El profeta/El Crimen y el Castigo
El Crimen y el Castigo
Y uno de los jueces de la ciudad hizo paso adelante y dijo, «Háblenos del Crimen y del Castigo».
Y él contestó diciendo:
Es cuando tu espíritu vaga en el viento,
Que tú, solo y sin protección, les cometes un mal a otros y por eso a ti mismo.
Y por ese mal cometido tienes que tocar a la puerta de los bendichos y esperar por un rato sin que te hacen caso.
Como el océano es tu dios-mismo;
Se queda siempre no profanado.
Y como el éter levanta sólo a los alados.
Hasta como el sol es tu dios-mismo;
No sabe las formas del topo ni busca los agujeros del serpiente.
Pero tu dios-mismo no habita solo en tu ser.
Mucho que está adentro de ti todavía es hombre, y mucho adentro de ti ya no es hombre,
Sino un pigmeo amorfo que anda dormido en la neblina buscando su propio despertar.
Y acerca del hombre dentro de ti ahora hablo.
Porque es él y no tu dios-mismo ni el pigmeo en la neblina quien sabe el crimen y el castigo del crimen.
Muchas veces les he oído hablar de uno que comete un mal como no fuera uno de Uds., sino un desconocido y un intruso en su mundo.
Pero digo yo que aun como los santos y rectos no pueden subir más allá de lo más alto que está dentro de cada uno de Uds.,
Tampoco los malvados y los débiles pueden caerse más bajo que lo más bajo que está dentro de Uds.
Y como una hoja sola no se vuelve amarilla sin el conocimiento silencioso de todo el árbol,
También él que hace mal no puede hacerlo sin la voluntad oculta de todos de Uds.
Como un desfile Uds. andan juntos hacia sus dios-mismos.
Uds. son el camino y los caminantes.
Y cuando uno de Uds. se cae él se cae para los detrás de él, un aviso de la piedra tropezadora.
Sí, él se cae para los enfrente de él, quienes son más rápidos y más seguros en caminar, pero no quitaron la piedra.
Y esto también, aunque la palabra yace pesadamente en sus corazones:
El asesinado no falta responsabilidad por su propio asesino,
Y el robado no falta totalmente la culpa por ser robado.
El recto no está inocente de los actos del malvado,
Y él con manos blancas no está limpio de los actos del criminal.
Sí, el culpable muchas veces es el víctima del lastimado,
Y con aun más frequencia el condenado lleva la carga de él sin culpa.
No puedes separar los justos de los no justos y los buenos de los malvados;
Porque se quedan juntos antes de la cara del sol como el hilo negro y el blanco son tejado juntos.
Y cuando se rompe el hilo negro, el tejedor mirará en la tela blanca, y exminará el telar también.
Si uno de Uds. le echaría la culpa a la esposa no fiel,
Que también pese el corazón del esposo en las escalas, y mida el alma de éste con medidas.
Y que él quien lo azotaría al delincuente mire el espíritu del ofendido.
Y si uno de Uds. castigaría en nombre de rectitud y darle con hacha al árbol malo, que vea las raíces del árbol;
Y en verdad él hallará las raíces de lo bueno y lo malo, del provechoso y del infructuoso, todos entrelazados en el corazón silencioso de la tierra.
Y Uds. los jueces que quieren ser justos,
¿Cuál juicio le dictan Uds. a él que, aunque ser honesto con la carne es un ladrón con el espíritu?
¿Cuál pena le dan Uds. a él que mata físicamente pero es matado él mismo en el espíritu?
Y, ¿cómo lo procesan Uds. a él que por acción es mentiroso y oprimirador,
Pero quien también es apenado y víctima de atrocidad?
Y, ¿cómo castigarán a ellos cuyo remordimiento ya es más grande que sus actos malos?
¿El remordimiento no es la justicia que es administrado por esa misma ley que Uds. con ganas sirven?
Pero no pueden ponerles el remordimiento a los inocentes ni quitárselo del corazón del culpable.
Sin ser pedido el remordimiento llamará en la noche, para que las personas puedan despertarse y mirarse a sí mismas.
Y tú quien intentas entender la justica, ¿cómo la entenderás a menos que veas a todos los actos con toda luz?
Sólo entonces sabrás que los erugidos y los caídos son sólo un hombre de pie en el crepúsculo entre la noche de su pigmeo-mismo y el día de su dios-mismo,
Y que la piedra angular del templo no es más alta que la piedra más baja de sus cimientos.