Ensayo de una historia de Orizaba: Tercera parte: Capítulo I

Nota: Se respeta la ortografía original de la época




Conquista Española.

I.

Los españoles de Ahauializapan.— Cortés sabe la llegada de la armada de Narvaez.— Pasa por aquí en su busca.— Permanece dos dias en estos lugares.— Reflexiones.

(1520—1524.)




Las provincias de Ahauializapan, Huatusco y Cotaxtla, feudatarias del imperio de Anáhuac, fueron de las primeras que atrajeron la atencion de los conquistadores, y los deslumbraron con la esperanza de alcanzar riquezas inmensas; por cuyo empeño y logro se aventuraban á temerarias empresas.

Estas comarcas comenzaron á poblarse de aventureros, á poco de haber desembarcado Cortés en las playas Chalchiuhcuecan, nombre que entonces llevaba el país de Veracruz.

Aquellos europeos esparcidos en estos lugares, “andaban por la tierra —como dice Gomara— descubriendo minas y otros secretos.” Algunos, pues, de los que siguieron á Cortés en su empresa, mas que por el humo de una gloria póstuma, vinieron en busca de algo mas positivo. Muchos de ellos, deslumbrados aún con los sublimes delirios de Colon, tomaron á México por el país que ese hombre inspirado habla soñado, y se dedicaron asiduamente á buscar los rios de oro y plata que era fama corrían en estas ricas comarcas.

No es extraño que algunos españoles se internaran en estas tierras, desconocidas para ellos.

Los nativos del país los miraban como á seres sobrenaturales, puesto que habian burlado la autoridad de los soberanos de México, cuyo poder jamás habia sido vencido por ellos.

De aquí provenia la admiracion y respeto con que eran vistos aquellos extrangeros. Las preocupaciones populares se habian forjado de ellos unos semi-dioses: su poblada barba, su rizada cabellera y sus blancas mejillas, los presentaban con todo el prestigio que la preocupacion, fantástica y novelera, atribuia á los que entonces eran vistos como descendientes del profeta Quetzalcoatl.

Esas preocupaciones, hábilmente explotadas por el sagaz Cortés, contribuyeron bastante á realizar sus grandiosas miras políticas.

Algunos de los conquistadores tuvieron oportunidad de conocer estas comarcas aun antes de la toma de México.— Desde entonces permanecieron aquí algunos colonos, como lo justifica Gomara en sus palabras ya citadas, y los hechos posteriores ocurridos en Ahauializapan y otros puntos del territorio de México, que referiremos mas adelante.

Mientras que estos primeros habitantes europeos se entregaban ardorosamente á llenar sus aspiraciones, el intrépido Cortés proseguía su arriesgada empresa.

Habia llegado á México: audazmente aprisionó á Moteuczuma, y le obligó á que todos sus caciques juraran obediencia al monarca español.

El orgullo nacional de los mexicanos se ofendió grandemente, y un disgusto general cundió en todas las clases.

Los saceidotes mexicanos, cuya influyencia era omnipotente, azuzaban la irritacion de sus compatriotas, aprovechándose del fanatismo religioso, en bien de su amenazada nacionalidad.

El mismo Cortés, hombre de indómita energía, “y nuestros capitanes —dice Bernal Diaz— sintieron pesar, y aun se alteraron,” al saber el peligro que los amenazaba.

En estas aflictivas circunstancias para Cortés, llegó á Veracruz Pánfilo de Narvaez encargado de reducirle á prision, por orden de Diego Velazquez. No solo, pues, perseguian á Cortés las dificultades que su temerario proyecto le imponia, sino otras que le allegabn sus envidiosos rivales.

Esa expedicion, que, á poco andar, debia favorecer las miras profundas de Hernando, en gracias de su prudencia nunca desmentida, tornósele á éste en solemne beneficio.— Así proteje la fortuna á ciertas y determinadas criaturas, que nacen predestinadas á utilizar en provecho suyo hasta los obstáculos que el celo ó la malicia les presentan, á fin de malograr sus magnánimas intenciones.

El ingenio, ó llámese talento, como los caudalosos rios en sus corrientes, es mas impetuoso tanto y cuanto mas son los obstáculos que se le presentan: estos mismos, en rigor, le dan fuerzas y alientos, cuando todo parece indicar que va à ser aniquilado.

Cortés, listo de ingenio en los negocios mas árduos, como ágil de brazo para manejar los arreos militares, tomó desde luego una resolucion audaz y atrevida, tal y cual la demandaba su apurada situación, y debian inspirársela su sagacidad política y su astucia de prudente capitan.

Salió, pues, al encuentro de Narvaez, fiado mas que en sus propias fuerzas, en su prudencia, y también en su fortuna, como todos los hombres predestinados.— Esta accion era propia del que habia incendiado sus naves antes de internarse en estas desconocidas regiones.

En 1520 vino á Ahauializapan[1] por el camino de Maltrata[2], y aqiuí, acaso, comprendió las dificultades de su aventura.

La admiracion de los habitantes de estos lugares á la sola presencia de aquellos guerreros, fué grande. Aunque la reducida hueste de Cortés[3] no podia hacer gala de su aparato guerrero, por estar muy maltratado, el continente marcial de aquellos terribles soldados, era bastante á amedrentarlos y sobrecogerlos.

