Elementos de economía política: 13
§. IV. Oficios respectivos de los instrumentos para producir.
editar 80. En último análisis, la fuente de todas las cosas consumibles es la TIERRA; el medio por el cual saca el hombre las cosas de aquella fuente es el TRABAJO intelectual y físico.
Para trabajar el hombre se ayuda con el resultado de un trabajo anterior y acumulado, que se presenta bajo la forma de herramientas, de construcciones, de abastos, etc., y que se llama CAPITAL.
Este capital o fondo social comprende dos grandes clases de fuerzas: las que el trabajo ha realizado en las cosas, y las que ha desarrollado en los hombres, bien sea en lo físico, bien en lo moral.
81. El instrumento-tierra, el instrumento-capital y el instrumento-trabajo necesitan estar reunidos para producir, y ya demostraremos en el discurso de esta obra que la fuerza del trabajo y del capital no se desarrolla por entero sino cuando ambos instrumentos se aplican, en una grande escala, a vastas empresas.
El empresario industrial arrienda un terreno o un capital.
El simple artífice o el jornalero, que no tienen más que una capacidad industrial insuficiente para crear un producto, la ponen a soldada de otro hombre que tiene la capacidad industrial de reunir los diferentes medios de producción, y que, bajo el nombre de cultivador, de fabricante, de comerciante, los hace servir para un objeto común, para la creación de los productos.
82. El propietario de un capital o el capitalista que no hace producir su capital goza de su facultad productiva y recibe por él un PROVECHO a que se da el nombre de alquiler cuando la propiedad se compone de casas, talleres, almacenes, etc., y el de interés cuando el capital se evalúa en metálico o de otro modo cualquiera.
83. El propietario de bienes raíces, que no hace por sí mismo producir sus tierras, disfruta, sin embargo, de la facultad productiva que contienen, y saca de ellas una RENTA por medio del arriendo.
84. El obrero, que alquila sus facultades personales, saca de ellas una RETRIBUCIÓN o un JORNAL. El salario de un criado, el sueldo de un empleado, los derechos de un letrado son una retribución.
85. La creación de un producto es el resultado de un pensamiento único que hace contribuir a un solo fin una multitud de medios; por lo general, el empresario es el que tiene una idea y reúno todos los instrumentos para aplicarla, haciendo que cooperen a su objeto la voluntad de los trabajadores y la de los propietarios de fincas o de capitales que le confían fondos; y percibe un beneficio, si es capitalista, y una retribución o estipendio como trabajador inteligente.
86. Pero el empresario no es el solo productor: todos los trabajadores y todos los propietarios de instrumentos coadyuvan a la producción. El trabajador y el poseedor de facultades industriales hacen el sacrificio de su tiempo y de su ingenio para contribuir a la producción; el dueño de tierras podría hacer de ellas un parque de recreo, y las consagra al cultivo; un capitalista podría disipar sus caudales en diversiones, y los dedica a un empleo productivo; así los dueños de fincas y los capitalistas deben incluirse en la clase de los productores, porque los primeros producen por medio de las facultades productivas de sus fincas, y los segundos producen por medio de su capital, del mismo modo que el empresario por medio de las facultades industriales. Pero para esto es preciso que ni quede inculta la tierra ni esté ocioso el capital.
Contribuirá la producción por medio de una finca o de un capital es evidentemente cosa muy cómoda; pero no se ha discurrido todavía organización social alguna aceptable sin propietarios.
Claramente resulta de este análisis que hay propietarios más interesantes que otros, y que no existe más que una analogía artificial entre el productor trabajador y el productor propietario.
87. Un mismo individuo puede evidentemente ser productor bajo diferentes títulos, y ser al mismo tiempo propietario o capitalista, empresario o artífice. En general, el empresario es casi siempre más o menos capitalista: el mismo artífice suministra en rigor una pequeña porción del capital que se halla empleado, pues es raro que ni aun el más humilde jornalero deje de poner por su parte las herramientas.
88. Cuando el fondo es un instrumento natural no apropiado o mostrenco, es decir, cuando no pertenece a nadie, como en la pesca de los peces, de las perlas, del coral, etc., pueden obtenerse productos con trabajo y capitales solamente.
89. En las industrias fabriles y comerciales el trabajo y el capital bastan igualmente, y el caudal de tierra no es absolutamente necesario, o a lo menos es de poca importancia, pues que no debe darse aquel nombre más que al solar ocupado por los talleres y los almacenes.
90. De aquí se ha sacado por consecuencia que la industria fabril y la industria comercial de una nación no están limitadas por la extensión de su territorio, sino por la de sus capitales. Numerosos ejemplos pueden citarse en apoyo de esta proposición: los genoveses, que viven en la abundancia, tienen un territorio reducido que no produce ni una décima parte de lo que necesitan para su subsistencia; el bienestar habita en las gargantas infecundas del Jura, cerca de Neuchatel, porque allí se ejercen varias industrias mecánicas. En el siglo XIII, Venecia, sin ninguna posesión terrena en Italia, llegó a ser por su comercio bastante rica para conquistar la Dalmacia, las islas de Grecia y Constantinopla.