El sí de las niñas/Acto segundo
Acto segundo
Escena primera
(Teatro oscuro.)
DOÑA FRANCISCA | Nadie parece aún... (DOÑA FRANCISCA seacerca a la puerta del foro y vuelve.) |
Escena segunda
DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA
DOÑA IRENE | Sola y a oscuras me habéis dejado allí.
|
DOÑA FRANCISCA | Como estaba usted acabando su carta, mamá, por no estorbarla me he venido aquí, que está |
DOÑA IRENE | Pero aquella muchacha, ¿qué hace que no trae una luz? Para cualquiera cosa se está un año... Y |
DOÑA FRANCISCA | Me parece que no.
|
DOÑA IRENE | Pues cuenta, niña, con lo que te he dicho ya. Y mira que no gusto de repetir una cosa dos veces. |
DOÑA FRANCISCA | Bien; sí, señora, ya lo sé. No me riña usted más.
|
DOÑA IRENE | No es esto reñirte, hija mía, esto es aconsejarte. Porque como tú no tienes conocimiento para |
DOÑA FRANCISCA | Yo, nada, mamá.
|
DOÑA IRENE | Pues nunca dices nada. ¡Válgame Dios, señor!... En hablándote de esto, no te ocurre nada que |
Escena tercera
DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA, RITA
(Sale RITA por la puerta del foro con luces | |
y las pone encima dela mesa.)
| |
DOÑA IRENE | Vaya, mujer, yo pensé que en toda la noche no venías. |
RITA | Señora, he tardado porque han tenido que ir a comprar las velas. Como el tufo del velón la |
DOÑA IRENE | Seguro que me hace muchísimo mal, con esta jaqueca que padezco... Los parches de alcanfor |
RITA | Muy bien (Toma una luz y hace que se va.)
|
DOÑA FRANCISCA | (Aparte, a Rita.) ¿No ha venido?
|
RITA | Vendrá.
|
DOÑA IRENE | Oyes, aquella carta que está sobre la mesa, dásela al mozo de la posada para que la lleve al |
DOÑA FRANCISCA | Como las monjas me hicieron merendar...
|
DOÑA IRENE | Con todo eso... Siquiera unas sopas del puchero para el abrigo del estómago... |
RITA | ¿Y nada más?
|
DOÑA IRENE | No, nada más... ¡Ah!, y házmelas bien caldositas. |
RITA | Sí, ya lo sé.
|
DOÑA IRENE | Rita.
|
RITA | (Aparte) Otra. ¿Qué manda usted?
|
DOÑA IRENE | Encarga mucho al mozo que lleve la carta al instante... Pero no, señor; mejor es... No quiero |
RITA | Sí, señora.
|
DOÑA IRENE | ¡Ah! mira.
|
RITA | (Aparte) Otra.
|
DOÑA IRENE | Bien que ahora no corre prisa... Es menester que luego me saques de ahí al tordo y colgarle por |
(Vase RITA por la puerta del foro.) ¡Qué noche | |
tan mala me dio!... ¡Pues no se estuvo el animal | |
toda la noche de Dios rezando el Gloria Patri y | |
la oración del Santo Sudario!... Ello, por otra | |
parte, edificaba, cierto; pero cuando se trata de | |
dormir...
|
Escena cuarta
DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA
DOÑA IRENE | Pues mucho será que don Diego no haya tenido algún encuentro por ahí, y eso le detenga. Cierto |
DOÑA FRANCISCA | Sí, señora, bien lo oigo; pero no la quería interrumpir a usted. |
DOÑA IRENE | Allí estarás, hija mía, como el pez en el agua; pajaritas del aire que apetecieras las tendrías, |
DOÑA FRANCISCA | Mamá, no se enfade usted.
|
DOÑA IRENE | No es buen empeño de... ¿Y te parece a ti que no sé yo muy bien de dónde viene todo eso?... |
DOÑA FRANCISCA | Pero... Pues ¿qué sabe usted?
|
DOÑA IRENE | ¿Me quieres engañar a mí, eh? ¡Ay, hija! He vivido mucho, y tengo yo mucha trastienda y |
DOÑA FRANCISCA | (Aparte) ¡Perdida soy!
