El prisionero (Heredia)

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

El prisionero

A Geróme.


Abajo los muezines cesaron sus clamores,
El cielo de oro y púrpura se tiñe en el poniente;
Los cocodrilos buscan sus lechos en la fuente
Del río que adormece sus últimos rumores.

El jefe, en cruz las piernas, se mece en tentadores
Ensueños provocados por el haschisch de oriente,
Mientras con rudo esfuerzo surcando la corriente
Se encorvan en sus bancos dos negros remadores.

Feroz sobre la popa que estela el oleaje,
Raspando áspera guzla que destemplada suena,
Se inclina un rudo Arnauta de mirada salvaje;

Y entre la barca preso, sangrando en su cadena,
Un viejo Scheikh contempla, impávido y tranquilo,
Los altos minaretes que tiemblan en el Nilo.