, etc., se han presentado para llegar a determinar su puesto de órden; pero me falta aquí espacio para entrar a discutirlos. Una investigacion atenta en muchos casos hará convenir á los naturalistas en la clasificacion de formas dudosas. Pero hay que confesar que en los países mejor conocidos es donde encontramos el mayor número de aquellas. Me ha sorprendido el hecho de que si cualquier animal ó planta en estado silvestre es altamente útil para el hombre, ó por cualquier causa atrae su atencion, en seguida se encuentran casi universalmente variedades. Estas variedades son tambien a menudo clasificadas por algunos autores como especies. Tómese el roble comun que ha sido estudiado atentamente; sin embargo, un autor
ximos
que habitan continentes ó islas distintas. Cuando, por
otra parte, un animal ó una planta se extiende sobre el mismo
continente ó habita muchas islas del mismo archipiélago, y
presenta diferentes formas en las diferentes regiones, hay
siempre mucha probabilidad de descubrir las formas interme-
dias que enlacen y unan los estados extremos, y éstos vienen
entonces á ser variedades.
Algunos pocos naturalistas sostienen que los animales no
presentan nunca variedades; pero entonces esos mismos natu-
ralistas consideran la más pequeña diferencia como de valor
especílico, y cuando la misma forma idéntica se encuentra en
dos países distantes ó en dos formaciones geológicas, creen
que dos especies distintas están ocultas bajo el mismo ropaje.
Viene la palabra especie a ser de este modo una mera abstrac-
cion inútil, que implica y presupone un acto separado de crea-
cion. Cierto es que muchas formas consideradas como varie-
clades por jueces muy competentes se parecen á las especies
tanto, que como tales han sido clasificadas por otros no mé-
nos competentes. Pero discutir si deben llamarse especies ó
variedades antes de que se haya aceptado generalmente una
definicion de estos términos, os agitarse inútilmente en el
vacío.
Muchos de los casos de variedades fuertemente marcadas ó
especies dudosas, merecen detenida consideracion; porque
diversos argumentos tomados de la descripcion geográfica, de
las variaciones análogas, de las mezclas de sangre, etc., so
han presentado para llegar a determinar su puesto de órden;
pero me falta aquí espacio para entrar a discutirlos. Una in-
vestigacion atenta en muchos casos hará convenir á los natu-
ralistas en la clasificacion de formas dudosas. Pero hay que
confesar que en los países mejor conocidos es donde encontra-
mos el mayor número de aquellas. Me ha sorprendido el hecho
de que si cualquier animal ó planta en estado silvestre es alta-
mente útil para el hombre, ó por cualquier causa atrac su
atencion, en seguida se encuentran casi universalmente varic-
dades. Estas variedades son tambien a menudo clasificadas
por algunos autores como especies. Tómese el roble comun
que ha sido estudiado atentamente; sin embargo, un autor