|
DOÑA IRENE | Sin contar con su madre... Como si tal madre no tuviera... Yo te aseguro que aunque no hubiera |
DOÑA FRANCISCA | Es verdad, mamá... Pero yo nunca he pensado abandonarla a usted. |
DOÑA IRENE | Sí, que no sé yo...
|
DOÑA FRANCISCA | No, señora. Créame usted. La Paquita nunca se apartará de su madre, ni la dará disgustos. |
DOÑA IRENE | Mira si es cierto lo que dices.
|
DOÑA FRANCISCA | Sí, señora, que yo no sé mentir.
|
DOÑA IRENE | Pues, hija, ya sabes lo que te he dicho. Ya ves lo que pierdes, y la pesadumbre que me darás si no |
Cuidado con ello.
| |
DOÑA FRANCISCA | (Aparte) ¡Pobre de mí!
|
Escena quinta 1
DON DIEGO, DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA
(Sale DON DIEGO por la puerta del foro, | |
y deja sobre la mesa sombrero y bastón.)
| |
DOÑA IRENE | Pues ¿cómo tan tarde?
|
DON DIEGO | Apenas salí tropecé con el rector de Málaga, Padre Guardián de San Diego, y el doctor |
DOÑA IRENE | Muy bien.
|
DON DIEGO | ¿Y doña Paquita?
|
DOÑA IRENE | Doña Paquita, siempre acordándose de sus monjas. Ya la digo que es tiempo de mudar de |
DON DIEGO | ¡Qué diantre!. ¿Con que tanto se acuerda de...?
|
DOÑA IRENE | ¿Qué se admira usted? Son niñas... No saben lo que quieren, ni lo que aborrecen... En una edad así, tan... |
DON DIEGO | No, poco a poco, eso no. Precisamente en esa edad son las pasiones algo más enérgicas y |
DOÑA IRENE | Pero si ella no...
|
DON DIEGO | Déjela usted, señora, que ella responderá.
|
DOÑA FRANCISCA | Bien sabe usted lo que acabo de decirla... No permita Dios que yo la dé que sentir. |
DON DIEGO | Pero eso lo dice usted tan afligida y...
|
DOÑA IRENE | Si es natural, señor, ¿No ve usted que...?
|
DON DIEGO | Calle usted, por Dios, doña Irene, y no me diga usted a mí lo que es natural. Lo que es natural |
DOÑA FRANCISCA | No, señor, lo que dice su merced, eso digo yo; lo mismo. Porque en todo lo que me manda la obedeceré. |
Escena quinta 2
DON DIEGO | ¡Mandar, hija mía!... En estas materias tan delicadas, los padres que tienen juicio no |
DOÑA IRENE | Y puede usted creer, señor don Diego, que...
|
DON DIEGO | Voy a acabar, señora, déjeme usted acabar. Yo me hago cargo, querida Paquita, de lo que |
Escena quinta 3
DOÑA IRENE | ¿Puedo hablar ya, señor?
|
DON DIEGO | Ella, ella debe hablar, y sin apuntador y sin intérprete. |
DOÑA IRENE | Cuando yo se lo mande.
|
DON DIEGO | Pues ya puede usted mandárselo, porque a ella la toca responder... Con ella he de casarme, con |
DOÑA IRENE | Yo creo, señor don Diego, que ni con ella ni conmigo. ¿En qué concepto nos tiene usted?... |
DON DIEGO | Y bien, señora, ¿qué escribió el padrino?... O, por mejor decir, ¿qué tiene que ver nada de eso |
DOÑA IRENE | Sí señor que tiene que ver, sí señor. Y aunque yo lo diga, le aseguro a usted que ni un padre de |
DON DIEGO | Pero, señora, si no sucede nada, ni hay cosa que a usted la deba disgustar. |
DOÑA IRENE | Pues ¿no quiere usted que me disguste oyéndole hablar de mi hija en unos términos que...? ¡Ella |
DON DIEGO | Yo, señora, estoy más tranquilo que usted.
|
DOÑA IRENE | Respóndele.
|
DOÑA FRANCISCA | Yo no sé qué decir. Si ustedes se enfadan...
