El príncipe (Sánchez Rojas tr.)/Prefacio
Nicolás Maquiavelo nació en Florencia el 3 de mayo de 1469. Fué secretario del Gobierno dei dieci, de los diez, al implantarse la República Florentina, en 1494, cuando apenas contaba veinticinco años de edad. En sus escritos, que llevan el titulo general de Legazioni e Comissioni, describe sus embajadas en Francia, en Alemania y en Italia, que desempeñó hasta el año 1512. Tornando los Médicis al Señorio de la ciudad, Maquiavelo fué acusado de conspirador, siendo encarcelado y torturado y perdiendo, como era natural, su cargo de secretario. Pero en la cárcel no dió paz a la pluma, consiguiendo, con sus escritos, el favor de los Médicis. Sus obras más importantes son L'arte della guerra, Ordinanza della Fanteria, Ordinanza della Cavalleria, Discorsi sulle Decade di Tito Livio, Discorso sulla lingua, Mandragola, Discorsi morali, Istorie Fiorentine, y, sobre todo, este delicioso Il principe, que en castellano ofrecemos hoy a los lectores de esta «Colección Universal».
El príncipe ha sido la obra más discutida, ensalzada y denigrada de Maquiavelo. Pero como escribe Pascual Villari en su maravilloso libro Machiavelli e i suoi tempi, «nunca ha existido nadie menos maquiavélico que Maquiavelo, quien dijo siempre todo lo que quería decir; más fácil es tacharle de cinico que de pensadas reticencias o de ocultas intenciones en sus libros». Entre las opiniones de Gentile, Wicquefort, Rousseau y Alfieri, que elogian a Maquiavelo sobre toda ponderación; Macaulay y Artaud que lo admiran censurando su índole moral, y Voltaire, Federico el Grande y Dugald Stewart, que lo denigran e insultan con todo linaje de violencias, pasando por el buen jesuita padre Luchessini, que ha escrito todo un volumen para contarnos las necedades que él ha visto en El príncipe del secretario florentino, el hombre ponderado y discreto del siglo XX tropieza sencillamente con un maravilloso libro, lleno de sagacidad y de realismo, que nos demuestra lisa y llanamente que son los hombres y no las ideas las que rigen y gobiernan a los pueblos.
Maquiavelo, olvidado y preterido de sus conciudadanos, murió en su ciudad de Florencia el 22 de junio de 1527.