En la muerte de Sennucio, poeta y amante

​En la muerte de Sennucio, poeta y amante
(Traducción de Clemente Althaus)​ de Francesco Petrarca


 Aunque quedo sin ti, solo y desierto,
 caro Sennucio, al cabo me consuelo;
 porque del cuerpo donde estabas muerto
 gloriosa tu alma remontó su vuelo.
 

 Ya puedes, lejos de este mundo incierto,
 las maravillas contemplar del cielo,
 y de mil y mil astros el concierto;
 yo templo así con tu placer mi duelo.
 

 Te ruego que de Venus en la esfera
 por mí saludes al divino Dante
 y a Beatriz su dulce compañera;
 

 y dile a Laura que su triste amante,
 mientras con ella reunirse espera,
 en lloro vive y en dolor constante.