|
DON DIEGO | No, hija mía; esto es dar alguna expresión a lo que se dice; pero enfadarnos, no por cierto. |
Escena quinta 4
DOÑA IRENE | Sí, señor, que lo sé, y estoy sumamente agradecida a los favores que usted nos hace... |
DON DIEGO | No se hable de agradecimiento; cuanto yo puedo hacer, todo es poco... Quiero sólo que doña |
DOÑA IRENE | ¿Pues no ha de estarlo? Responde.
|
DOÑA FRANCISCA | Sí, señor, que lo estoy.
|
DON DIEGO | Y que la mudanza de estado que se la previene no la cueste el menor sentimiento. |
DOÑA IRENE | No, señor, todo al contrario... Boda más a gusto de todos no se pudiera imaginar. |
DON DIEGO | En esa inteligencia, puedo asegurarla que no tendrá motivos de arrepentirse después. En |
DOÑA FRANCISCA | Gracias, señor don Diego... ¡A una huérfana, pobre, desvalida como yo!... |
DON DIEGO | Pero de prendas tan estimables, que la hacen a usted digna todavía de mayor fortuna. |
DOÑA IRENE | Ven aquí, ven... Ven aquí, Paquita.
|
DOÑA FRANCISCA | ¡Mamá! |
(Levántase, abraza a su madre y se acarician mutuamente.)
| |
DOÑA IRENE | ¿Ves lo que te quiero?
|
DOÑA FRANCISCA | Sí, señora.
|
DOÑA IRENE | ¿Y cuánto procuro tu bien, que no tengo otro pío sino el de verte colocada antes que yo falte? |
DOÑA FRANCISCA | Bien lo conozco.
|
DOÑA IRENE | ¡Hija de mi vida! ¿Has de ser buena?
|
DOÑA FRANCISCA | Sí, señora.
|
DOÑA IRENE | ¡Ay, que no sabes tú lo que te quiere tu madre!
|
DOÑA FRANCISCA | Pues ¿qué? ¿No la quiero yo a usted?
|
DON DIEGO | Vamos, vamos de aquí. (Levántase DON DIEGO y después DOÑA IRENE.) |
DOÑA IRENE | Sí, dice usted bien. |
(Vanse los dos al cuarto de DOÑA IRENE. DOÑA FRANCISCA va | |
detrás y RITA, que sale por la puerta del foro, la hace detener.)
|
Escena sexta
DOÑA FRANCISCA, RITA
RITA | Señorita... ¡Eh!, chit..., señorita...
|
DOÑA FRANCISCA | ¿Qué quieres?
|
RITA | Ya ha venido.
|
DOÑA FRANCISCA | ¿Cómo?
|
RITA | Ahora mismo acaba de llegar. Le he dado un abrazo con licencia de usted, y ya sube por la |
DOÑA FRANCISCA | ¡Ay, Dios!... Y ¿qué debo hacer?
|
RITA | ¡Donosa pregunta!... Vaya, lo que importa es no gastar el tiempo en melindres de amor... Al |
DOÑA FRANCISCA | Sí... Él es.
|
RITA | Voy a cuidar de aquella gente... Valor, señorita, y resolución. |
(RITA se va al cuarto de DOÑA IRENE.)
| |
DOÑA FRANCISCA | No, no, que yo también... Pero no lo merece.
|
Escena séptima
DON CARLOS, DOÑA FRANCISCA
(Sale DON CARLOS por la puerta del foro.)
DON CARLOS | ¡Paquita!... ¡Vida mía! Ya estoy aquí... ¿Cómo va, hermosa, cómo va? |
DOÑA FRANCISCA | Bien venido.
|
DON CARLOS | ¿Cómo tan triste?... ¿No merece mi llegada más alegría? |
DOÑA FRANCISCA | Es verdad; pero acaban de sucederme cosas que me tienen fuera de mí... Sabe usted... Sí, bien lo |
DON CARLOS | ¿En dónde?
|
DOÑA FRANCISCA | Ahí, en ese cuarto. |
(Señalando al cuarto de DOÑA IRENE.)
| |
DON CARLOS | ¿Sola?
|
DOÑA FRANCISCA | No, señor.
