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cion desmantelada y ruinosa, en medio de la cual habia una máquina fotográfica y una mesa llena de estampas, libritos y otras publicaciones referentes á la gran maravilla artística.
DE MADRID A ÑAPÓLES. 233


Por último, en un decrépito muro descubrí el célebre'' fresco ''(que nunca fué verdadero ''fresco'', sino una pintura al óleo sobre cal).
•cion desinanteladíi y ruinosa, en medio de la cualhabia una máquina fo-
tográfica y una mesa llena de estampas , libritos y otras publicaciones re-
ferentes á la gran maravilla artística.


Pero ¡triste es decirlo! En aquella pared no existe ya hoy pintura al guna de Leonardo de Vinci. Lo que allí se vé es la malhadada obra de un béciles restauradores, la barbarie de los frailes que poseyeron tal tesoro, las injurias del tiempo, mil abominaciones sucesivas... y ni una sola pin celada del inmortal artista.
Por último, en un decrépito muro descubrí el célebre'' fresco ''(que
nunca fué verdadero ''fresco'', sino una pintura al óleo sobre cal).


Me apresuro, sin embargo, á consolaros, Nosotros veremos ''il Cenacolo'' tal cual fue... Yo os lo describiré en su primitiva grandeza...; y para ello, voy á principiar por referiros su historia.
Pero ¡triste es decirlo! En aquella pared no existe ya hoy pintura al
guna de Leonardo de Vinci. Lo que allí se vé es la malhadada obra de im
béciles restauradores, la barbarie de los frailes que poseyeron tal tesoro,
las injurias del tiempo, mil abominaciones sucesivas.., y ni una sola pin
celada del inmortal artista.


Leonardo de Vinci, uno de los hombres más ilustrados del siglo. WL arquitecto, ingeniero, escultor, poeta, escritor, músico; dotado además de grandes ventajas físicas por su hermosura y extraordinaria fuerza; gladiador y nadador sin rival, habia alcanzado ya imperecedera fama por tan múltiples y raras calidades cuando hizo olvidar sus propios méritos pintando el cuadro de la ''Cena.''—Desde entonces, ya no se acordó nadie del magnífico Canal que habia dirigido y que puso á ''Milan'' en comunicación con el Adda; ni del certamen en que había ganado un premio cantando magistralmente y acompañándose en una lira de plata, fabricada por él, un precioso Romance, cuya música y cuya letra eran también suyas; ni de la Estatua de Francisco Sforza, con que venció á su maestro Verrocchio; ni de las Fortificaciones que habia inventado, como ingeniero mili tar que era, á fin de neutralizar los efectos de la Artillería, que empezaba á emplearse por entonces; ni de sus notables trabajos en la construcción de la Catedral; ni de sus inspirados Sonetos... ¡de nada, en fin, sino del pintor!—Milán, Florencia y Roma se disputaban al artista. Los reyes de España y Francia se procuraban su amistad. Miguel Ángel le temía, y conspiraba en contra de él... ¡La gloria de Leonardo llenaba el universo!
Me apresuro, sin embargo, á consolaros, Nosotros veremos ''il Cenacolo''
tal cual fue.,. Yo os lo describiré en su primitiva grandeza...; y para ello,
voy á principiar por referiros su historia.


Desgraciadamente, la ''Cena'' habia sido pintada, como hemos dicho, mediante un nuevo é infortunado procedimiento (al óleo sobre calj y en una habitación liúmeda, que en cierta ocasión llegó á verse hasta mundada. A consecuencia de esto, la pintura empezó á caerse á pedazos, cuando aún no llevaba treinta años de existencia.—También quiso la des gracia que el fogón de la cocina del convento se encontrara precisamente del otro lado de la misma pared ilustrada por Vinci, lo cual sometió los colores á una alternativa de resecación y humedad que acabó por des truirlos.—Después aconteció que los frailes, á fin de recibir la comida más caliente, hicieron ¡''en medio de la obra maestra''! una ventana de co municación entre el refectorio y la cocina.—Pero hubo más: en 1826, un tal Belloti, encargado de restaurar el'' fresco'', llevó su temeridad hasta re pintar casi todas las figuras; en 1770, hizo lo mismo un señor ''Mazer'', y
Leonardo de Vinci, uno de los hombres más ilustrados del siglo .WL
arquitecto, ingeniero, escultor, poeta, escritor, músico; dotado además
de grandes ventajas físicas por su hermosura y extraordinaria fuerza; gla
diador y nadador sin rival, habia alcanzado ya imperecedera fama por tan
múltiples y raras calidades cuando hizo olvidar sus propios méritos pin-
tando el cuadro de la ''Cena.'' — Desde entonces , ya no se acordó nadie del
magnífico Canal que habia dirigido y que puso á ''Milan'' en comunicación
con el Adda; ni del certamen en que había ganado un premio cantando
magistralmente y acompañándose en una lira de plata, fabricada por él,
un precioso Romance, cuya música y cuya letra eran también suyas; ni
de la Estatua de Francisco Sforza, con que venció á su maestro Verroc
chio; ni de las Fortificaciones que habia inventado, como ingeniero mili
tar que era,á fin de neutralizar los efectos de la Artillería, que empezaba
á emplearse por entonces; ni de sus notables trabajos en la construcción
de la Catedral; ni de sus inspirados Sonetos... ¡de nada, en fin, sino del
pintor! — Milán, Florencia y Roma se disputaban al artista. Los reyes de
España y Francia se procuraban su amistad. Miguel Ángel le temía, y
conspiraba en contra de él... ¡La gloria do Leonardo llenaba el uni-
verso!

Desgraciadamente , la ''Cena'' habia sido pintada , como hemos dicho,
mediante un nuevo é infortunado procedimiento (al óleo sobre calj y en
una habitación liúmeda, que en cierta ocasión llegó á verse hasta inun-
dada. A consecuencia de esto, la pintura empezó á caerse á pedazos,
cuando aún no llevaba treinta años de existencia. — También quiso la des
gracia que el fogón de la cocina del convento se encontrara precisamente
del otro lado de la misma pared ilustrada por Vinci, lo cual sometió los
colores á una alternativa de resecación y humedad que acabó por des
truirlos. — Después aconteció que los frailes, á fin de recibir la comida
más caliente, hicieron ¡ ''en medio de la obra maestra'' ! una ventana de co
municación entre el refectorio y la cocina. — Pero hubo más: en 1826, un
tal Belloti , encargado de restaurar el'' fresco'', llevó su temeridad hasta re
pintar casi todas las figuras; en 1770, hizo lo mismo un señor ''Mazcr'', y