En medicina, la fé
La madre de un gran doctor
Cayó en Ñapóles enferma
De una enfermedad que nadie
Llegó á entender su fiereza.
Los médicos afamados
Fueron con gran diligencia
A visitarla cumpliendo
La urbanidad que profesan.
Y viendo tan grande achaque,
Poniendo en arcos las cejas,
Decretaron que no habia
En toda la humana ciencia
Remedio á tan grande mal.
Pero replicó la vieja:
— Mi hijo me ha de curar:
Y por dejarla contenta
Recetó algunos remedios
Y obraron de tal manera
Que cobró luego salud.
Del mismo doctor la suegra
Enfermó á los pocos dias
Y le negó la asistencia,
Diciendo: — A mi madre, es claro,
Que si algo la puso buena
No fué lo que receté,
Sino el hallarla dispuesta
De la fé que en mí tenia
Con que gané fama eterna;
Pero en mi señora, es cierto
Que iria en falso mi ciencia,
Porque en su yerno jamás
Tuvo fé ninguna suegra.