Dos dias permaneció aquí Cortés[4]. Debe suponerse que en Ahauializapan madurára D. Hernando su plan de campaña, al decidirse á aventurarlo todo en aquel lance.

De aquí salieron, como se ha visto, los emisarios que fueron á intimar á Narvaez que se alejara “y no escandalizace mas los hombres y la tierra, que á mas andar se levantaba, y se fuese antes que mas muertos ó males les recreciesen.”

Hé ahí de qué manera siempre en estos lugares se han verificado hechos importantes, y tomádose determinaciones que haninfluido poderosamente en el porvenir general de México.

Es incuestionable que Cortés, al salir de la capital traia el propósito de morir ó triunfar en la demanda; pero es sabido que estas resoluciones supremas, y más en hombres de su temple, se toman acaloradamente.

Sin duda aquella permanencia de dos dias, la ocupó el conquistador en meditar concienzudamente en el paso que venia resuelto á dar. El caso era comprometido, y de su buen ó mal resultado dependian, no solo su propia vida, sino el éxito de los gigantescos proyectos que bullian en su mente.— Roberto Clive, el famoso conquistador inglés de Bengala, no estuvo mas comprometido la víspera de la batalla de Plassy ni mas inquieto, que Cortés al salir de Orizaba al encuentro de su poderoso rival. No creemos nosotros en la causal que se alegó, para justificar la permanencia de Cortés aquí, y esto mismo robustece nuestras conjeturas.

Ni Cortés ni sus compañeros eran hombres á quienes arredrára el agua, ni otros estorbos de ese jaez, cuando habian allanado obstáculos mayores, y se proponían, acosados por aquel furor caballersco, por decirlo así, que á los españoles de aquella edad de prodigios y aventuras aquejaba, llevar á cabo empresas mas temerarias.

Sí, comprendemos que lo de la agua que llovia, solo fué una salida ingeniosa, para no dispertar en los soldados sospechas sobre la gravedad de las circunstancias en que se encontraban ellos mismos, y su gefe principalmente.

De Ahauializapan Cortés siguió á Chocaman, pueblo muy antiguo, camino el mas recto para llegar al campo de Narvaez, que estaba en Cempoala .

Inútil es decir cuál fue el resultado de la expedicion; las esperanzas de Cortés se realizaron; sus deseos se cumplieron.

Cortés, al ver el feliz desenlace de su expedicion, no pensó ya sino en regresar á México, en donde, con razon, temia hubieran ocurrido algunos trastornos que estorbaran la realización de sus planes.

Sus temores no eran infundados. Pedro de Alvarado habia provocado un conflicto, que al último, dió por resultado la espulsion de los españoles del recinto de la capital. Cortés regresó sin tardanza á ella, tomando el camino que llevó por la vez primera, sin pasar por Ahauializapan ni lograr impedir aquella derrota de la Noche triste, que no se imaginaba al ver la buena fortuna con que habia desbaratado á su enemigo. Narvaez, encargado de echar por tierra los ambiciosos planes de D. Hernando, no vino mas que á darle fuerzas para que les diera cumplida y cabal cima.— Así se truecan y combinan, al impulso de la mano misteriosa de la Providencia, para servir á sus fines, opuestos y encontrados intereses.— Los compañeros de Narvaez, despues de la victoria de Cortés, le ayudaron tanto en los trabajos de la conquista como los que le seguían desde su salida de Cuba: todos se mostraron con igual constancia y lealtad en los azares de la tremenda epopeya de la toma de México.






  1. Segun López de Gomara, Historia general de las Indias, en la intimacion que Cortés dirijió á Narvaez le decia, “que para el dia de Pascua de Espíritu Santo, que era de allí á tres dias, seria con él.”— Esta intimacion la llevaron al campo de Narvaez un escribano llamado Pedro Fernandez y Rodriga Alvarez Chico, que salieron de Orizaba. En este caso, Cortés llegó á Orizaba en mayo de 1520. Véase la Nota 1.a de la pág. que sigue.
  2. El Sr. Orozco y Berra, persona muy entendida en nuestra Historia antigua nacional, ha caldo en error guiado por noticias inexactas, al asentar en su erudito y apreciabilísimo Itinerario del Ejército español en la conquista de México, que el antiguo Orizaba era Tesmelaca.— Diccionario de Historia y Geografía. Tomo 5.o, pág. 846. Véase el Apéndice.
  3. Componíase, según el mismo Gomara, de “doscientos cincuenta con los que tomó en el camino de Juan Velazquez de Leon.”— El resto habia quedado en México con Pedro de Alvarado, en custodia de Moteuczuma, “no se les fuese á Narvaez.”
  4. ....“Luego otro dia se partió el dicho D. Fernando Cortés del dicho pueblo (Quechola) é prosiguio su camino fasia que llegó a un pueblo que se dize Orizagua e estovieron alli dos dias por la mucha agua que llovia e que estando alli el dicho D. Fernando Cortés enbio á donde estava el dicho Narvaez a un Pedro Fernandez escrivano e con el á Rodrigo Alvarez Chico con un requerimiento etc.”— A este requerimiento alude, sin duda, Gomara.— Saco esta noticia del Sumario de la Residencia tomada á D. Fernando Cortes. Paleografiado porel Sr. Lic. D. Ignacio López Rayon. Tomo 1.o pág. 249. Declaracion de Juan de Mancilla.