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chamente unidas—por ejemplo, de las muchas zorras—que habitan diferentes partes del mundo. No creo yo, como veremos muy pronto, que el total de diferencias entre las diversas castas del perro se haya producido en la domesticidad; creo que una pequeña parte de la diferencia es debida á que descienden de distintas especies. En el caso de razas fuertemente marcadas de algunas otras especies domésticas, hay motivos para presumir, y hasta pruebas evidentes, de que todas descienden de un orígen salvaje único.
VARIEDADES DOMÉSTICAS

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Se ha supuesto frecuentemente que el hombre ha escogido para la domesticidad animales y plantas con una extraordinaria tendencia inherente á variar, y de igual manera á resistir diversos climas. No disputo que estas capacidades han aumentado grandemente el valor de la mayor parte de nuestras producciones domésticas; pero ¿cómo es posible que un salvaje conociera, cuando por primera vez domaba un animal, si variaria en las generaciones sucesivas, y si aguantaria otros climas? La poca variabilidad del asno y del ganso, ó el pequeño poder de aguantar el calor del reno, y el frio el camello comun impidieron su domesticidad? No puedo dudar que si otros animales y plantas, iguales en número á nuestras producciones domésticas, y que pertenecen á clases y países igualmente diversos, fuesen tomados del estado natural y se les pudiera hacer criar por un número igual de generaciones en domesticidad, variarian por término medio tanto como han variado las especies madres de nuestras producciones domésticas existentes.
chamente unidas por ejemplo, de las muchas zorras-que ha-

bitan diferentes partes del mundo. No creo yo, como veremos
En el caso de la mayor parte de nuestros animales y plantas domésticos de muy antiguo, no es posible llegar á una conclusion definitiva sobre si son descendientes de una ó várias especies silvestres. El argumento en que principalmente se apoyan los que creen en el múltiple orígen de nuostros animales domésticos, es que encontramos en los tiempos más antiguos, en los monumentos de Egipto y en las habitaciones lacustres de Suiza mucha diversidad en las castas, y que algunas de estas castas antiguas se parecen mucho, ó son hasta idénticas á las que todavía existen. Pero esto solamente hace retroceder mucho la historia de la civilizacion, y demuestra que los animales fueron domesticados en un período mucho más anterior que el que hasta ahora se habia supuesto. Los
muy pronto, que el total de diferencias entre las diversas cas-
tas del perro se haya producido en la domesticidad; creo que
una pequeña parte de la diferencia es debida á que descienden
de distintas especies. En el caso de razas fuertemente mar-
cadas de algunas otras especies domésticas, hay motivos para
presumir, y hasta pruebas evidentes, de que todas descienden
de un origen salvaje único.
Se ha supuesto frecuentemente que el hombre ha escogido
para la domesticidad animales y plantas con una extraordina-
ria tendencia inherente á variar, y de igual manera á resistir
diversos climas. No disputo que estas capacidades han aumen-
tado grandemente el valor de la mayor parte de nuestras pro-
ducciones domésticas; pero ¿cómo es posible que un salvaje
conocicra, cuando por primera vez domaba un animal, si va-
riaria en las generaciones sucesivas, y si aguantaria otros cli-
mas? La poca variabilidad del asno y
del
ganso, ó el pequeño
poder de aguantar el calor del rono, y el frio el camello co-
mun impidieron su domesticidad? No puedo dudar que si
otros animales y plantas, iguales en número á nuestras pro-
duccionos domésticas, y que pertenecen á clases y países igual-
mente diversos, fuesen tomados del estado natural y se les
pudiera hacor criar por un número igual do generaciones en
domesticidad, variarian por término medio tanto como han
variado las especios madres de nuestras producciones domésti-
cas existentes.
En el caso de la mayor parte de nuestros animales y plantas
domésticos de muy antiguo, no es posible llegar á una con-
clusion dofinitiva sobre si son descendientes de una ó várias
especies silvestres. El argumento en que principalmente se
apoyan los que creen en el múltiple origen de nuostros ani-
males domésticos, os que encontramos en los tiempos más an-
tiguos, en los monumentos de Egipto y en las habitaciones
lacustres de Suiza mucha diversidad en las castas, y que al-
gunas de estas castas antiguas se parecen mucho, ó son hasta
idénticas a las que todavía existen. Pero esto solamente haco
retroceder mucho la historia de la civilizacion, y demuestra
que los animales fueron domesticados en un período mucho
más anterior que el que hasta ahora se habia supuesto. Los