Electra: 43
Escena XI
editarELECTRA, MÁXIMO, el MARQUÉS, MARIANO.
ELECTRA.- (Aterrada.) Se fue... ¿Volverá?
MARQUÉS.- ¡Qué hombre! (Principia a obscurecer.)
MÁXIMO.- Más que hombre es una montaña que quiere desplomarse sobre nosotros y aplastarnos.
MARQUÉS.- Pero no caerá... Es un monte imaginario, inofensivo.
ELECTRA.- (Consternada, buscando refugio junto a MÁXIMO.) Ampárame, Máximo. Quítame este terror.
MÁXIMO.- Nada temas. Ven a mí. (Le coge las manos.)
MARQUÉS.- Ya obscurece. Debemos irnos ya.
ELECTRA.- Vamos... (Incrédula y medrosa.) Pero de veras, ¿voy contigo?
MÁXIMO.- Unidos en este acto, como lo estaremos toda la vida...
ELECTRA.- ¿Contigo siempre? (Aumenta la obscuridad.)
MARIANO.- (En la puerta de la izquierda.) ¡Señor, el blanco deslumbrante!
MARQUÉS.- (A MARIANO.) La fusión está hecha. Apaga los hornos.
MÁXIMO.- (Con gran efusión, besándole las manos.) Alma, luminosa, corazón grande, contigo siempre... Voy a decir a nuestros tíos que te reclamo, que te hago mía, que serás mi compañera y la madrecita de mis hijos.
ELECTRA.- (Acongojada, como si la alegría la trastornase.) No me engañes... ¿Viviré con tus niños, será entre ellos la niña mayor... seré tu mujer?
MÁXIMO.- (Con fuerte voz.) Sí, sí. (Iluminada la sala del fondo, resplandece con viva claridad toda la escena.)
MARQUÉS.- Vámonos... Ya viene la noche.
ELECTRA.- Es el día... ¡Día eterno para mí! (MÁXIMO la enlaza por la cintura y salen. El MARQUÉS tras ellos.)