|
DON CARLOS | Estará en compañía del prometido esposo. (Se acerca al cuarto de DOÑA IRENE, se detiene y vuelve.) |
DOÑA FRANCISCA | Nadie más, solos están... ¿Qué piensa usted hacer? |
DON CARLOS | Si me dejase llevar de mi pasión y de lo que esos ojos me inspiran, una temeridad... Pero |
DOÑA FRANCISCA | Es mucho el empeño que tiene en que me case con él. |
DON CARLOS | No importa.
|
DOÑA FRANCISCA | Quiere que esta boda se celebre así que lleguemos a Madrid. |
DON CARLOS | ¿Cuál?... No. Eso no.
|
DOÑA FRANCISCA | Los dos están de acuerdo, y dicen...
|
DON CARLOS | Bien... Dirán... Pero no puede ser.
|
DOÑA FRANCISCA | Mi madre no me habla continuamente de otra materia. Me amenaza, me ha llenado de temor... |
DON CARLOS | Y usted, ¿qué esperanza le da?... ¿Ha prometido quererle mucho? |
DOÑA FRANCISCA | ¡Ingrato!... Pues ¿no sabe usted que...? ¡Ingrato!
|
DON CARLOS | Sí, no lo ignoro, Paquita... Yo he sido el primer amor.
|
DOÑA FRANCISCA | Y el último.
|
DON CARLOS | Y antes perderé la vida, que renunciar al lugar que tengo en ese corazón... Todo él es mío... ¿Digo bien? |
(Asiéndola de las manos.)
| |
DOÑA FRANCISCA | ¿Pues de quién ha de ser?
|
DON CARLOS | ¡Hermosa! ¡Qué dulce esperanza me anima!... Una sola palabra de esa boca me asegura... Para |
DOÑA FRANCISCA | Y ¿qué vale para mí toda la riqueza del mundo?
|
DON CARLOS | Ya lo sé. La ambición no puede agitar a un alma |
tan inocente.
| |
DOÑA FRANCISCA | Querer y ser querida... Ni apetezco más ni conozco mayor fortuna. |
DON CARLOS | Ni hay otra... Pero usted debe serenarse, y esperar que la suerte mude nuestra aflicción |
DOÑA FRANCISCA | Y ¿qué se ha de hacer para que a mi pobre madre no la cueste una pesadumbre?... ¡Me |
DON CARLOS | Yo le buscaré... ¿No tiene usted confianza en mí?
|
DOÑA FRANCISCA | ¿Pues no he de tenerla? ¿Piensa usted que estuviera yo viva si esa esperanza no me |
(Se enternece y llora.)
| |
DON CARLOS | ¡Qué llanto!... ¡Cómo persuade!... Sí, Paquita, yo solo basto para defenderla a usted de cuantos |
DOÑA FRANCISCA | ¿Es posible?
|
DON CARLOS | Nada... Amor ha unido nuestras almas en estrechos nudos, y sólo la muerte bastará a |
Escena octava
RITA, DON CARLOS, DOÑA FRANCISCA
RITA | Señorita, adentro. La mamá pregunta por usted. Voy a traer la cena, y se van a recoger al |
DON CARLOS | Sí, que no conviene anticipar sospechas... Nada tengo que añadir. |
DOÑA FRANCISCA | Ni yo.
|
DON CARLOS | Hasta mañana. Con la luz del día veremos a este dichoso competidor. |
RITA | Un caballero muy honrado, muy rico, muy prudente; con su chupa larga, su camisola limpia |
(Se va por la puerta del foro.)
| |
DOÑA FRANCISCA | Hasta mañana.
|
DON CARLOS | Adiós, Paquita.
|
DOÑA FRANCISCA | Acuéstese usted, y descanse.
|
DON CARLOS | ¿Descansar con celos?
|
DOÑA FRANCISCA | ¿De quién?
|
DON CARLOS | Buenas noches... Duerma usted bien, Paquita.
|
DOÑA FRANCISCA | ¿Dormir con amor?
|
DON CARLOS | Adiós, vida mía.
|
DOÑA FRANCISCA | Adiós. |
(Éntrase al cuarto de Doña Irene.)
|
Escena nona
DON CARLOS, CALAMOCHA, RITA
DON CARLOS | ¡Quitármela! (Paseándose con inquietud.) No... Sea quien fuere, no me la quitará. Ni su madre |
CALAMOCHA | (Sale CALAMOCHA por la puerta del foro.) Pues, señor, tenemos un medio cabrito asado, |
DON CARLOS | Vamos... ¿Y adónde ha de ser?
|
CALAMOCHA | Abajo... Allí he mandado disponer una angosta y fementida mesa, que parece un banco de herrador. |
RITA | (Sale por la puerta del foro con unos platos, taza, cucharas y servilleta.) |
DON CARLOS | Buen provecho.
|
CALAMOCHA | Si hay alguna real moza que guste de cenar cabrito, levante el dedo. |
RITA | La real moza se ha comido ya media cazuela de albondiguillas... Pero lo agradece, señor militar. |
(Éntrase al cuarto de DOÑA IRENE.)
| |
CALAMOCHA | Agradecida te quiero yo, niña de mis ojos.
|
DON CARLOS | Conque, ¿vamos?
|
CALAMOCHA | ¡Ay, ay, ay!... (CALAMOCHA se encamina a la puerta del foro, |
DON CARLOS | ¿Qué?
|
CALAMOCHA | ¿No ve usted lo que viene por allí?
|
DON CARLOS | ¿Es Simón?
|
CALAMOCHA | El mismo... Pero, ¿quién diablos le...?
|
DON CARLOS | ¿Y qué haremos?
|
CALAMOCHA | ¿Qué se yo?... Sonsacarle, mentir y... ¿Me da usted licencia para que...? |
DON CARLOS | Sí, miente lo que quieras... ¿A qué habrá venido este hombre? |
Escena décima
SIMÓN, DON CARLOS, CALAMOCHA
(SIMÓN sale por la puerta del foro.) | |
CALAMOCHA | Simón, ¿tú por aquí?
|
SIMÓN | Adiós, Calamocha ¿Cómo va?
|
CALAMOCHA | Lindamente.
|
SIMÓN | ¡Cuánto me alegro de...!
|
CALAMOCHA | ¡Hombre! ¿Tú en Alcalá? ¿Pues qué novedad es ésta? |
SIMÓN | ¡Oh, que estaba usted ahí, señorito! ¡Voto va sanes!. |
DON CARLOS | ¿Y mi tío?
|
SIMÓN | Tan bueno.
|
CALAMOCHA | Pero, ¿se ha quedado en Madrid, o...?
|
SIMÓN | ¿Quién me había de decir a mí...? ¡Cosa como ella! Tan ajeno estaba yo ahora de... Y usted, de |
CALAMOCHA | Tú habrás venido con algún encargo del amo. SIMÓN. ¡Y qué calor traje, y qué polvo por ese camino! |
CALAMOCHA | Alguna cobranza tal vez, ¿eh?
|
DON CARLOS | Puede ser. Como tiene mi tío ese poco de hacienda en Ajalvir... ¿No has venido a eso? |
SIMÓN | ¡Y qué buena maula le ha salido el tal administrador! Labriego más marrullero y más |
DON CARLOS | Pues... Figúrate tú.
|
SIMÓN | ¿O va usted allá?
|
DON CARLOS | ¿A dónde?
|
SIMÓN | A Zaragoza. ¿No está allí el regimiento?
|
CALAMOCHA | Pero, hombre, si salimos el verano pasado de Madrid, ¿no habíamos de haber andado más de cuatro leguas? |
SIMÓN | ¿Qué sé yo? Algunos van por la posta, y tardan más de cuatro meses en llegar... Debe de ser un |
CALAMOCHA | (Aparte, separándose de SIMÓN. ¡Maldito seas tú, y tu camino, y la bribona que te dio papilla!) |
DON CARLOS | Pero aún no me has dicho si mi tío está en Madrid o en Alcalá, ni a qué has venido, ni... |
SIMÓN | Bien, a eso voy... Sí señor, voy a decir a usted... Conque... Pues el amo me dijo... |
Escena undécima 1
DON DIEGO, DON CARLOS, SIMÓN, CALAMOCHA
DON DIEGO | (Desde adentro.) No, no es menester; si hay luz aquí. Buenas noches, Rita. |
(DON CARLOS se turba y se aparta a un extremo del teatro.)
| |
DON CARLOS | ¡Mi tío!
|
DON DIEGO | ¡Simón! |
(Sale DON DIEGO del cuarto de DOÑA IRENE, encaminándose al | |
suyo; repara en DON CARLOS, y se acerca a él. | |
SIMÓN le alumbra, y vuelve a dar la luz sobre la mesa.)
| |
SIMÓN | Aquí estoy, señor.
|
DON CARLOS | (Aparte) ¡Todo se ha perdido!
|
DON DIEGO | Vamos... Pero... ¿quién es?
|
SIMÓN | Un amigo de usted, señor.
|
DON CARLOS | (Aparte) Yo estoy muerto.
|
DON DIEGO | ¿Cómo un amigo?... ¿Qué?... Acerca esa luz.
|
DON CARLOS | Tío. |
(En ademán de besar la mano a DON DIEGO, que le aparta de sí con enojo.)
| |
DON DIEGO | Quítate de ahí.
|
DON CARLOS | Señor.
|
DON DIEGO | Quítate... No sé cómo no le... ¿Qué haces aquí?
|
DON CARLOS | Si usted se altera y...
|
DON DIEGO | ¿Qué haces aquí?
|
DON CARLOS | Mi desgracia me ha traído.
|
DON DIEGO | ¡Siempre dándome que sentir, siempre! Pero... (Acercándose a DON CARLOS.) ¿Qué dices? |
CALAMOCHA | Porque le tiene a usted ley, y le quiere bien, y...
|
DON DIEGO | A ti no te pregunto nada... ¿Por qué has venido de Zaragoza sin que yo lo sepa?... ¿Por qué te |
DON CARLOS | No, señor, que nunca olvidaré las máximas de honor y prudencia que usted me ha inspirado |
DON DIEGO | Pues ¿a qué viniste? ¿Es desafío? ¿Son deudas? ¿Es algún disgusto con tus jefes?... Sácame de |
CALAMOCHA | Si todo ello no es más que...
|
DON DIEGO | Ya he dicho que calles... Ven acá. (Tomándolo de una mano se aparta con él a un extremo |
DON CARLOS | Una ligereza, una falta de sumisión a usted. Venir a Madrid sin pedirle licencia primero... |
DON DIEGO | ¿Y qué otra cosa hay?
|
DON CARLOS | Nada más, señor.
|
Escena undécima 2
DON DIEGO | Pues ¿qué desgracia era aquella de que me hablaste? |
DON CARLOS | Ninguna. La de hallarle a usted en este paraje... y haberle disgustado tanto, cuando yo esperaba |
DON DIEGO | ¿No hay más?
|
DON CARLOS | No, señor.
|
DON DIEGO | Míralo bien.
|
DON CARLOS | No, señor... A eso venía. No hay nada más.
|
DON DIEGO | Pero no me digas tú a mí... Si es imposible que estas escapada se... No, señor... ¿Ni quién ha de |
DON CARLOS | Considere usted, tío, que estamos en tiempo de paz; que en Zaragoza no es necesario un |
DON DIEGO | Un oficial siempre hace falta a sus soldados. El rey le tiene allí para que los instruya, los proteja |
DON CARLOS | Bien está; pero ya he dicho los motivos...
|
DON DIEGO | Todos esos motivos no valen nada... ¡Porque le dio la gana de ver al tío!... Lo que quiere su tío |
DON CARLOS | Señor, si...
|
DON DIEGO | No hay remedio... Y ha de ser al instante. Usted no ha de dormir aquí. |
CALAMOCHA | Es que los caballos no están ahora para correr... Ni pueden moverse. |
DON DIEGO | Pues con ellos (A CALAMOCHA) y con las maletas al mesón de afuera. Usted |
SIMÓN | Tendré unas cuatro o seis onzas. |
(Saca de un bolsillo algunas monedas | |
y se las da a DON DIEGO.)
| |
DON DIEGO | Dámelas acá... Vamos, ¿qué haces?... (A CALAMOCHA.) ¿No he dicho que ha de ser al |
(Los dos criados entran en el cuarto de DON CARLOS.)
|
Escena duodécima 1
DON DIEGO, DON CARLOS
DON DIEGO | Tome usted. (Le da el dinero.) Con eso hay bastante para el camino... Vamos, que cuando yo |
DON CARLOS | Ya lo sé.
|
DON DIEGO | Pues bien, ahora obedece lo que te mando.
|
DON CARLOS | Lo haré sin falta.
|
DON DIEGO | Al mesón de afuera. (A los dos criados, que salen con los trastos del |
DON CARLOS | Sí, señor.
|
DON DIEGO | Mira que lo has de hacer.
|
DON CARLOS | Sí, señor; haré lo que usted manda.
|
DON DIEGO | Muy bien... Adiós... Todo te lo perdono... Vete con Dios... Y yo sabré también cuándo llegas a |
DON CARLOS | Pues ¿qué hice yo?
|
DON DIEGO | Si te digo que lo sé, y que te lo perdono, ¿qué más quieres? No es tiempo ahora de tratar de eso. Vete. |
DON CARLOS | Quede usted con Dios. |
(Hace que se va, y vuelve.)
| |
DON DIEGO | ¿Sin besar la mano a su tío, eh?
|
Escena duodécima 2
DON CARLOS | No me atreví. |
(Besa la mano a DON DIEGO y se abrazan.)
| |
DON DIEGO | Y dame un abrazo, por si no nos volvemos a ver.
|
DON CARLOS | ¿Qué dice usted? ¡No lo permita Dios!
|
DON DIEGO | ¡Quién sabe, hijo mío! ¿Tienes algunas deudas? ¿Te falta algo? |
DON CARLOS | No, señor, ahora no.
|
DON DIEGO | Mucho es, porque tú siempre tiras por largo... Como cuentas con la bolsa del tío... Pues bien, |
DON CARLOS | No, señor, en mi vida.
|
DON DIEGO | Cuidado con eso... Conque, buen viaje. Y no te acalores: jornadas regulares y nada más... ¿Vas contento? |
DON CARLOS | No, señor. Porque usted me quiere mucho, me llena de beneficios, y yo le pago mal. |
DON DIEGO | No se hable ya de lo pasado... Adiós.
|
DON CARLOS | ¿Queda usted enojado conmigo?
|
DON DIEGO | No, no por cierto... Me disgusté bastante, pero ya se acabó... No me des que sentir. |
DON CARLOS | No lo dude usted.
|
DON DIEGO | Como oficial de honor.
|
DON CARLOS | Así lo prometo.
|
DON DIEGO | Adiós, Carlos. (Abrázanse.)
|
DON CARLOS | (Aparte, al irse por la puerta del foro) ¡Y la dejo!... ¡Y la pierdo para siempre! |
Escena treceava
DON DIEGO | Demasiado bien se ha compuesto dispuesto... Luego lo sabrá, enhorabuena... Pero no es lo |
(Se enjuga las lágrimas, toma la luz y se va a su cuarto. | |
El teatro queda solo y oscuro por un breve espacio.)
|
Escena catorceava
DOÑA FRANCISCA, RITA
(Salen del cuarto de DOÑA IRENE. RITA sacará una luz | |
y la pone encima de la mesa.)
| |
RITA | Mucho silencio hay por aquí.
|
DOÑA FRANCISCA | Se habrán recogido ya... Estarán rendidos.
|
RITA | Precisamente.
|
DOÑA FRANCISCA | ¡Un camino tan largo!
|
RITA | ¡A lo que obliga el amor, señorita!
|
DOÑA FRANCISCA | Sí, bien puedes decirlo: amor... Y yo, ¿qué no hiciera por él? |
RITA | Y deje usted, que no ha de ser este el último milagro. Cuando lleguemos a Madrid, entonces |
DOÑA FRANCISCA | Pues en eso consiste todo. Si él fuese un hombre despreciable, ni mi madre hubiera admitido su |
RITA | ¡Ay!, ahora que me acuerdo... Pues poquito me lo encargó... Ya se ve, si con estos amores tengo |
(Encaminándose al cuarto de DOÑA IRENE.)
| |
DOÑA FRANCISCA | ¿A qué vas?
|
RITA | El tordo, que ya se me olvidaba sacarle de allí.
|
DOÑA FRANCISCA | Sí, tráele, no empiece a rezar como anoche... Allí quedó junto a la ventana... Y ve con |
RITA | Sí, mire usted el estrépito de caballerías que anda por allá abajo... Hasta que lleguemos a |
DOÑA FRANCISCA | Te puedes llevar la luz.
|
RITA | No es menester, que ya sé dónde está. |
(Vase al cuarto de DOÑA IRENE.)
|
Escena quinceava
SIMÓN, DOÑA FRANCISCA
(Sale por la puerta del foro SIMÓN.) | |
DOÑA FRANCISCA | Yo pensé que estaban ustedes acostados.
|
SIMÓN | El amo ya habrá hecho esa diligencia; pero yo todavía no sé en dónde he de tender el rancho... |
DOÑA FRANCISCA | ¿Qué gente nueva ha llegado ahora?
|
SIMÓN | Nadie. Son unos que estaban ahí, y se han ido.
|
DOÑA FRANCISCA | ¿Los arrieros?
|
SIMÓN | No, señora. Un oficial y un criado suyo, que parece que se van a Zaragoza. |
DOÑA FRANCISCA | ¿Quiénes dice usted que son?
|
SIMÓN | Un teniente coronel , un oficial de caballería y su asistente. |
DOÑA FRANCISCA | ¿Y estaban aquí?
|
SIMÓN | Sí, señora; ahí en ese cuarto.
|
DOÑA FRANCISCA | No los he visto.
|
SIMÓN | Parece que llegaron esta tarde y... A la cuenta habrán despachado ya la comisión que traían... |
(Vase al cuarto de DON DIEGO.)
|
Escena dieciseisava
DOÑA FRANCISCA, RITA
DOÑA FRANCISCA | ¡Dios mío de mi alma! ¿Qué es esto?... No puedo sostenerme... ¡Desdichada! |
(Siéntase en una silla junto a la mesa.)
| |
RITA | Señorita, yo vengo muerta. |
(Saca la jaula del tordo y la deja encima de la mesa; | |
abre la puerta del cuarto de DON CARLOS y vuelve.)
| |
DOÑA FRANCISCA | ¡Ay, que es cierto!... ¿Tú lo sabes también?
|
RITA | Deje usted que todavía no creo lo que he visto... Aquí no hay nadie... Ni maletas, ni ropa, ni... |
DOÑA FRANCISCA | ¿Y eran ellos?
|
RITA | Sí, señora. Los dos.
|
DOÑA FRANCISCA | Pero ¿se han ido fuera de la ciudad?
|
RITA | Si no los he perdido de vista hasta que salieron por la Puerta de Mártires ... Como DOÑA FRANCISCA. |
RITA | Ése es.
|
DOÑA FRANCISCA | ¡Indigno!... ¡Hombre indigno!
|
RITA | Señorita...
|
DOÑA FRANCISCA | ¿En qué te ha ofendido esta infeliz?
|
RITA | Yo estoy temblando toda... Pero... Si es incomprensible... Si no alcanzo a descubrir qué |
DOÑA FRANCISCA | ¿Pues no le quise más que a mi vida?... ¿No me ha visto loca de amor? |
RITA | No sé qué decir al considerar una acción tan infame. |
DOÑA FRANCISCA | ¿Qué has de decir? Que no me ha querido nunca, ni es hombre de bien... ¿Y vino para |
(Levántase, y RITA la sostiene.)
| |
RITA | Pensar que su venida fue con otro designio, no me parece natural... Celos... ¿Por qué ha de |
DOÑA FRANCISCA | Te cansas en vano... Di que es un pérfido, di que es un monstruo de crueldad, y todo lo has dicho. |
RITA | Vamos de aquí, que puede venir alguien y...
|
DOÑA FRANCISCA | Sí, vámonos... Vamos a llorar... Y ¡en qué situación me deja!... Pero ¿ves qué malvado? |
RITA | Sí, señora; ya lo conozco.
|
DOÑA FRANCISCA | ¡Qué bien supo fingir!... ¿Y con quién? Conmigo... Pues ¿yo merecí ser engañada tan |